martes, 15 de enero de 2013

Defensa de la POLÍTICA


El concepto de política solo se aquilata mediante la acción honesta en pro del bien común.

Dicen que en los foros digitales quien escribe con mayúsculas grita. León Felipe sostuvo que el español no grita cuando habla, sino que habla desde el fondo del pozo de la Historia y quiere hacerse oír. No es normal en nuestros días defender ni reivindicar la política. Pocas palabras de nuestro léxico tan maltratada como ella, aunque la usemos incesantemente y, casi como por arte de birlibirloque, no se desgaste ni el uso la erosione de modo que pierda totalmente su sentido y nos obligue a buscar una palabra que la sustituya: "gestión", por ejemplo, tan administrativa como suena, y que no puede competir con ella ni por asomo, aunque esté tan de modo lo de "gestionar" los sentimientos, el trabajo, los conflictos, los traumas, los proyectos, los objetivos..., todo es gestionable, y sugestionable... Lo primero que ha de quedar claro es que no existe la política sin políticos, aunque suene a perogrullada. Sí que existe la literatura sin lectores, por ejemplo, e incluso sin obras reconocidas como tales, como lo prueba la existencia de  autores "sin obra", de quienes tan afín se siente Vila-Matas, por ejemplo. Así pues, defender la política en nuestros días es defender la acción política de muchísimas personas dedicadas en cuerpo y alma -con trajes sin bolsillos interiores ni de doble fondo- a hacer más fácil y confortable la vida de sus conciudadanos, dispuestas a dejarse la piel en el intento de no aceptar negativas de instancias superiores de gobierno frente a demandas populares de estricta justicia, ahí está la dimisión de cargos del PP tras el "cerrojazo" de las urgencias en Castilla-La Mancha, por poner un ejemplo de quienes no suelen ser ejemplares en la vida pública. El "primer vecino", se suele llamar al alcalde. Y ese vínculo con la realidad, que se va debilitando escalón a escalón, a medida que se asciende en el entramado complejo de los cargos representativos, es lo que hemos de recuperar. A ello contribuirá, sin duda, la posibilidad de que el pueblo verdaderamente elija en listas abiertas a quienes quieran que sean sus representantes, no los elegidos por el Partido -en cuyo seno las luchas por conseguir la poltrona dejan pequeña la conjura de los Idus de marzo- para ese menester. De hecho, incluso sería conveniente que, dado que el Parlamento representa a la totalidad del pueblo soberano, sin parcelas territoriales -para eso supuestamente se inventó el Senado-, todo el Estado fuera una sola circunscripción en la que votar a los candidatos que nos merecieran más confianza.El sistema representativo me parece adecuado, porque el sistema asambleario es inoperante para una realidad estatal, pero deberían existir algunas salvaguardas de tipo jurídico que impidieran "estafar" a los votantes mediante promesas electorales que se incumplen, después, sistemáticamente.
La actividad política es dura, y  la dedicación full time a la profesión, propia de las profesiones vocacionales típicas, como la medicina o la docencia, merece todo el respeto de la ciudadanía que se ahorra una dedicación que otros asumen de buen grado, pues la recompensa, en términos de satisfacción, por ser útil  a la comunidad, no tiene parangón. Ahora bien, el sueldo del Presidente de Gobierno de España habría de ser el techo remunerativo de la dedicación política, tanto en el poder político como en el judicial. El escándalo del abuso de los dineros públicos sin control ninguno debilita tanto la actividad política que mueve a pedir la desaparición de la misma. Con todo, quienes confunden la política con los políticos corruptos esconden turbios intereses totalitarios que conviene descubrir a tiempo para no ser cómplices, llegado el caso de un cambio de tornas. Es más noticia la corrupción, sin duda, pero deberíamos prestar atención, también, a ejemplos positivos de democracia directa como el de la ciudad de Albacete (145.000 vecinos) que eligieron las prioridades presupuestarias del ayuntamiento, como ocurrió en otras poblaciones. De ahí vendrá, sin duda, el enaltecimiento de la política, de esas prácticas que se oponen frontalmente al secretismo y el mangoneo de los partidos políticos que secuestran, mediante las elecciones, la voluntad popular. Siempre me ha parecido ejemplar lo que sucede en Usamérica: los vecinos prestan una inusual atención a la creación del presupuesto anual (budget), están presentes en las discusiones municipales, a puerta abierta,y aspiran a influir en la confección del mismo mediante su participación. Desde luego, la política bien entendida empieza por el bien ajeno y por el desinteresado espíritu de servicio frente a la red de intereses creados, tipo Güemes, Rato, Aguirre, González, De Paz, etc., que ahora se teje ante nuestras narices indignadas.

