tag:blogger.com,1999:blog-87487692484214182492024-03-05T10:00:32.020-08:00Provincia mayor que el mundo eres...Juan Pozhttp://www.blogger.com/profile/09342074638420602637noreply@blogger.comBlogger307125tag:blogger.com,1999:blog-8748769248421418249.post-32107877212368707682024-02-11T03:12:00.000-08:002024-02-11T07:36:47.664-08:00Banquetes de jubilación.<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjY8kp9KgcXLczDoYBTU2z8slHOWsJYit9VtAFn5cbY1VjCRjfZrzTiMUWJxwxzbHEOZM8-yvPk6ol1XS5arrR6ZtG06EMXr-WAM3qH5gI_QrxzfR2w99CFQ61dZWvJBsSO1ndpvSGz8wenbdUlaqbyNKq4tl6PtZaA6u9m0oah0t7cleibXYYWurYRK7UV/s1000/hotel-astoria-general-fd4cb80.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="666" data-original-width="1000" height="426" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjY8kp9KgcXLczDoYBTU2z8slHOWsJYit9VtAFn5cbY1VjCRjfZrzTiMUWJxwxzbHEOZM8-yvPk6ol1XS5arrR6ZtG06EMXr-WAM3qH5gI_QrxzfR2w99CFQ61dZWvJBsSO1ndpvSGz8wenbdUlaqbyNKq4tl6PtZaA6u9m0oah0t7cleibXYYWurYRK7UV/w640-h426/hotel-astoria-general-fd4cb80.jpg" width="640" /></a></div><br /><p></p><p class="MsoNormal"><span style="color: #002060; font-family: Garamond, serif; font-size: 22pt;">El temido género de las
despedidas públicas.</span></p><p class="MsoNormal"><span style="color: #002060; font-family: Garamond, serif; font-size: 22pt;"><br /></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%;"><span style="font-family: Garamond, serif; line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">Hay dos
subgéneros de la oratoria, las despedidas a los difuntos o epicedios y las
despedidas por jubilación, que retan al ingenio y al corazón a partes iguales,
según el grado de relación o parentesco que se tenga con los homenajeados. Las
primeras, sobre todo, exigen una fortaleza y una presencia de ánimo que no
requieren las segundas, más festivas y de relativo menor compromiso. Una es el adiós
definitivo; la otra, un hasta luego y que te vaya bonito. A lo largo de la vida
solemos vernos en el compromiso, quienes somos aficionados a la escritura, de
dar un paso adelante y tratar de estar a la altura de las circunstancias. En
los momentos dolorosos cuesta mucho más, pero, según y cómo, en los momentos
festivos la exigencia se multiplica. Al fallecido no le llegan nuestras
palabras emocionadas; el homenajeado las bebe sorbo a sorbo con una conciencia
crítica que nos interpela hasta la raíz del ingenio. <o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%;"><span style="font-family: Garamond, serif; line-height: 200%;"><span style="font-size: large;">Teníamos en
mi último Instituto un «profesor», residuo de aquel cuerpo de profesores
educados en la Academia Nacional de Mandos José Antonio, a los que, con la
llegada de la democracia, habían decretado «cuerpo a extinguir». Licenciado en
Derecho y amante del cine, se pasaba los días en la garita de la conserjería y,
como toda tarea, se encargaba de vigilar a los expulsados y, por la tarde, a
los castigados. La envidia de los demás, con 20 horas sobre las </span><span style="font-size: large;">dos </span></span><span style="font-size: large;"><span style="font-family: Garamond, serif;">«</span><span style="font-family: Garamond, serif;">cuerdas</span><span style="font-family: Garamond, serif;">»</span><span style="font-family: Garamond, serif;"> vocales cada día, estaba más que justificada, pero, en ningún caso, la inquina
hecha cuestión personal y el menosprecio humano que sufría por parte de casi
todos. Como en mi modesta bonhomía son principios sacratísimos la cordialidad y
la cortesía, siempre, desde que nos conocimos, nos llevamos bien. Él era un
gigante de casi dos metros y voz de bajo profundo; yo, una tachuela vivaracha
de voz aflautada. Llegó el día, sin embargo, en que nuestro inquilino de la
garita decidió jubilarse y la Junta Directiva no encontraba a nadie que le
escribiera la despedida en nombre de sus casi compañeros, porque las distancias
de todos con él se medían en metros de espesor de nieve, aunque su política de
oídos aireados y bien comunicados, por uno le entraba y por el otro le salía,
cualquier malicia que le llegara, le permitían hacer su vida tranquila y cobrar
tan ricamente a final de mes; como no encontraban a nadie, se dirigieron a mí
para hacerle los «honores». Llegó el momento, en el banquete de las jubilaciones
y quedó para el final un adiós que, dada su afición, compartida conmigo, me
pareció «de justicia», aunque, una vez leído, ¡qué mal les sentó a algunos colegas
tan paleoizquierdistas como sin escrúpulos! Helo aquí, que viene saltando por
las montañas de los archivos olvidados…:</span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%;"><o:p><span style="font-size: large;"> </span></o:p><span style="font-family: Garamond, serif; font-size: x-large;">F***, te
felicitamos de corazón por la singular singladura 2012, una odisea del tiempo
que te llevará quién sabe si a los agrestes hielos de </span><i style="font-family: Garamond, serif; font-size: x-large;">Los dientes del Diablo</i><span style="font-family: Garamond, serif; font-size: x-large;">,
a las impetuosas aguas africanas de </span><i style="font-family: Garamond, serif; font-size: x-large;">La reina de África</i><span style="font-family: Garamond, serif; font-size: x-large;"> o a las
bulliciosas calles del Nueva York donde quizás Travis Bickle (</span><i style="font-family: Garamond, serif; font-size: x-large;">Are you talking to me? Are you really
talking to me?</i><span style="font-family: Garamond, serif; font-size: x-large;">) te podría enseñar lo que esconde el glamour de </span><i style="font-family: Garamond, serif; font-size: x-large;">La ciudad
que nunca duerme</i><span style="font-family: Garamond, serif; font-size: x-large;">, por donde se pasea el </span><i style="font-family: Garamond, serif; font-size: x-large;">Cowboy de medianoche</i><span style="font-family: Garamond, serif; font-size: x-large;">, pero
también </span><i style="font-family: Garamond, serif; font-size: x-large;">Ellos y Ellas</i><span style="font-family: Garamond, serif; font-size: x-large;"> (a pesar de que Brando desafine más que yo). Estoy
convencido de que te gustaría hacer el viaje en </span><i style="font-family: Garamond, serif; font-size: x-large;">La diligencia</i><span style="font-family: Garamond, serif; font-size: x-large;">, por
polvoriento que fuera el camino, dada la excelente compañía del reparto, pero
también estoy seguro de que te gustaría llegar como quien tú eres, </span><i style="font-family: Garamond, serif; font-size: x-large;">El hombre
tranquilo</i><span style="font-family: Garamond, serif; font-size: x-large;"> que jamás se ha sentido, frente a los alumnos, </span><i style="font-family: Garamond, serif; font-size: x-large;">Solo ante el
peligro</i><span style="font-family: Garamond, serif; font-size: x-large;"> ni ha perdido con ellos </span><i style="font-family: Garamond, serif; font-size: x-large;">Los mejores años de nuestra vida</i><span style="font-family: Garamond, serif; font-size: x-large;">.
