lunes, 17 de noviembre de 2014

Fisking a la oquedad del Psoe



Fisking al HACER, dicho,  del Psoe en su acuerdo de ciudadanía de Zaragoza.


Aficionado a fiskingar documentos socialistas –que conste que hay perversiones peores…–, me encuentro en la red con el pdf de este monumento a la nesciencia que es la declaración zaragozana del Psoe reunido para propulsarse hacia no saben dónde, no acogida a los benéficos efectos del manto de la Pilarica, desde luego, a juzgar por la torpeza enunciativa, la pobreza ideológica y el exceso de retórica huera, castelarina, con que los socialistas españoles han oficiado un acto de reafirmación en su orfandad ideológica, combatida, sin embargo, con un asalto mediático que está, a mi modesto parecer, lejos de rendir los frutos que ellos esperan. Se acumulan muchas contradicciones, muchos “cariños” dedicados –confundiendo a los destinatarios– que causan vergüenza ajena, mucha desorientación mediática, mucha incongruencia conceptual y un exceso de estilo huero y pseudocómplice que, también a mi modesto entender, no acorta la distancia a la que se encuentra ahora mismo el Psoe de buena parte de la población desencantada, por una parte, y responsable, por otra, de “lo que ocurre”. El votante se ha convertido en cliente y, como paga –vota–, manda, nada que escueza se puede ni se debe decir de él. Y así nos luce el pelo. Comento dicho documento, aunque al hacerlo se dé uno cuenta de que el Anexo al anterior, de Valencia, de 5 de noviembre del presente año, vale por todo el presente.

España sufre la mayor crisis institucional desde la instauración de la democracia. Lo reflejan las encuestas, lo expresan los medios de opinión, lo vive y comenta la ciudadanía española.  
[La que llevó a los Pactos de la Moncloa, se ve que no era manca. Y la del golpe de estado de Tejero, tampoco. Las fuentes no son precisamente muy fiables: la demoscopia española sí que esta en crisis de credibilidad. Los del CEO auguraban que sólo se abstendría el 7% en el carnaval consultivo secesionista, por ejemplo. La de La Vanguardia y El Periódico le daban a Mas, en el último de sus adelantos electorales, mayoría sobradísima. Los medios de opinión lo tienen todo de medios de comunicación “a” las masas, pero no “de” ellas, ¡hasta ahí podríamos llegar”, se dirán, escojonaos de la risa. Y los comentarios ciudadanos, pues cada uno de su capa un sayo, como corresponde.]
Se produce cuando disponemos de la mejor Constitución de nuestra historia, la que mejor ha contribuido a la estabilidad y el progreso de nuestro país y la que ofrece mayores garantías a nuestros derechos. Y, sin embargo, hoy los ciudadanos y ciudadanas muestran su voluntad de regenerar la democracia española.  
[¿Implica, acaso, lógicamente, lo segundo un cambio de la primero? ¿No puede haber regeneración sin cambio constitucional? Lo que habrán de cambiar son las leyes permisivas que toleran la corrupción, ¿no? ¿No es contradictorio proponer la regeneración de “la mejor Constitución de nuestra historia”, “la que ofrece mayores garantías a nuestros derechos”? ¿Cómo “regenerar” lo que ya es excelente?]
La respuesta conservadora a la crisis ha eliminado, en buena medida, la seguridad y protección que ofrecía el Estado de Bienestar creado en los años ochenta y noventa del pasado siglo por la acción de los distintos gobiernos socialistas. La clase trabajadora y media se han convertido en las víctimas principales del proceso en el que la crisis económica se transformaba en una profunda crisis social. 
[Así enunciado, se da a entender que el “Estado de Bienestar” ofrecía esa seguridad y protección independientemente de cuáles fueran las condiciones económicas del país, y que constituyen algo así como un gasto al que las circunstancias económicas no han de afectarle de modo alguno.]
 El malestar ciudadano ante el retroceso en sus derechos, el deterioro de los servicios públicos y el empobrecimiento de las clases medias trabajadoras, no consigue apagarse con la propaganda del Gobierno ni, menos aún, por la leve mejora de algunos datos económicos que, aun siendo bienvenidos por el PSOE, nunca se traducen en expectativas reales para sus vidas que les alivien su sufrimiento, sus sacrificios, su desesperanza.  
