jueves, 23 de octubre de 2014

Los hombres sí lloran... (por "hacer" la independencia)


                         


Derecho al gimoteo (o hipido), al singulto y a la lagrimilla (aunque sea fácil).


Salgo en ardorosa defensa del señor Jordi (Si para Fassbinder "Todos nos llamamos Alí", ¿por qué para mí no se van a poder llamar Jordi todos los independentistas?) Junqueras a propósito de lo que muchos, despiadadamente han tomado a chacota: la efusión erótico-sentimental-patriótica a la que ha dado rienda contenida en una entrevista en la radio delante de una de las musas de su independentismo de aldea, sobrado (8ª acepción), campanario y sacristía. Me parece intolerable que haya habido tantos compatriotas y conciudadanos -los primeros exclusivos suyos; los segundos, constitucionales, porque no le queda más remedio- que hayan denunciado como ridícula esa espontánea manifestación de quien, la piruleta delante de la lengua -versión adaptada a su ideología del mito de Tántalo en quienes no comparten la suya-, ve que no llega el momento de dar el lametazo de alivio, reparador y tonificante, y gimotea como el niño grande que es porque no le dejan salirse con la suya. A mí me ha parecido una confesión admirable de fragilidad humana; una fragilidad que enseguida he elevado de anécdota a categoría. Sus secuaces, algunos ya a coces, le están pidiendo "marcha", "acción", "contundencia", "duis" y movilizaciones cada vez más coercitivas, al estilo de las pegatinas amarillas que identifican los comercios del Régimen y los antipatrióticos y los compradores patrióticos y los quintacolumnistas que quieren sabotear el nuevo país, un modo bien pacífico de seguir luchando por la división total e irreconciliable de una sociedad catalana en la que, por la parte de los divisores, no se aprecian signos de reflexión sobre el terrible horizonte a que esa acción nos conduce, a pesar de que dos no peleen si uno no quiere, que es el caso. Los que no queremos esperamos el día de las urnas constitucionales para hablar alto y nítido de nuestro rechazo al enfrentamiento entre catalanes y a que unos pretendan convertir por la fuerza a los otros en extranjeros en este territorio de todos. Pero me desvío. Yo quiero hoy insistir en la denuncia de toda esa ausencia de caridad cristiana que ha tenido a bien pasar por el túrmix de la chacota, y aun de la burla despiadada, la prístina emoción humana de un líder llamado a tener un peso específico indiscutible en la política catalana (sí, aún más; pero sin Mas). Molesta la exhibición de la fragilidad psíquica, porque hay mucho intolerante-machista suelto que no soporta la lagrimilla en el ojo del macho, sea catalán o ibérico, y algunos extremistas hasta se han apuntado al descalificativo infame (nenaza), que me parece que solo descalifica a quien lo enuncia, a demás de dejar patente su ceguera esencial: ¿Nenaza, Junqueras? ¡Por el amor de las balanzas! (no las fiscales, claro, de eso hablaremos otro día; como Tip y Coll lo hacían del gobierno, ahora que parece que hayan pasado de moda, porque un disparate cierra mil escaparates previos). Ha hecho muy bien el señor Junqueras en mostrarnos su corazoncito y su almario, porque todos lo tenemos, aunque no como los suyos, por supuesto, ni en continente ni en contenido, pero todos somos humanos, al fin y al cabo, aunque le pese, es decir aunque esto contradiga su conocida teoría de que los humanos catalanes son distintos y superiores a los humanos del resto de España, por ejemplo, porque no otra conclusión puede deducirse de que en ese territorio áspero y cavernícola de España todo se haga mal y solo en el futuro independiente de la Cataluña de sus sueños húmedos y secos, se haga todo a la perfección. Este todo suyo él no lo relaciona con total ni con totalitario, pero tienen mucho que ver: las raíces no mienten, y las etimológicas menos.
En fin, hago un llamamiento desde la modestia de este blog al que pocos se acercan para que, al menos quienes por aquí se pasen, se hagan eco de esta protesta encendida y ardorosa contra una injusticia cometida contra un ciudadano prominente y preeminente de nuestra querida patria catalana. Reivindiquemos la fragilidad masculina, el gimoteo, la ternura, la dulzura y hasta el añiñamiento. Nadie nunca nos puede exigir que seamos sobrehumanos, y menos aún inhumanos: exhumemos de nuestra naturaleza todas nuestras fragilidades y aireémoslas como higiénica medida saludable: ellas son la prueba de nuestra humanidad sin fronteras. ¡A ver si repara en ello!

sábado, 11 de octubre de 2014

Retorno al pasado asfixiante... La Barcelona carlista.