Encargado de docilitar a los </span><i style="font-family: Garamond, serif; font-size: x-large;">Rebeldes sin causa</i><span style="font-family: Garamond, serif; font-size: x-large;">, siempre me ha parecido
que tu presencia le daba un cierto aire inglés a nuestra septuagenaria
institución, e incluso, con la reciente adquisición R*** del universo Nespresso,
me ha parecido, a veces, que destilaba la conserjería, un delicado aroma a </span><i style="font-family: Garamond, serif; font-size: x-large;">Té
y simpatía</i><span style="font-family: Garamond, serif; font-size: x-large;">. Desde la conserjería, donde tenías </span><i style="font-family: Garamond, serif; font-size: x-large;">El nido de las águilas</i><span style="font-family: Garamond, serif; font-size: x-large;">,
has visto una y otra vez, en los tempranos anocheceres invernales, </span><i style="font-family: Garamond, serif; font-size: x-large;">La jungla
de asfalto</i><span style="font-family: Garamond, serif; font-size: x-large;"> en su más peculiar manifestación, incluso con el blanco y negro
lleno de sombras compactas y sorprendentes, y descarnados destellos luminosos.
En ese reducido espacio, junto al señor Á*** me parecisteis siempre </span><i style="font-family: Garamond, serif; font-size: x-large;">Dos
hombres y un destino</i><span style="font-family: Garamond, serif; font-size: x-large;">: velar por la integridad de nuestra venerable y
achacosa institución. Hasta es posible que desde esa especie de </span><i style="font-family: Garamond, serif; font-size: x-large;">Puente sobre
el río Kwai</i><span style="font-family: Garamond, serif; font-size: x-large;"> que acabas de volar en mil pedazos liberadores, hayas sentido
un </span><i style="font-family: Garamond, serif; font-size: x-large;">Vértigo</i><span style="font-family: Garamond, serif; font-size: x-large;"> desasosegante al contemplar, desde </span><i style="font-family: Garamond, serif; font-size: x-large;">La ventana indiscreta</i><span style="font-family: Garamond, serif; font-size: x-large;">
que da al parque, el ataque de </span><i style="font-family: Garamond, serif; font-size: x-large;">Los pájaros</i><span style="font-family: Garamond, serif; font-size: x-large;"> contra las cotorras en esa
lucha descarnada que tienen por el escaso pan que les dejan y que resolvería
con total autoridad, como lo hace en los aeródromos, </span><i style="font-family: Garamond, serif; font-size: x-large;">El halcón maltés</i><span style="font-family: Garamond, serif; font-size: x-large;"> o
el granadino halcón peregrino... Lo que te deseamos quienes te despedimos hoy
de tu vida laboral, ¡ese </span><i style="font-family: Garamond, serif; font-size: x-large;">Oscuro objeto del deseo</i><span style="font-family: Garamond, serif; font-size: x-large;">! para muchos de
nosotros…, es que no te veas jamás </span><i style="font-family: Garamond, serif; font-size: x-large;">Atrapado en el tiempo</i><span style="font-family: Garamond, serif; font-size: x-large;"> de un solo día,
por mucho que se aprenda en él, sino que pases </span><i style="font-family: Garamond, serif; font-size: x-large;">Una noche en la Ópera</i><span style="font-family: Garamond, serif; font-size: x-large;">,
que pruebes </span><i style="font-family: Garamond, serif; font-size: x-large;">La sopa de ganso</i><span style="font-family: Garamond, serif; font-size: x-large;">, que nunca te comas </span><i style="font-family: Garamond, serif; font-size: x-large;">Las uvas de la ira</i><span style="font-family: Garamond, serif; font-size: x-large;">,
sino las indigestas de muchos Años Nuevos, que sientas la emoción de vivir </span><i style="font-family: Garamond, serif; font-size: x-large;">Con
la muerte en los talones</i><span style="font-family: Garamond, serif; font-size: x-large;">, que </span><i style="font-family: Garamond, serif; font-size: x-large;">Adivines quién te viene a cena</i><span style="font-family: Garamond, serif; font-size: x-large;">r, que
hagas </span><i style="font-family: Garamond, serif; font-size: x-large;">Los viajes de Sullivan</i><span style="font-family: Garamond, serif; font-size: x-large;"> y que des </span><i style="font-family: Garamond, serif; font-size: x-large;">La vuelta al mundo en ochenta
días</i><span style="font-family: Garamond, serif; font-size: x-large;">… Los que nos quedamos te deseamos que nos recuerdes no como </span><i style="font-family: Garamond, serif; font-size: x-large;">Lo que
el viento se llevó</i><span style="font-family: Garamond, serif; font-size: x-large;">, sino como quienes te hemos conocido como el
imperturbable Atticus de </span><i style="font-family: Garamond, serif; font-size: x-large;">Matar a un ruiseñor</i><span style="font-family: Garamond, serif; font-size: x-large;">, un señor del derecho y el
adorable Fronkostin de </span><i style="font-family: Garamond, serif; font-size: x-large;">El espíritu de la Colmena</i><span style="font-family: Garamond, serif; font-size: x-large;">, alguien que, saliendo
de aquí, sabrá, más aún que estando dentro, </span><i style="font-family: Garamond, serif; font-size: x-large;">¡Qué bello es vivir!</i></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%;"><span style="font-family: Garamond, serif; line-height: 200%;"><span style="font-size: large;"> </span></span></p><p class="MsoNormal">
</p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%;"><span style="font-family: Garamond, serif; line-height: 200%;"><span style="font-size: large;"> </span></span></p><p></p>Juan Pozhttp://www.blogger.com/profile/09342074638420602637noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-8748769248421418249.post-33396579830769474112024-02-09T09:45:00.000-08:002024-02-10T03:19:05.421-08:00Murakami, corredor de fondo.<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><p></p><p class="MsoNormal"><span style="color: #002060; font-size: 22pt; line-height: 31.3867px;"><br /></span></p><p class="MsoNormal"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><div class="separator" style="clear: both;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiUdcFXEpOxXbExcT2xXqT_eKGnor9wP94gVC-pdcrZZG_xiY2FVRiGUzTTFspQ74qaDAx1q2tZEtRco3RhZhlth-XUs9-7utnbDDJWZnuXFQQk_XmTQUtWrxZwKXIYCrWtYOHJpDmznsFoY3tWOQl1OtcwQpMV5tqGVLMUbCQUtqwqLMC9yszVcFALg4qH/s470/Mrakami.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="320" data-original-width="470" height="218" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiUdcFXEpOxXbExcT2xXqT_eKGnor9wP94gVC-pdcrZZG_xiY2FVRiGUzTTFspQ74qaDAx1q2tZEtRco3RhZhlth-XUs9-7utnbDDJWZnuXFQQk_XmTQUtWrxZwKXIYCrWtYOHJpDmznsFoY3tWOQl1OtcwQpMV5tqGVLMUbCQUtqwqLMC9yszVcFALg4qH/s320/Mrakami.jpg" width="320" /></a></div><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjcTNmDF85s9G2JD05oFAD9dEBjwQSNomQLj1foMPVxog4zd8WaXLujfzK1HL4L3uHuqzfrs5w5NzoiRTKN1fw1Dwy-tfmkyOCZzu21V12OaX8XXGC6d0vidQ_9zU_ysIbwEDfJkNRN4zk6U1j87nRMHpF2O5GeYa0grltzNA9-pixOSysvaUJdSRrkuDE6/s2389/Murakami%20book.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2389" data-original-width="1608" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjcTNmDF85s9G2JD05oFAD9dEBjwQSNomQLj1foMPVxog4zd8WaXLujfzK1HL4L3uHuqzfrs5w5NzoiRTKN1fw1Dwy-tfmkyOCZzu21V12OaX8XXGC6d0vidQ_9zU_ysIbwEDfJkNRN4zk6U1j87nRMHpF2O5GeYa0grltzNA9-pixOSysvaUJdSRrkuDE6/s320/Murakami%20book.jpg" width="215" /></a></div><p></p><p class="MsoNormal"><span style="color: #002060; font-size: 22pt; line-height: 31.3867px;">Vidas muy relativamente paralelas o coincidencias de largo aliento...<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 32px; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span><span style="font-size: large;">Confieso que aún no he leído ningún texto literario de Murakami, pero acabo de leer un librito suyo sobre una materia que domino desde hace años: la carrera de fondo y la competición de maratón. Sí he visto adaptaciones cinematográficas de sus obras: <i>Burning</i>, de Lee Chang-Dong; <i>Drive my car</i>, de Ryûsuke Hamaguchi y <i>Tokio Blues</i>, de Tr<span style="font-family: "Cambria",serif; mso-bidi-font-family: Cambria;">ầ</span>n Anh Hùng. El librito me lo regalaron mis sobrinos Alberto y Ruth, pero hasta ahora no había encontrado el hueco para leerlo, en parte porque, por exceso de intuición que me pierde, «sabía» que no me iba a decir nada nuevo, como así ha sido, en efecto. Con todo, me lo he pasado bien y por eso quiero recomendarlo tanto a corredores como a escritores y, sobre todo, a quienes reúnan ambas condiciones. Escribir y correr son, siempre lo he tenido claro, carreras de larga distancia, sobre todo lo segundo. Ser ha de tener una excelente forma física para sobrevivir a ambos retos. Murakami, en su librito de encargo, escrito un poco a salto de mata, hace honor a ambos, porque sabe que, como dice el viejo dicho: <i>Pain in inevitable. Suffering is optional</i>.