[Pues no deberían bienvenidarlas si su contrapartida es, curiosamente, el “retroceso, el deterioro y el empobrecimiento”, dado que en modo alguno contribuyen a revertir la situación.]
Es un juicio que ha adquirido, en el último año, una dimensión distinta de la mano del reto a la supervivencia misma del Estado planteado por fuerzas independentistas que promueven la secesión de Catalunya de España.  
[El “juicio” ¿se refiere a “todo” lo anterior” o solo a lo de la “regeneración” de lo que se considera excelente?]
El Presidente de la Generalitat ha burlado su condición de representante de todos los catalanes y ha preferido una actuación personal y partidaria, que ha provocado una grave fractura en una sociedad plural como es la catalana. Pero el Gobierno de España no ha comprendido la dimensión del reto ni ha querido plantear alternativas para, sin lesión de la igualdad de trato de todos los españoles, atender los problemas que el Estado Autonómico muestra hoy en Catalunya y en el conjunto de las Comunidades Autónomas.  
[“Alternativas para, sin lesión de la igualdad de trato de todos los  españoles, atender los problemas que el Estado Autonómico muestra hoy en Catalunya.” Dejando de lado que Cataluña en castellano se escribe con eñe, porque no escriben, estoy seguro München, sino Munich; es notoriamente demagógico plantear que no se lesione la igualdad de trato de todos los españoles cuando lo que se plantea, a nivel simbólico y político es la soberanía plena de una parte del territorio.]
El PSOE reitera su estima a la ciudadanía catalana. Los socialistas reafirmamos hoy nuestra convicción de que Catalunya forma parte inseparable de España, de que España no se entiende sin Catalunya, y de que los retos que sufre la población catalana y el resto de España en forma de desigualdad, pobreza laboral y desempleo, sólo podremos resolverlos juntos. Estamos convencidos de que las dificultades de reconocimiento que encuentra Catalunya pueden y deben resolverse en el marco de una reforma de la Constitución que afecte al conjunto de las Comunidades Autónomas y ciudades con Estatuto de Autonomía.  
[Corrección política y miopía al ciento por ciento. Olvidemos por un momento la salsa rosa de los cariños, que no hace más daño que el estético, y centrémonos en la errónea concepción que tienen de esa realidad social y política a la que llamamos Cataluña. Con un 30% de independentistas y un 70% que no lo somos, ¿de qué hablan cuando dicen “Cataluña”, en quiénes piensan, a quiénes se dirigen? ¿Qué entienden por “reconocimiento”? La vaguedad, de nuevo, es el principal motor del “recambio” socialista. Y así no se llega sino al fracaso. ¿Por qué no consideran que la verdadera anomalía catalana es que el poder político esté en manos exclusivamente de ese 30% frente a la mayoría real?]
Pero hoy vivimos, también, en un contexto de deterioro sin precedente de la imagen de las principales instituciones del país, manchadas por numerosos escándalos de corrupción de cifras millonarias que contrastan con las estrecheces cuando no la pobreza de sectores enteros de la ciudadanía. Una corrupción que incluye a cargos públicos y representativos que utilizan esa condición para su beneficio personal y que, en ocasiones, organizan tramas que han llegado a financiar ilegalmente al partido del Gobierno, como es el caso de la actual cúpula dirigente del Partido Popular.
[No mencionar los ERE de los conseguidores andaluces o la corrupción de Pujol y familia es dejar muy coja la queja, la verdad. ¿Para cuándo un replanteamiento de la “descentralización” del poder que supone que el más cercano a los ciudadanos, el municipal, sea el más corrupto?]
No es posible ignorar que la crisis institucional alimentada por todos estos fenómenos es la manifestación más grave de la crisis política, hasta el punto de que se está convirtiendo ya en un obstáculo real para la recuperación económica, la creación de empleo y la proyección de España en el mundo.  
[Parece más un brindis al sol que un juicio fundado el hecho de que una crisis política sea un obstáculo para la creación de empleo. ¿Crea empleo la política, si no se hacen planes E, como el de Zapatero? ¿Cuánta inversión pública es capaz de inocular un partido en el sistema, sin que haya una mejora objetiva de nuestros recursos?]