                   Buena parte de mis amigos barceloneses no lo son propiamente de nacimiento, sino que vinieron a esta feria de las vanidades en remotos pueblines de veguerías. Barcelona, así pues, vista desde las comarcas, sobre todo desde las lejanas -yo viví en Berga un año-, era, hace mucho tiempo, como Berlín para los bavarianos: una babel y el reino del anonimato, el lugar por excelencia "donde pasar desapercibido", frente a la notoriedad del terruño, donde se ejerce, y ahora con el Movimiento Nacional eso se ha multiplicado hasta la indecencia, un férreo control social del individuo, quien, como agua de mayo necesita escaparse de tanto en tanto a la babel barcelonina para sentirse "libre", sin la coerción a todos los niveles: sexual, ideológico, religioso, cultural, económico, etc., con que la vida "local" presiona a quienes no les queda más remedio que vivir sometidos  a ese control que puede llegar a desquiciar a quien se sienta antes individuo que masa. 
                  El Movimiento Nacional que padecemos, como buen movimiento de masas a imagen y semejanza de los muchos que ha habido y que habrá en el mundo, aspiran a la uniformidad ideológica, religiosa y cultural. Cualquier opositor a los credos respectivos es un "sospechoso de desafección" cuya tibieza se irá midiendo hasta que llegue a cierto punto a partir del cual se convertirá directamente en un "traidor" a la causa, en un anticatalán como los antiespañoles que catalogó, algunos con ficha policial -parecida a la de esa encuesta domiciliaria de la ANC-, el Movimiento Nacional que les sirve de modelo.
                  Alguno de ellos, que ha regresado, por circunstancias de la vida, al lugar de nacimiento, y no comulga con la reductio ad absurdum que significa la ideología que nutre el Movimiento Nacional, donde no cabe la discrepancia y mucho menos la crítica, empieza a notar una falta de oxígeno en la atmósfera que no sabe si tendrá carácter letal para su supervviencia como individuo orgulloso de haberse hecho a sí mismo mediante lo mejor de los demás. Donde solo se respira efervescencia patriótica, ¿cómo puede sobrevivir el acostumbrado a respirar la libertad de la gran urbe? 
                 Algún amigo, residente en Madrid, que había comenzado a notar esa asfixia en el Madrid del PP y que estaba dispuesto a instalarse en Barcelona, por el bien de su libertad personal, ha desechado ya la idea y concentra sus esfuerzos en la posibilidad de que Madrid deje de ser la capital del PP para ser la capital de todos los madrileños.
                 Vienen estas reflexiones a cuento de un artículo aparecido en El Pais sobre hacia dónde se "despeñaba" Barcelona como ciudad, porque lleva todas las de perder al "localizarse" a imagen y semejanza de los núcleos ruralistas que dominan el todopoderoso Movimiento Nacional del que ser excluido puede provocar la desgracia de no pocos pobres de espíritu. A día de hoy, para un barcelonés como yo, la realidad de su ciudad es la de un espacio proyectado hacia el turismo masivo y con muy poco que ofrecer al ciudadano, sobre todo si reside en un barrio del extrarradio. Sí, el ayuntamiento se gasta el oro y el moro en las fiestas patronales, ayuda con generosidad al hermano mayor dilapidador, la Generalitat, y destina poco o nada a las necesidades de los "desamparados", acaso porque estos se expresen en lenguas incomprensibles para las autoridades, acaso porque les sale el ordenancismo neoliberal y recurren al que cada cual se espabile como pueda.
                   Uno, que vive en el cogollito de la ciudad, por donde las grupos turísticos imponen su ley, se siente marginado en su ciudad, relegado a la condición de figurante para que los turistas no se quejen de que el decorado es demasiado artificial que no hay extras que cumplan su papel a la perfección, como en el Show de Truman. Y en ello estamos. Mientras,  Ada Colau -a la que las lenguas viperinas le han sacado ya lo de Anda Colocá...-  prepara su revolucion en la sombra con la inestimable colaboración del ejército de los 15.000 firmantes que la respaldan. Los barceloneses, por nuestra parte, seguimos perplejos, dubitativos, escépticos...Con todo, entre vivir en Castellfollit de la Roca y vivir en Barcelona, sigue sin haber color, a pesar de la belleza de la primera y del descuido en que el ayuntamiento tiene a la segunda, cada vez más sucia, desgreñá y gritona/vomitona... Del centro mundial del diseño a la Barcelona de olla y sacristía hay más que un trecho: hay un Movimiento Nacional por medio...      