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 32px; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size: large;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>«Correr te forja», nos viene a decir Murakami —<i>razones para seguir corriendo no hay más que unas pocas, pero si es para dejarlo, hay para llenar un tráiler</i>—, e incluso llega mucho más allá, porque como inevitablemente mezcla su vida literaria con su vida corredora, nos dice que <i>en mi caso, la mayoría de lo que sé sobre la escritura lo he ido aprendiendo corriendo por la calle cada mañana. De un modo natural, física y práctico</i>. Y su manera de entender ambas dedicaciones es idéntica porque, como ha afirmado desde el comienzo: <i>En la profesión de novelista (al menos para mí) no hay victorias ni derrotas</i>. Paralelamente, sabe que en la práctica deportiva, a pesar de que él se considere un corredor «corriente y moliente», incluso <i>mediocre</i>, del montón, <i>lo importante es ir superándose, aunque solo sea un poco, con respecto al día anterior. Porque si hay un contrincante al que debes vencer en una carrera de larga distancia, ese no es otro que el tú de ayer</i>.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 32px; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Murakami empezó a correr a los 33 —yo empecé a los cuarenta y dos para que coincidiera mi edad con la distancia que había de recorrer— y llegó a su apogeo a los cuarenta y cinco —yo llegué a los cincuenta y uno, cuando, a mucha distancia de Murakami, acabé el maratón en tres horas y nueve minutos, mientras que él anduvo siempre en torno a las tres horas y treinta minutos; pero cuando el 2004 intenté el inevitable asalto a las tres horas, y estaba a punto de caramelo para conseguirlo, se cruzó el atentado del 11 de marzo y en el entrenamiento de ese aciago día me lesioné seriamente en el gemelo y, aunque corrí lesionado el maratón, lo acabé, cojo, en 3’38”, ¡qué tiempos y heroicidades!—. Él suele correr oyendo música, de rock y a veces jazz, y entre sus grupos preferidos están Red Hot Chilli Peppers, Beck o Credence Clearwater Revival, entre otros. Yo suelo correr a solas con mi cuerpo, oyendo sus muchas reacciones y evaluando constantemente la respiración, los avisos de sobrecarga y todos esos mecanismos que nos permiten correr con una u otra intensidad y aprovechamiento.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>En lo que sí coincidimos ambos es en no pensar más que en correr, aunque no es extraña que durante la carrera tengamos muchas reflexiones de carácter literario sobre lo que estemos escribiendo u otras consideraciones intempestivas que nos apartan de la concentración que la carrera exige. El esfuerzo de la competición, sin embargo, no admite más devaneo mental que estar atento a las reacciones propias del cuerpo, como cuando él corrió de Atenas a Maratón sin haber caído en la cuenta de lo que significaba una hazaña así en el verano ateniense, cuando, como él señala <i>aquí lo de sudar la gota gorda no existe, pues el sudor desaparece mucho antes de que le dé tiempo a formar una gota. […] Por fin llego a la meta. No siento de ningún modo la satisfacción de haber logrado nada. Lo único que hay en mi cabeza es la sensación de alivio por no tener que correr mas. […] Con tanta sal, parezco una salina humana</i>. Con todo ese sufrimiento, hizo un magnífico tiempo, 3’51”, del que puede sentirse orgulloso.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 32px; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">La personalidad del corredor de fondo se ajusta perfectamente a la idea de sí que tiene Murakami, porque su individualismo y su querencia por la soledad y el silencio lo hacen absolutamente compatible con una dedicación que se ha de practicar, aunque no necesariamente, en soledad, como a él y a mí nos gusta hacerlo: correr solo y a solas contigo mismo es un momento de privilegio en nuestras vidas. Como él dice: <i>que yo sea yo y no otra persona es para mi uno de mis más preciados bienes. Las heridas incurables que recibe el corazón son la contraprestación natural que las personas tienen que pagar al mundo por su independencia</i>. Murakami reconoce que no le importa estar horas y horas sin hablar con nadie o escribiendo o corriendo, que lo considera su manera natural de estar en el mundo, y que no ve ningún mérito en algo que busca instintivamente. Con todo, se casó muy joven, a los veintidós, yo me conjunté a los veinte, y su modo de mantenerse fue abrir un bar de ambiente que le exigía una dedicación total y relacionarse con los demás.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 32px; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size: large;">Cuando decide convertirse en novelista, así lo relata él, comienza a escribir y pasa muchas horas sentado y fumando, ¡hasta sesenta pitillos al día! —antes de empezar yo a los 42, fumaba en pipa y tenía tan asociada la lectura y la escritura a la pipa que, cuando decidí, por el esfuerzo de la carrera, dejar de fumar, creí que no volvería ni a leer ni a escribir en mi vida, y eso que yo fumaba en pipa y no me tragaba el humo…—, pero tras acabar su novela <i>La caza del carnero salvaje</i>, y tras haber engordado por el sedentarismo que exigía la escritura, decide ponerse a correr cada día. Correr le sirvió para dejar de fumar, lo que convirtió, según nos dice, en a él, <i>una especie de símbolo de la ruptura con mi vida anterior</i>. Murakami no se engaña, como tampoco lo hace ningún corredor auténtico: <i>No soy un corredor de los buenos, pero al menos tengo una gran capacidad de resistencia. Es uno de los pocos dones de los que puedo presumir</i>. De hecho, incluso llega a defender que el hecho de correr cada día se convierte para en él en <i>un hábito decisivo para mi salud mental</i>.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 32px; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>El esfuerzo, la voluntad de perseverar en él y las amenazas que la buena forma física sufre permanentemente, las cifra Murakami en la leyenda que lee cada vez que entra en el gimnasio al que va en Tokio: «<i>EL MÚSCULO SE ADQUIERE CON DIFICULTAD Y SE PIERDE CON FACILIDAD, LA GRASA SE ADQUIERE CON FACILIDAD Y SE PIERDE CON DIFICULTAD». Es una verdad desagradable, pero es la verdad</i>. Así lo escribe, como debe de estar escrito donde lo lee, con las mayúsculas de las verdades irrefutables.