El PSOE, consciente de que un elemento clave de la crítica ciudadana afecta a los partidos políticos, ha comenzado la revisión de su organización y funcionamiento, empezando por sí mismo. La elección del Secretario General por el voto directo de los militantes, las elecciones primarias para elegir a nuestros candidatos; la transparencia de las cuentas del Partido y del patrimonio e ingresos de nuestros cargos, la ejemplaridad y contundencia ante casos de corrupción, son las pruebas iniciales de este propósito.
[En las primarias para alcalde de la segunda ciudad española, Barcelona, apenas votaron, en la segunda vuelta decisiva, 5.200 personas de un censo “llamado” de 1.100.000 y de un censo posible de, ¿ponemos un 10% de los votos de las últimas municipales 535.232?,  lo ponemos, ¡ea!: 53.523. En este caso el poder de los números es tan contundente como humilde habría de ser la apuesta de acercamiento a la ciudadanía de un partido como el Psoe. La transparencia es buena, pero ni siquiera el voto directo de “solo” los militantes es una buena señal: la realidad va por delante de eso.]

Hoy queremos reiterar nuestro compromiso con el sistema constitucional y estamos dispuestos a liderar un nuevo pacto ciudadano que regenere nuestra democracia, la dote de mayor legitimidad y la prepare para afrontar los nuevos desafíos de nuestra época con el fin de volver a hacer de España un proyecto atractivo y compartido que dé seguridad, libertad y garantías de progreso y bienestar a todos sus ciudadanos y ciudadanas. 
[“Estamos dispuestos a liderar”. A ofrecerse, en primer lugar, puesto que vienen desde muy abajo en la estimación social. Por otro lado, si tan excelente es nuestra Constitución, ¿cómo cabe dotarla con mayor legitimidad? ¿Son partidarios de que cada  generación haya de renovar la aprobación de la constitución? De ahí al “proceso constituyente” por el que claman en Podemos, no media un paso.]
Los socialistas proponemos la renovación del pacto constitucional a través de una reforma de la Carta Magna, un compromiso de regeneración democrática y la convocatoria urgente de una Conferencia de Presidentes. 
[Ah, la bicha de la ambigüedad para no decir nada que sea algo más que esa nada permanente… ¿“Conferencia de Presidentes” significa que el del gobierno va en el lote, con igual rango, o que la convoca y la preside? Se les escapa el federalismo soberanista: cada autonomía soberana y todas federadas, porque ese es su proyecto federal, en el fondo, y en Granada.]

 Proponemos, en primer lugar, abordar una reforma parcial de la Constitución que salvaguarde sus señas de identidad pero que permita afrontar con éxito sus tres retos esenciales: 
1. Blindar el sistema de derechos, libertades y la igualdad de todos los españoles. Creemos que la reforma debiera dotar del máximo reconocimiento y del máximo nivel de protección al derecho de la salud y a la seguridad social; ampliar el ámbito del derecho a la igualdad de trato y la no discriminación; convertir en derecho ciudadano el derecho a pensiones suficientes y a un sistema de servicios sociales y garantizar el acceso a la educación en condiciones de igualdad. 
[¿Y nuestra actual Constitución no nos garantiza el derecho a la salud y a la seguridad social? ¿Qué se entiende por pensiones “suficientes”? ¿Después de todos sus años de gobierno aún no se ha garantizado el acceso a la educación en condiciones de igualdad? ¿No habrían de pedir el perdón y la clemencia de los ciudadanos, entonces?
2. Modernizar nuestra democracia. Creemos que la reforma debiera  ampliar los espacios de participación ciudadana en la toma de decisiones por el Parlamento y por el Gobierno; mejorar la representatividad de los parlamentarios; reducir a la mínima expresión los aforamientos; finalizar con los indultos por causas políticas; asegurar la transparencia en el funcionamiento de las instituciones públicas; abrir y hacer más transparente a los partidos políticos; incrementar los mecanismos de prevención y castigo penal ante los casos de corrupción política.  