2 comentarios:

  1. Valiente alegato en favor de la política en un tiempo en que ha quedado tan fenomenalmente desprestigiada … por obra y acción de multitud de políticos profesionales que la han hundido en la consideración popular. Puede ser que el sistema que tenemos aliente la corrupción por su tendencia a la partitocracia que se erige como única organización posible de lo político sin que tengan nunca que responder los supuestos representantes ante los representados. Pero no comparto ese espíritu tan positivo hacia la potencialidad de lo político que muestra el firmante de este artículo. Lo fui, ciertamente lo fui, y no digo que no haya alcaldes de localidades pequeñas que sean dignos representantes de su colectividad y que lo hagan con suma dignidad. No digo que no. Pero la acción política, la que se maneja por encima de los ciudadanos y al margen de ellos … forma parte medular de ella. Los ciudadanos no comprenden las razones económicas. Es demasiado complejo. Y las explicaciones que encuentra a esta crisis no alientan a la confianza en la política que fue esencialmente miope ante lo que podía venir … Aquellos años de bonanza, de expansión, de ladrillazo fueron fomentados por todas las administraciones públicas que no pusieron coto alentando a los ciudadanos a enriquecerse y a gastar por encima de sus posibilidades … Así funcionaron ayuntamientos, entidades financieras, ministerios … en un juego que pensaba que aquello era infinito. Y el ciudadano medio participó de aquel juego sin pensar en sus consecuencias y sin tener la visión ponderada de políticos que hubieran alertado del peligro que se estaba gestando y que era evidente … Desconfío de una clase política tan incapaz de entender la realidad y el mundo … y desconfío de quienes están tan confusos que son incapaces de salir de sus cuarteles de invierno temiendo ser osados u ofrecer otra política diferente que es lo que están haciendo los socialistas instalados en una inacción peligrosísima. No sé quién nos sacará de esto. Ellos no, desde luego. Y el ciudadano se siente solo, sin posibilidad de esperar nada de una clase política incapaz … que solo está alerta a lo que sucede en los índices de cotización, la prima de riesgo … ¿No es esto obra de gestores y no de políticos? No sé si la política se recuperará de esto. Lo dudo. Haría falta Prim o un Lincoln que tuviera potencia, claridad de ideas y un proyecto fiable y convincente. Y eso no tengo la confianza de que ocurra. La política se hunde en su propia mediocridad. al margen de la actuación meritoria de alcaldes de pueblo.

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  2. El político es necesario, pero no así la clase política como tal.

    ¿Es necesaria la profesión de político? Puede ser. ¿Es necesaria la carrera (profesional) de político? No.

    Ahora que existe internet y el DNI electrónico, deberían extenderse los referéndums y empezar a crear una democracia más participativa. La gente no participa en política porque, se preocupe o no, funcionará igual (de mal). ¿De qué sirve mirar los presupuestos si luego nos pondremos de mala leche? Eso por no hablar de que no están hechos para ser entendidos, sobre todo hoy en día que cada vez más en política los presupuestos van a menudo a empresas subsidiarias que sirven para que las tareas de funcionariado básicas las realicen trabajadores mal pagados.

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