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 32px; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>El hecho de haber decidido con su mujer no tener descendencia y de haber tenido la fortuna de triunfar en las Letras desde muy pronto le han permitido a Murakami observar una carrera de corredor mucho más cómoda que la mía, por ejemplo, quien, con dos hijos, una profesión dura y exigente, en tiempo y desgaste humano, la docencia, y con infinidad de requerimientos familiares de todo tipo, bastante hago con haber llegado de momento a los 26 maratones e infinidad de carreras de medio maratón, muy buena parte de ellas y de ellos en compañía de un amigo tan perseverante y excepcionalmente dotado, física e intelectualmente, como Josep Oliver. Correr en compañía de un sabio es lo único que podría envidiarme Murakami a mí, me parece. Por esa condición suya, y por sus compromisos de conferencias por todo el mundo, Murakami tenía entre sus objetivos el maratón de Nueva York, mítico para los corredores, aunque más lo sea el de Boston, que Murakami ha corrido hasta en siete ocasiones, siendo él un habitual de los entrenamiento por las orillas del Charles River. Y en su libro escoge ese maratón para recordarnos algo con lo que los maratonianos convivimos con cierta dignidad: la decadencia. Cuando el cuerpo, por la edad o el desgaste de tantos años, no funciona como en sus mejores épocas y los tiempos se van alargando hasta la ofensa. Lo describe con palabras que todos hemos dicho en una u otra ocasión: <i>Hasta el kilómetro veinticinco aproximadamente pude seguir la liebre, pero después me resultó imposible. Me fastidia reconocerlo, pero las piernas me dejaron de responder poco a poco. Mi ritmo decayó gradualmente. Me adelantó la liebre de las tres horas y cincuenta minutos, y luego también la de las tres horas y cincuenta y cinco minutos. La cosa se ponía fea. Pero de ninguna manera iba a permitir que me adelantara también la liebre de las cuatro horas. […] Tampoco esta vez conseguí bajar de las cuatro horas, aunque por muy poco</i>. Era su vigesimocuarto maratón. Pero a eso estamos hechos y tratamos de resistirnos a «colgar las zapatillas». A mi derecha, desde donde escribo, giro la vista y veo, colgados con chinchetas en la estantería más próxima todos los dorsales de mis maratones, sudados, arrrugados, llenos de una historia personal solo comparable, acaso, con la derrochada en mis historias, y sueño que, en cuanto recupere algo la forma que las cascadas rodillas me niegan, volveré a acercarme a las tres horas y media de aquellos buenos tiempos de la segunda juventud…<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 32px; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Murakami también lo tiene claro: <i>Supongo que, mientras mi cuerpo me lo permita, aunque esté viejo y achacoso, y aunque la gente de mi entorno me sugiera cosas como «Señor Murakami, ¿no cree que sería hora de ir dejándolo? Ya tiene usted una edad, ¿eh?», seguiré corriendo. Aunque mis tiempos empeoren más y más, estoy seguro de que pondré en ello el mismo empeño y esfuerzo que hasta ahora (e incluso, en ocasiones, más que hasta ahora). Eso es. Me digan lo que me digan. Está en mi naturaleza</i>.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 32px; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>De hecho, y es algo que muchos fondistas, por amor a la variedad en la que está el gusto hacen, Murakami ha experimentado otras alternativas: la carrera de ultrafondo y el triatlón. De la primera sacó una experiencia que otros hemos tenido con el simple maratón en delicada salud: El acto de correr se hallaba ya en un ámbito que rozaba casi lo metafísico. <i>Primero estaba el acto de correr y luego, como algo inherente a él, mi existencia. Corro, luego existo</i>.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 32px; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Y ahí seguimos: corriendo y escribiendo y corriendo y escribiendo y corriendo y escribiendo…</span><o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 32px; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;"><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><br /></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiW0gwWCeeH8-6S7M-3ytVR6uwNe0weMAenKWywm1Xgf6_09OovUrJMeWzdQquRen3fPb_mnUJbO5MFlCxdf43hhER2SJAy3oBdtY-WJJJB0avmrFu5HIQvYFC8A-eSEv-UO0aCwQMa-RyXM1jkQ_YaBG2IbomDErOLvM4B7CPW7mA5hRR4fahfvNtoe9ge/s4624/Marat%C3%B3n%20Ampurias.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="4624" data-original-width="3468" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiW0gwWCeeH8-6S7M-3ytVR6uwNe0weMAenKWywm1Xgf6_09OovUrJMeWzdQquRen3fPb_mnUJbO5MFlCxdf43hhER2SJAy3oBdtY-WJJJB0avmrFu5HIQvYFC8A-eSEv-UO0aCwQMa-RyXM1jkQ_YaBG2IbomDErOLvM4B7CPW7mA5hRR4fahfvNtoe9ge/s320/Marat%C3%B3n%20Ampurias.jpg" width="240" /></a></div><br /><p></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 32px; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span></p>Juan Pozhttp://www.blogger.com/profile/09342074638420602637noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8748769248421418249.post-81176902321195261902024-01-26T10:27:00.000-08:002024-01-26T10:57:30.059-08:00El hartazgo, el empacho, la indigestión...<p><span style="color: #0b5394; font-size: x-large;"> </span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="color: #0b5394; font-size: x-large;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgupTRHPn10SxBWXgwrLu5tb7wCAU6mCqnpTLx8C_AmumNH0c9ylovRDz-r1Y6vx7QFdv-suMNJN7UphH7s_q2idcTi8hGSNFv91DCny85wg8IJDgRnWvsXgtQh9YwXuXTxvYf0uiMm_n7pyQ3cZU-WiwyhdEofAu2yUWLdoUyZojscM4fo7GDOBPejpB-g/s937/Hast%C3%ADo.png" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="702" data-original-width="937" height="480" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgupTRHPn10SxBWXgwrLu5tb7wCAU6mCqnpTLx8C_AmumNH0c9ylovRDz-r1Y6vx7QFdv-suMNJN7UphH7s_q2idcTi8hGSNFv91DCny85wg8IJDgRnWvsXgtQh9YwXuXTxvYf0uiMm_n7pyQ3cZU-WiwyhdEofAu2yUWLdoUyZojscM4fo7GDOBPejpB-g/w640-h480/Hast%C3%ADo.png" width="640" /></a></span></div><span style="color: #0b5394; font-size: x-large;"><br /></span><p></p><p><span style="font-size: x-large;"><span style="color: #0b5394;">La impotencia ante el desmoronamiento de la España de la Transición y la Constitución del 78</span>.</span></p><p><span style="font-size: x-large;"> </span></p><p class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"></p><p class="MsoNormal" style="mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-indent: 35.4pt;"><span style="color: black; font-size: 24pt; line-height: 107%;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span></span><span style="font-size: large;"><span style="color: black; font-family: "Times New Roman",serif; line-height: 107%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt; mso-ligatures: none;">Hay que tener mucho cuajo para poder seguir la
actualidad política y mantener la compostura que exige la civilidad. Desde que
se torció la realidad que supuestamente iba a librarnos de los seguidores de la
degradación democrática que supone la coalición de la mayoría plurinacional,
gracias a la indignidad de cambiar los principios por los votos de que ha hecho
gala el partido perdedor de las elecciones, ninguna señal de esperanza se le
ofrece a quien confiaba en interrumpir un ciclo político que nos está llevando
a la extrema fragmentación, a la polarización y a un futuro del que no cabe
excluir la violencia política, por grave que sea, la misma que las necesidades
de investidura del perdedor electoral están legitimando con la aberración
jurídica de una ley de amnistía promulgada por los propios beneficiarios en un
trueque infame y perverso que no admite parangón en lo que parecía una
democracia consolidada y ahora presenta todas las características de una
sociedad en crisis muy profunda, próxima a la descomposición y, se intuye, al
advenimiento de enfrentamientos radicalizados que no pueden llevarnos sino al
único escenario en que todos saldremos perdiendo: el caos. La puerta de la
legitimación de la violencia política la ha abierto el (des)gobierno con su proyecto
de amnistía a cambio de votos para seguir manteniéndose en el PODER, aunque no</span><span style="color: black; font-family: "Times New Roman",serif; line-height: 107%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt; mso-ligatures: none;"> </span><span style="color: black; font-family: "Times New Roman",serif; line-height: 107%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt; mso-ligatures: none;">«gobernando», o no sin el plácet de
los enemigos declarados de España, de su Estado, de la Jefatura del Estado y
de muchos españoles residentes en los territorios para los que
reclaman la independencia a través de un referéndum que el perdedor de las
elecciones avalará, si de ello depende seguir en la Moncloa, aparentando que
«gobierna».<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: large;"><span style="color: black; font-family: "Times New Roman",serif; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt; mso-ligatures: none;"> Son
tantas las tropelías cometidas, las faltas de respeto al ordenamiento jurídico,
las mentiras esgrimidas, las falsedades puestas en circulación, las falsas
indignaciones, las hipócritas vestiduras rasgadas, el victimismo copiado de los
otrora enemigos y ahora deseados como amiguitos del alma, en parodia de camps y
«el bigotes», todos ellos, como illa y aragonés queriéndose «un huevo» y parte