[Saltó el tótem, como la vulgar liebre: “modernizar”. Y hallóse la piedra filosofal. Ahora bien, ¿cómo se traduce, a nivel operativo, lo de “ampliar los espacios de participación ciudadana en la toma de decisiones por el Parlamento y por el Gobierno”? ¿Nos propone el Psoe pasar de la democracia representativa a la democracia asamblearia? ¿De qué manera se construye un “espacio” en que participen los ciudadanos para que el Gobierno de la nación tome sus decisiones? ¿O se nos convoca a una democracia referendaria, al estilo de la Suiza? Para la transparencia institucional bien que podían haber puesto siquiera la primera piedra durante tantos años de gobierno, pero prefirieron lanzarla y así la tenemos hoy, hecha añicos. Pero de la asunción de responsabilidades, nada de nada. Se adhieren al “adanismo” político, pero no pueden. Ni deben. So pena que dejen de ser el partido que son y comiencen, como sus adversario Podemos, desde cero.]
3. Transformar la España autonómica en la España federal. Resolver las disfunciones del Estado de las Autonomías provocadas tras más de tres décadas de existencia. Nos reafirmamos hoy en la Declaración “Hacia una estructura federal del Estado” que aprobamos en Granada, en el verano de 2012, para una reforma que delimite la atribución de competencias, consagre los principios del sistema de financiación, prevea instrumentos concretos de cooperación y lealtad institucional; redefina el papel y la composición del Senado, reconozca eficazmente las singularidades y hechos diferenciales de algunas Comunidades Autónomas y determine la financiación y las competencias de las Entidades Locales, mediante una nueva Ley de Bases del Régimen Local y de Haciendas Locales, que garantice la prestación de los servicios públicos básicos a todos los ciudadanos y ciudadanas. 
[Volvemos a la cantinela del “reconocimiento” y se añade la teoría nacionalista de los “hechos diferenciales” que, como bien todo el mundo sabe esconden un “esto es Baviera, yo soy Strauss, y aquí se hace lo que yo digo y el gobierno central tiene prohibido el paso, la voz y el voto”, sin que, para tales reconocimientos se tenga en cuenta más representación política que la de los nacionalistas, aunque sean minoría, como en Cataluña se acaba de demostrar en charlotada consultiva organizada ¡por ellos mismos!, como perfecta muestra del “hecho diferencial”, por lo que se ha visto.]
Sabemos que estas propuestas no tienen por qué ser compartidas por todos y también sabemos que otras fuerzas políticas pueden centrar sus iniciativas en otras cuestiones. El resultado de la renovación del acuerdo de ciudadanía, por ello, será distinto de cualquier punto de partida si se persigue, tal y como proponemos los socialistas, desde el diálogo, la negociación y la búsqueda del máximo consenso, para alcanzar un nuevo pacto constitucional que votemos todos los españoles y españolas.  
[Al margen de la dificultad intrínseca (por no decir ininteligibilidad, directamente)  de una frase tan abstrusa como la de que “el resultado de la renovación del acuerdo de ciudadanía será distinto de cualquier punto de partida, etc.”;  el eufemismo “renovación del acuerdo de ciudadanía” ¿implica un proceso constituyente? Porque, una vez abierto el melón de la renovación constitucional, cada uno irá a su tajada y uno nunca sabe, una vez abiertos procesos así, a dónde se acabará llegando. En cualquier caso, lo sorprendente es lo de la búsqueda del “máxima consenso” cuando todo parece indicar que atravesamos una época de “máximos disensos”. Diálogo y negociación son el alma de la democracia, pero aquello sobre lo que se quiere dialogar y negociar son cosas muy distintas para quienes se sienten a la mesa.]
A tal fin, proponemos las siguientes actuaciones: 
1. Iniciar de inmediato en el marco de la Comisión Constitucional del Congreso de los Diputados, y como trabajo previo a la creación de la ponencia correspondiente, un proceso que permita delimitar los aspectos de la reforma y las diferentes soluciones a adoptar mediante la comparecencia de expertos y la petición de  informes a los órganos constitucionales implicados, a las Comunidades Autónomas y a las Ciudades con Estatuto de Autonomía. 
[Ya aparece un “delimitar” que comienza a restringir el diálogo y la negociación, parece. Luego la grandilocuencia anterior no era sino un ejercicio retórico a beneficio de inventario.]