domingo, 5 de octubre de 2014

ANCVON LLAMA A SU PUERTA...

¡Vuelve la venta a domicilio! Las crisis son una oportunidad de negocio, dicen los expertos económicos, pero, a veces, nos traen lo más casposo de nuestro pasado premoderno de la compra-venta. En estos tiempos de transacciones on-line, pagos con móviles y compras mediante la red, la presencia de un vendedor en tu puerta, como yo lo fui en mi primera juventud, nos causa una poderosa extrañeza, nos trae un regusto añejo que incluso nos incomoda, porque sabemos que el vendedor pretende ganarse las habichuelas y uno, según sea su presupuesto, no está para practicar la caridad directa, sino la indirecta a través de ONGs reconocidas, como Médicos sin Fronteras.
 ¿Qué venden estos vendedores crisísticos? ¡Nada menos que paraísos! En poco tiempo han desfilado por mi puerta los entrañables y disparatadosTestigos de Jehová, los mormones gemelares norteamericanos, especie que creí desaparecida de nuestro hábitat, los Adventistas del Séptimo día, los no menos entrañables Hare Krisna, tamborcillo y platillos incluidos y un mas que antediluviano olor a pachulí, y, recientemente, los misioneros del Movimiento Nacional de la ANCVON, que, con la excusa de una encuesta mirífica, venían a ofrecerme la creación de CatJauja con derecho a casi todo, incluso a tener cuentas opacas en Andorra después de concederme la intermediación en algunas obras públicas... Muy majos. Me ha parecido, por un momento, la eclosión de color de El mago de Oz, y me he sentido una Judy Garland pizpireta recorriendo mis dominios feéricos... He de agradecer una visita que me ha llevado, de la mano, a un paraíso tan a mano, porque me ha parecido, de repente, ¡tal me lo han pintado!, que no solo por ser Joan Pères iba a ser el colmo de la sabiduría, sino que, así mismo, iba a perder los 10 kilos que me sobran, volvería a crecerme en el claro capilar el tupé que tuve, mi potencia sexual iba a crecer geométricamente, me convertiría poco menos que en Petronio árbiter, superando mi acendrada patanería, y que, envuelto en la cubanyera -ellos la llaman la estelada histórica (bueno, ellos a todos lo llaman histórico)- ¡hasta sería capaz de volar! para poder abarcar, a vista de àguila -se les ha escapado que pensaban poner l'ase català a la cubanyera...-,  la nostra terra, la millor terra del món... Me recomendaban un tratamiento de manifestaciones constantes, dominio del amarillismo en el vestuario, votar en conciencia (histórica y catalana, claro, la única posible) a sólo cuatro formaciones políticas y, finalmente, y lo han dejado caer como si lo hubieran dicho por casualidad indeseada, una donación generosa a ANCVON para mantener el ritmo de vida frenético de su Capitoste Sección Femenina y contribuir, si daba el paso de la adhesión inquebrantable -militante premium, sería considerado- a las inmarcesibles glorias eternas de la patria. De momento, me dejaban un póster firmado de la Forcadell como anticipo... En ese momento, claro está, he alegado las lentejas en el fuego y, sin mas, les he dejado  en el sombrío vestíbulo de la escalera ante la República independiente de  mi casa...