del otro, los bulos propagados, las faltas de civismo y aun de simple educación,
las prepotencias ostentadas, el supremacismo de las falacias continuas…; son
tantas las aberraciones políticas representadas por el gobierno del progreso
plurinacional que se ha de tener un estómago de serpiente para poder digerir
constructos tan demenciales como los que nos quieren hacer tragar como modelo
de «normalidad» política y social.</span><span style="color: black; font-family: "Times New Roman",serif; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt; mso-ligatures: none;"><o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: large;"><span style="color: black; font-family: "Times New Roman",serif; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt; mso-ligatures: none;"> Reconozco
mi hartazgo, mi cansancio, mi abatimiento, mi descorazonado ánimo para soportar
agresiones que, hasta la fecha —desde que pdr snchz, así publicitado para su
«modernas» huestes secto-totalitarias, se hizo con el poder del exánime PSOE,
para pasarlo por la retórica ultra y convertirlo en ariete moral, en «su psoe
paradójicamente domesticado en la agresividad», en vez de en partido de
gobierno— había seguido con el interés propio de un miembro de la polis; pero
la polis se nos ha deshecho como agua en cesto, y ahí está la prueba del tres
que es la expulsión del ágora pública de una de las principales fuentes de
opinión: el diario el país, con las minúsculas debidas a su felpudismo sectario
progubernamental, indigno de sus orígenes y de buena parte de su trayectoria,
hasta llegar a bueno, claro. Okupados los espacios políticos de forma tan
venezolana, rumoreándose el nombramiento cesarista de la futura responsable de
un medio de comunicación del Estado, ahora secuestrado informativamente por el
(des)gobierno, con un fiscal «pues ya está», con un presidente del TC entregado
en cuerpo y alma a la tranquilidad (des)gubernamental del eximio inquilino de
la Moncloa, Su Excelencia pdr snchz, con un letrado del Congreso impuesto por
capricho de una presidente que avergüenza con su sectarismo a cualquier lacayo
presidencial como el muy ministro, propiamente menestral y fontanero, bolaños,
¿qué queda de lo que antes conocíamos como «juego político»? Estamos inmersos
en un extraño juego de líneas rojas elásticas que delimitan un campo al que
jamás se ajustan ni los códigos ni las reglas ni las propias prácticas: nos
movemos, algunos, con zapatos de suela de cuero en una pista de patinaje, y
otros quieren llamar «sistema» a la ventaja de haber salido a la pista con
patines de hielo, dispuestos a no reparar en las manos que corten al pasar
sobre los caídos…</span><span style="color: black; font-family: "Times New Roman",serif; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt; mso-ligatures: none;"><o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: large;"><span style="color: black; font-family: "Times New Roman",serif; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt; mso-ligatures: none;"> El
hastío suele engendrar melancolía, pero sentirse hostiado hasta en el carnet de
identidad —¡sobre todo en él!— puede provocar la necesidad de
respuesta, y cuanto más enérgica, mejor. Y ahí estamos, inmersos en un mar de
retóricas hueras que chocan contra las rocas del PODER sin hacer la más mínima
mella. El agua horada la roca, cierto, pero en perseverante obra de siglos, no
en arrebatado vendaval puntual.</span><span style="color: black; font-family: "Times New Roman",serif; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt; mso-ligatures: none;"><o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: large;"><span style="color: black; font-family: "Times New Roman",serif; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt; mso-ligatures: none;"> En
el aislamiento de la soledad individual, la persona que contempla cuanto ocurre
con el insobornable espíritu crítico con que ha vivido toda su vida se vuelve
presa de la desazón, del abatimiento, de la desesperanza, del escepticismo y
del bochorno y la vergüenza ajenos, sin que esté en su mano, más allá de
algunas quejas repetidas <i>ad</i> <i>nauseam</i> en las redes
sociales —¡bendito hombro consolador!—, modificar lo más mínimo el escenario de
nuestras desgracias constitucionales, la realidad de nuestra degradación
política y su aneja miserabilidad social.</span><span style="color: black; font-family: "Times New Roman",serif; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt; mso-ligatures: none;"><o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-indent: 35.4pt;"><span style="color: black; font-family: "Times New Roman",serif; font-size: large; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt; mso-ligatures: none;">¡Qué
solos nos quedamos quienes no hacemos secta sino de la sindéresis!</span><span style="color: black; font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 13.5pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt; mso-ligatures: none;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-indent: 35.4pt;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj1a24vkrehyw4N9r0ESshJTjhcjolM7X0DUVCd6sKzVx2EycqkyYyFjFs0Z8xVSKG7VVuzA472wAd4awuG5R7xm-um4YnBkE-47EAkcM88WxKz7UgeBlIaYzVKzjS_XEN7Mt5G-5Kcb4xULOnr57c43xKgv5uA0_-txj0IEyxZSDHexW250BRMxZuwBmH4/s540/pol%C3%ADtica%20y%20mentiura.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="360" data-original-width="540" height="426" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj1a24vkrehyw4N9r0ESshJTjhcjolM7X0DUVCd6sKzVx2EycqkyYyFjFs0Z8xVSKG7VVuzA472wAd4awuG5R7xm-um4YnBkE-47EAkcM88WxKz7UgeBlIaYzVKzjS_XEN7Mt5G-5Kcb4xULOnr57c43xKgv5uA0_-txj0IEyxZSDHexW250BRMxZuwBmH4/w640-h426/pol%C3%ADtica%20y%20mentiura.jpg" width="640" /></a></div><br /><span style="color: black; font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 24pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt; mso-ligatures: none;"><br /></span><p></p><br /><p></p>Juan Pozhttp://www.blogger.com/profile/09342074638420602637noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8748769248421418249.post-53605387500103411152024-01-14T06:50:00.000-08:002024-01-14T06:50:45.213-08:00La crítica privada de un inédito.<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEixlKzkXAatZDgpIpG7Zq7Qv0xRabLwZxdvAO_KbS7N9tf_KeCxtLeEZTDDW0eXzDf-xXCdeY5iPp6b7yw5Z8cmSI_G4FdCVEfe7X9IU_l812_qx0AQHUXo5tV2-G68tNRvsG1D1Aw73JNZc7TEJFOyEWn1Q2qrjw1bVPsodgw54LBgNNgHHLu8vLRwJV2S/s1000/critica-literaria.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="525" data-original-width="1000" height="336" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEixlKzkXAatZDgpIpG7Zq7Qv0xRabLwZxdvAO_KbS7N9tf_KeCxtLeEZTDDW0eXzDf-xXCdeY5iPp6b7yw5Z8cmSI_G4FdCVEfe7X9IU_l812_qx0AQHUXo5tV2-G68tNRvsG1D1Aw73JNZc7TEJFOyEWn1Q2qrjw1bVPsodgw54LBgNNgHHLu8vLRwJV2S/w640-h336/critica-literaria.jpg" width="640" /></a></div><br /> <span style="color: #351c75; font-size: xx-large;">A veces los lectores anónimos regalan sorpresas.</span><p></p><p> </p><p></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%;"> <span style="font-size: large;"> </span><span style="font-size: large;">Lo habitual es que las críticas
literarias aparezcan cuando las obras se han publicado. Lo extraordinario, que
un amable lector, amigo de un amigo del autor, y con quien nunca ha cruzado dos
palabras, tenga la bondad y la generosidad de hacerla cuando la obra aún yace
en el cajón del escritor, sea novel o no. La crítica especializada, lo sé por experiencia,
está llena de «trucos» e imposturas, casi tantos como las concesiones de los
premios literarios, de ahí que difícilmente pueda un lector ingenuo hacerse
plenamente a la idea de lo que da de sí cualquier obra. Todo juicio crítico
responde a la formación estética de quien lo emite, y no hay objetividad
posible salvo cuando la obra es mala de solemnidad y concita la unanimidad
crítica, como ha ocurrido con el último Premio Planeta, tan fraudulento como literatura
y como amañado concurso. Las críticas de lectores anónimos pero con sólida
formación académica siempre son estimulantes para los creadores. De hecho, la
figura del lector de editorial es clave para discriminar los originales que
merecen ser editados, y suelen ser personas de mucha confianza de los editores.