2. Impulsar iniciativas de regeneración y limpieza de nuestra democracia. Reiteramos y asumimos en nombre de todas las Federaciones del Partido Socialista la Declaración de Valencia aprobada por la Comisión Ejecutiva el pasado día 5 de noviembre de 2014, y lo ofrecemos al conjunto de las fuerzas parlamentarias como instrumento para discutir y acordar medidas que saneen nuestro sistema democrático y contribuyan a devolver la confianza a los ciudadanos. 
[Propiamente al Anexo a la declaración, donde se detallan medidas que produce estupor en el lector que no hayan tomado a lo largo de sus muchos años de gobierno, algunos de ellos con mayoría absoluta, por cierto. Más vale tarde que nunca, sin embargo, y bienvenidas sean, si contribuyen a la honestidad de la función política.]
3. Convocar de manera urgente por parte del Presidente del Gobierno la Conferencia de Presidentes con el fin de concluir un pacto de acción conjunta para: 
[Ahora sí salimos de la indefinición inicial y rescatamos la autoridad del Gobierno Central.]
a.     Reactivar la economía y el empleo. 
[El gran mantra que oculta la impotencia máxima de “lo político”. La verdad es que el sistema educativo no prepara para que los ciudadanos del estado emprendan aventuras económicas que puedan beneficiar a todos, porque, antes bien, sucede justo lo contrario, el emprendedor que lo hace bien y llega a enriquecerse, aunque dé trabajo a cientos de personas, se convierte en el “gran enemigo” del pueblo, con el que hay que acabar, o casi.]
b. Cumplir con el mandato legal de renovar el sistema de financiación autonómica, para con ello posibilitar la financiación suficiente para el mantenimiento y la recuperación de los servicios derivados del Estado del Bienestar, especialmente la asistencia sanitaria pública reivindicada por todos los ciudadanos y ciudadanas
[Aquí, sin duda, algo del sistema lógico del pensamiento se resiente con no poca fuerza: “renovar el sistema de financiación” implica, al decir de los redactores, obtener una “financiación suficiente” para las prestaciones derivadas del Estado del Bienestar –que con las mayúsculas alcanzan, parece, categoría de imperativo legal.]
c. Impulsar medidas de regeneración democrática en todas y cada una de las instituciones del Estado.   
[Aquí no se salva ni las que funcionen bien. ¿O es que no hay ninguna en la que tal cosa suceda? ¿Cómo afecta eso, así pues,  a la Jefatura del Estado, a la Corona? ¿Cómo se la regenera democráticamente? ¿Eliminándola?]
El PSOE es el gran partido del cambio. Aspiramos a gobernar el cambio en el mayor número de municipios, Comunidades Autónomas a partir del próximo mes de mayo, y en noviembre de 2015, el Gobierno de España. Nos consideramos continuadores y herederos de una historia cargada de compromiso con España y con sus ciudadanos. La renovación del Pacto Constitucional que proponemos aspira a mejorar nuestra democracia, construir una España federal y blindar los derechos, hoy amenazados por los gobiernos de la derecha.  
 [Propaganda para los propios entre ellos es como lo del “habar en tonto, porque todos estamos de acuerdo”, que decía Ganivet. Desde fuera, no obstante, es evidente que hay más cambio en un solo círculo de Podemos –que es la cuadratura del círculo de la demagogia, por cierto– que en todo el Psoe. Lo de blindar parece que se ha puesto de moda, y suena más a Taifas que a derechos y a pluralidad, sin duda.]
Nuestro objetivo es renovar para recuperar y defender la fortaleza de nuestro sistema constitucional, de derechos sociales, libertades e Instituciones democráticas. Mantenemos vigente nuestra vocación de mayoría y de gobernar España, y por eso queremos propiciar un diálogo político sincero y abierto que incorpore a la ciudadanía, ofrezca respuestas reales a sus problemas y contribuya, así, a mejorar nuestro país y dotarnos, a todos, de nuevas esperanzas. Este es nuestro compromiso. 

[Más basura retórica que añadir a la que hemos tenido la desgracia de leer párrafos ut supra. Si el Psoe se ha especializado en hablar para no decir nada, que vale tanto como recorrer de tópico en tópico el trecho que va entre el ridículo y la desaparición política, lo está cumpliendo a las mil maravillas eficientes. Una pena, con todo, para quien lo considera parte de su biografía.

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