Son sonados los casos en que, por alguna lectura insolvente, se han despreciado
obras que luego triunfaron entre el público y la crítica. Esta que hoy traigo,
a modo de ejemplo de cómo funciona la relación obra-lector en un contexto de
ignorancia mutua, y en el caso de una obra inédita, pretende ser una muestra de
cómo se puede hacer una lectura desprejuiciada de un «original» sobre cuya
fortuna o revés editorial aún está todo por escribir. Piénsese en la ingente
cantidad de manuscritos encajonados que nunca caerán bajo los ojos críticos de
los lectores de la mayoría de las editoriales, tan sedientos de superventas
como ignorantes, en muchas ocasiones, de la calidad literaria, para la que
algunos diríase que su frívola lectoría los incapacita.</span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%;"><span style="font-size: large;"><span> </span><span> </span><span> </span> No la he
traducido, porque entiendo que su comprensión está al alcance incluso de
quienes no dominan una lengua tan hermana del castellano, con la que comparte
más de lo que las distancia. La crítica, merece la pena destacarlo, adopta el tono epistolar de quien se dirige al
amigo del autor. </span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;"><o:p> <span> </span><span> </span></o:p><span style="text-indent: 35.4pt;">Ara mateix acabo de llegir </span><i style="text-indent: 35.4pt;">La derrota del persa</i><span style="text-indent: 35.4pt;">. Que dir-te? Difícil
poder fer una apreciació coherent, solament felicitar l'autor pel seu domini
del llenguatge, pel seu ofici —ja he vist al final del llibre la seva
autobiografia i no és la primera novel·la que ha escrit, a banda de les seves
col·laboracions a revistes especialitzades en crítica literària—, per la
facilitat que té en el joc del llenguatge, buscant diferents significats de
paraules, substituint una vocal per una altra, per la manera com aconsegueix
mantenir l’interès de la lectura a base d'un ritme que no decau en cap moment i
si de cas va </span><i style="text-indent: 35.4pt;">in crescendo</i><span style="text-indent: 35.4pt;">, per la impecable, variada i àgil sintaxi que
pren formes diferents segons el personatge o el capítol (com per exemple en el
cas dels capítols titulats </span><i style="text-indent: 35.4pt;">Estimación subjetiva singular</i><span style="text-indent: 35.4pt;">), també pel
fons temàtic que s'amaga en el bosc d'un riquíssim llenguatge ple de matàfores,
comparacions i descripcions agosarades (seducció de Marga per Faustino).</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm; text-indent: 35.4pt;"><span lang="CA" style="mso-ansi-language: CA;"><span style="font-size: large;">Dues històries: la de Dario i la de Virginia/Marga. No sé si tenen cap
relació, o sí? Primer, abans del desenllaç, pensava jo que, per un cantó Dario
era una representació depressiva d'un professor, traumatitzat (ha pegat una
forta bufetada a una alumna insolent), desenganyat i descregut de tot, amb
pulsions suïcides; per altra banda, Virginia representaria una fanàtica monja
assassina de la seva germana (Marga) i el seu amant; salvadora de les seves
depravacions sexuals. Però al final, resulta que la monja sols és un personatge
d'una malalta mental tancada en un manicomi que explica al seu psiquiatre els
seus deliris a més de no ser la tal Virginia sinó Margarita (en fi, un
embolic). També Dario va al psiquiatra que suposadament és l'amant de la seva
dona, Helena (¿és significatiu els seus noms: Dario, Helena i el psiquiatra
Babel?). Dario, a causa d'un infart (volia fer maratons, però el seu cos no era
pertinent), és hospitalitzat i aprofita per simular amnèsia: és la seva
venjança a un entorn que l'ignorava, doncs a partir de la seva falsa pèrdua de
memòria, atrau l'atenció, però per a sentir continus retrets d'Helena, la seva
dona.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm; text-indent: 35.4pt;"><span lang="CA" style="mso-ansi-language: CA;"><span style="font-size: large;">Potser sigui aquest el factor comú de les dues històries: ambdós
personatges fingeixen; una per bogeria; l'altre conscientment sabent potser que
la vida humana és pur teatre; que la realitat està composada de màscares i que
el temps no existeix, o sinó ¿què és el temps quan un ha perdut la memòria?<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm; text-indent: 35.4pt;"><span lang="CA" style="mso-ansi-language: CA;"><span style="font-size: large;">Bé, no sé. Estic segur que no encerto la diana, doncs jo també he hagut de
fer una marató, interrompuda contínuament, per acabar la lectura. Però gràcies
a això no m'ha sortit sang del mugrons ni irritació a l'entrecuix. I puc dir
amb tota sinceritat que m'ha agradat <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La
derrota del Persa</i>. Encara que moltes més coses i millors es podrien dir.
Serveixi això per demostrar que l'he llegida.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span lang="CA" style="mso-ansi-language: CA;"><span style="font-size: large;">Salut!<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span lang="CA" style="mso-ansi-language: CA;"><span style="font-size: large;">Xavier Langa
Estadella</span><o:p></o:p></span></p><p></p>Juan Pozhttp://www.blogger.com/profile/09342074638420602637noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8748769248421418249.post-31952497115269344532023-12-12T13:04:00.000-08:002023-12-12T13:04:09.977-08:00¡No tenemos tiempo para nada!<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgdxM7l5jVvYOCLseXZuitsZIbLMRXh6mq0XCNO4bdwUYCnb2AHRpvL0bVH_Nl-1i9_dYtR8H6xBeTcaEGIoVcp4yGAJMpqLW9A-m20eGnUfzr_pmW8V8E_C2YTYTWAXRWGQpH3nNJSs0SCe7L0GXJizJ4enhQkDK82Uk1aAMVbIp7Cek-kUgglhzVrSwPX/s981/RELOJES.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="981" data-original-width="736" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgdxM7l5jVvYOCLseXZuitsZIbLMRXh6mq0XCNO4bdwUYCnb2AHRpvL0bVH_Nl-1i9_dYtR8H6xBeTcaEGIoVcp4yGAJMpqLW9A-m20eGnUfzr_pmW8V8E_C2YTYTWAXRWGQpH3nNJSs0SCe7L0GXJizJ4enhQkDK82Uk1aAMVbIp7Cek-kUgglhzVrSwPX/w300-h400/RELOJES.jpg" width="300" /></a></div><p></p><p class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size: 22.0pt; line-height: 107%;">La jubilación, el tiempo, y la *<i>ansiedumbre</i>…<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size: large;">La percepción del tiempo nada tiene que
ver con la vida. Actuar es un proceso independiente de su duración, y lo que
experimentamos en su decurso suele medirse en sensaciones, emociones, resultados,
desengaños, adversidades, malentendidos y una variada gama de supuestos
existenciales que no rozan ni de lejos la contabilidad de ese fondo temporal
donde nos recortamos como las siluetas del teatro de sombras contra un fondo
luminoso. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size: large;">La expresión popular «¡no tengo tiempo
para nada!», muy corriente entre personas con un acúmulo de responsabilidades
que excede la capacidad de una vida para abarcarlas y hacerles frente con el
relativo éxito que caracteriza a las empresas humanas, expresa un absurdo que
todo el mundo entiende sin ulteriores explicaciones que nadie pide, dando por
descontado que todos sabemos lo que significa. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size: large;">Es creencia social extendida que la
jubilación es un estado social en que, tras una vida de no tener tiempo para nada,
este va a derramarse como los frutos de una cornucopia, de tal manera que,
independientemente de que nuestra vida jubilar atestigüe lo contrario,
dispondremos de un «excedente», queramos o no, en el que más de dos y de tres
se creerán con «derecho» a organizarte parte de tu vida.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size: large;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Ello ha llevado, además de las políticas
gubernamentales, a que ciertos hijos se empeñen en explotar a sus padres en el
cuidado de sus nietos, porque entienden que les hacen un favor para «distraerlos»
de ese calmo mar del aburrimiento que tantos creen que es la jubilación. No
entro en la función auxiliar de las pensiones como complemento del sustento de
los hijos emancipados o por emancipar, porque esto no trata de lastimosos
problemas sociales, sino de una reflexión contra la extendida convicción de que
la jubilación es aquel estado en el que una persona no sabe qué hacer «con todo
el tiempo del mundo» del que supuestamente dispone.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>La realidad es
que, al margen del tiempo que exige el deterioro físico para ser paliado con mejor
o peor fortuna, un jubilado, en una gran ciudad y con un nivel de formación universitario,
bien puede decir que la carencia de tiempo es un serio factor estresante. Si en
edad laboral no se tenía tiempo para nada; en la jubilación se descubre la
existencia concreta del tiempo para constatar, lastimosamente, no ya que no disponemos
de él para hacer cuanto queremos hacer, sino de que desaparece de nuestro
horizonte a una velocidad que la de la luz es cosa de borricos tercos plantados
en mitad del camino…<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>La juventud ignora el
tiempo; la vejez contempla a diario su fugacidad, por más que no se empeñe en
modo alguno ni en detenerlo ni en contabilizarlo ni en despreciarlo: lo ve
pasar, pero con cierto escándalo, porque el deterioro físico y mental, aunque
neguemos su importancia en nuestras vidas, es resultado directo de ese pasar
por nosotros, por más que pasemos nosotros nuestra vida alejados de él y
di-vertidos, atareados en las mil cosas que nos llevan a negar incluso su
existencia. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size: large;">Por un jubilado al que se le cae el tiempo
y la vida encima, una vez que ha dejado de estar «en activo», seremos millones
los que, incluso con cierta ansiedad, y desde la felicidad de pertenecer a las «clases
pasivas», reconocemos que «¡no tenemos tiempo para nada!». Padezco, voy a
considerarlo desde una perspectiva individual, un estrés por hiperactividad que
se suma al viejo vicio del insomnio, que me ha hecho muy leído, algo creativo y
(¡no todo podían ser ventajas!) algo que más que huraño, pero por el egoísmo
pueril de pretender hacer aquello que proclamaba el único artículo de la carta
foral que, según Ganivet, sería el ideal jurídico de los españoles: «una carta
foral con un solo artículo, redactado en estos términos breves, claros y
contundente: ‘Este español está autorizado para hacer lo que le dé la gana’».<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size: large;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>No
es mucho pedir, parece, después de una vida de trabajo, sacrificio y abundantísimo
placer de muy diversos orígenes y naturalezas, porque a medida que el periodo
de jubilación va contrayéndose, el peso de las limitaciones que imponen los
compromisos de todo tipo, sobre todo los familiares, convierten la vida de un
jubilado en una hipérbole de la impaciencia. Si a enemigo que huye, puente de plata;
a tiempo que huye…, ¿qué? Nada más llegar a casa, después de la despedida de
los compañeros, me quité el reló de la muñeca y no he vuelto a necesitarlo.
Jamás pregunto la hora, y siempre me sorprende que sea, por lo general, más
tarde de lo que imagino que debería ser. Es la consecuencia de no dar abasto;
de quedarse siempre con el trabajo en el tintero, la lupa junto al diccionario,
la lectura a medias y las películas a punto de acabar, porque ¡siempre! es más
tarde de lo que uno imagina que es.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size: large;">Si algo desaparece de la vida de un jubilado,
puedo dar ardiente fe de ello, es la pereza, la pigricia o la acedia (o acidia)
—según en qué contexto haya de aparecer…—, porque es lo que tiene el no tener
tiempo para nada: uno siempre anda en danza sin dar un paso acompasado, y mil
en todas las direcciones de la rosa de los vientos del quehacer individual y
colectivo. No se trata tanto de «trabajos» propiamente dichos, sino de tareas,
afanes, dedicaciones, impulsos o deseos que nos arrastran con un poder
performativo que ya hubiéramos querido tener en los años mozos, cuando sí que uno
de los placeres máximos era abandonarse a la pereza con absoluta delectación de
potentados. En las edades quinta, sexta y séptima que catalogó San Isidoro de Sevilla
en sus amenas Etimologías, no hay desperdicio temporal posible, porque vivimos
devorados por la pasión del quehacer, del obrar… <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size: large;">Nuestra sociedad desprecia a los viejos,
por más que el paternalismo del poder se llene la boca de «nuestros mayores» y
de «memoria histórica» de colmillo retorcido. Supongo que padecemos el mal
general de nuestro tiempo: el intento constante de convertirnos en un «colectivo»
en el que difuminarnos, anularnos, someternos y exigirnos ya el voto ya la
ayuda a quienes, con su desorden político gubernativo impiden el acceso a la
vivienda y a la formación de una familia que nos tome el relevo; al fin y al
cabo ¿no se considera ya que los jubilados son unos «privilegiados»? Por todo
ello, cuanto cada uno de nosotros hayamos de hacer conviene que lo hagamos a
título individual, de modo que no nos aplaste la etiqueta de hormigón con que
el poder, cualquier poder, nos cataloga al modo de las lápidas, y aunque sepan
todos los mentecatos con poder que van a seguir nuestros pasos les guste o no…
Si los expresidentes, al decir del verboso Felipe González, son jarrones
chinos, ¡imaginemos qué no pensarán de los anónimos jubilados de quienes todo
lo que se espera, al decir de la banquera Lagarde, es que la palmemos cuanto
antes para aliviar las cuentas del Estado!<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size: large;">Me extraña que haya tenido tanta paciencia
como para llegar hasta aquí, porque había dejado a medias la crítica de dos
películas clásicas y la extracción de citas de dos novelas superlativas de
Balzac, pero se me ha hecho tarde y tengo que dejarlo todo, porque es la hora
de la cena… Lo dicho: ¡No tenemos tiempo para nada!<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm; text-indent: 35.4pt;"><o:p><span style="font-size: large;"> </span></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size: large;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="mso-tab-count: 1;"><span style="font-size: large;"> </span></span><o:p></o:p></p>Juan Pozhttp://www.blogger.com/profile/09342074638420602637noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8748769248421418249.post-57414159388136421112023-11-30T05:06:00.000-08:002023-11-30T05:06:21.801-08:00«La izquierda traicionada», de Guillermo del Valle.<p><br /></p><p class="MsoNormal"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiOT2u0XiDeoeT05xPB_j79d6Bu75XFdy9vzKQAZLxJ6Y6ggM9BWgHJOOBDcECJfcAD-HZ0sUGEhSVt3oWKotXwNtV3Y5oQDGZmvwA-qKcbikWTkUxkjfKSiB_XzVVKuYRLzuF_d5xNY_0jnBTLQ0JKUAC19Bt6-XKVaNm0RoFd7l1TVTpcmYR6OyHEYV6K/s4080/Presentaci%C3%B3n.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3060" data-original-width="4080" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiOT2u0XiDeoeT05xPB_j79d6Bu75XFdy9vzKQAZLxJ6Y6ggM9BWgHJOOBDcECJfcAD-HZ0sUGEhSVt3oWKotXwNtV3Y5oQDGZmvwA-qKcbikWTkUxkjfKSiB_XzVVKuYRLzuF_d5xNY_0jnBTLQ0JKUAC19Bt6-XKVaNm0RoFd7l1TVTpcmYR6OyHEYV6K/s320/Presentaci%C3%B3n.jpg" width="320" /></a></div><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjoJCC5CDPINGJKVUQj4eudsbvkgN4YTTVujQqga3vuogBKkCCOfS-kVViLEevsa0Bl2lMYfYEVwq9vZ4aB9mnm0DVRPdk_KL83FhOCF_o8shbOJte9FUV8RKn4y5Csw8TdGKoj2uUCypQjNeoCAEO86iKNU85up7dW-lK3VV5tm5zx8ANcosHAj1RyygH5/s480/traici%C3%B3n.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="480" data-original-width="360" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjoJCC5CDPINGJKVUQj4eudsbvkgN4YTTVujQqga3vuogBKkCCOfS-kVViLEevsa0Bl2lMYfYEVwq9vZ4aB9mnm0DVRPdk_KL83FhOCF_o8shbOJte9FUV8RKn4y5Csw8TdGKoj2uUCypQjNeoCAEO86iKNU85up7dW-lK3VV5tm5zx8ANcosHAj1RyygH5/s320/traici%C3%B3n.jpg" width="240" /></a></div><p class="MsoNormal"><span style="color: #002060; font-size: 22pt;">Reivindicación
de la pureza izquierdista clásica frente a la traición de la izquierda gobernante, afanada en perpetuarse en el poder a costa de perder su identidad, sus
orígenes y su dignidad.</span></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm; text-indent: 35.45pt;"><span style="font-size: large;">Asistir a la presentación de un libro ha
acabado teniendo un no sé qué de firma de manifiestos o de suscripción a una de
las cien mil oenegés existentes. Aunque el acto se celebraba en la librería
Byron, próxima a mi madriguera, llegué con tiempo para poder sentarme, dada la
expectativa generada en las redes sociales y el «tirón» del presentador, Félix
Ovejero, experto en traiciones de la izquierda, a quien se sumó, en los
sillones presidenciales, la, para mí desconocida, profesora en la Pompeu Fabra, Jahel
Queralt, quien abrió el acto. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm; text-indent: 35.45pt;"><span style="font-size: large;">La pequeña sala se fue llenando poco a
poco. Me llamó la atención ser el único lector en una sala llena de móviles
activados. Levanté la vista de mi lectura y vi que a ambos lados del espacio
las estanterías mostraban libros poco o nada relacionados con el acto político
al que mi curiosidad me había llevado: En la pared de la derecha: Aves, Flora, <i>Casas
que pueden salvar el mundo</i>, <i>Fender, toda la historia</i>…; en la de la
izquierda, verduras, cocina tailandesa, ensaladas, cerveza en casa… Renuncié a
buscar secretas galerías que unieran esos títulos con el acto y seguí leyendo hasta
que el editor de Península abrió el acto, una vez hubo llegado, con leve retraso,
la profesora. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm; text-indent: 35.45pt;"><span style="font-size: large;">La profesora hizo una confesión que me
extrañó: como pertenecía al ámbito académico, había preferido escribir su intervención,
en vez de contarnos de viva voz su experiencia lectora del libro. Con total
complicidad, como se debe en estos casos, vino a desvelar parte del contenido,
poniendo el énfasis en la manera irracional como la izquierda traidora había regalado
a la derecha la bandera izquierdista tradicional de la «libertad». Defendió,
así pues, la libertad en el seno de un estado de bienestar robusto en el que la
redistribución facilita la equidad. «Sin dinero no hay libertad», resumió algo
atropelladamente. Entró en el debate, tan «real» del decrecimiento, a favor del
cual estaba, pero sin olvidar la verdadera «realidad»: sin crecimiento no hay
generación de riqueza. Reparó, finalmente, en la demonización izquierdista de
las grandes empresas y su defensa de las medianas, que son, precisamente,
aquellas en las que los trabajadores tienen menos posibilidades reales de
ejercer sus derechos. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm; text-indent: 35.45pt;"><span style="font-size: large;">Félix Ovejero, sin consultar papeles,
vino a defender la idea de que la izquierda ha representado siempre una trama
de valores, y que la idea básica desde su nacimiento ha sido la de la «emancipación»,
para convertirnos en dueños de nuestras propias vidas, es decir, justo lo
contrario de lo que hace la izquierda gobernante: generar dependencia del poder
político de los ciudadanos con menos recursos, una vía populista cada vez más
acentuada. Ovejero vino a refutar el izquierdismo de quienes nos pretenden
gobernar desde sus postulados por la defensa implícita de las identidades, las
religiones y lo que él llamó «el feminismo trastornado». Como era de prever, el
capítulo de la relación de esa izquierda con la casta política catalana probaba
la traición de una izquierda cuyo plurinacionalismo centrífugo se impone a la
reivindicación de lo que nos une como nación y como estado. Contó, además, una
anécdota jugosa sobre la exigencia de Pasqual Maragall para que se retiraran
10.000 ejemplares de una biografía en la que se recogía el alivio de la familia,
en palabras de su padre, al parecer, con que fue recibida la entrada del franquismo
en Cataluña. El propio Pasqual Maragall empezó su carrera municipal a dedo en la BCN de
Porcioles.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm; text-indent: 35.45pt;"><span style="font-size: large;">Finalmente, el autor tomó la palabra y
tras las gracias de rigor, pasó a fijar los planteamientos que, como anunció,
vertebrarán una opción política a la que se podría votar en las elecciones
europeas. Con tono vehemente y verbo enardecido de «viejo» izquierdista
ilustrado, Del Valle expuso las traiciones de la actual izquierda gobernante,
la infamia de los recientes pactos con la ultraderecha nacionalista catalana y
su defensa de los tres viejos principios revolucionarios: libertad, igualdad y
fraternidad. Achacó a la izquierda gobernante haber caído en el irracionalismo,
por su defensa de la religión, sobre todo e incomprensiblemente la islámica, y
de la identidad étnica. El estado, dijo, ha de garantizar la ciudadanía de todo
el mundo en libertad e igualdad. Se opuso a lo que él considera un proyecto de
segregación de clase, de tintes racistas, encarnado en las identidades
regionales, una versión deprimente de la Liga Norte italiana.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Cargó mucho las tintas en la descalificación
del plurinacionalismo de ultraderecha y ofreció la concepción de España como el
espacio público compartido por todos, criticando, sin ulteriores razones
doctrinales, que el estado confederal no garantiza en modo alguno la igualdad
de todos los españoles.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm; text-indent: 35.45pt;"><span style="font-size: large;">Del Valle está convencido de lo que dice,
pero por la relativamente escasa audiencia, por lo difícil que en el actual
mundo global resulta definir nítidamente un espacio político «de izquierdas», si
enfrentado a retos económicos, políticos e incluso éticos, y por cierto
mesianismo que intuí en el verbo flamígero del autor, no intuyo que sea fácil
que «cuaje» como único partido que represente una opción política que pueda
combatir contra el espacio del psoe, por más que el relato de estos sea ya el
del insultante populismo bolivariano aliado con el identitarismo xenófobo de
los supremacistas nacionalistas. Había algo en su verbo y sus postulados de la
vieja socialdemocracia de los inicios de nuestra Transición, cuando Felipe
González hizo renegar a su partido del marxismo como método único de
interpretación de la realidad, bastante antes del famoso axioma chino del gato,
da igual si blanco o negro, pero que cace ratones. Se observan muchos
movimientos políticos en la sociedad y mucho me temo que o hay una confluencia
generosa de todos en un proyecto común, o volvemos a los «clubes» ideológicos
separados por nimiedades y enfrentados entre sí en la más pura tradición de la
izquierda revolucionaria. ¡Que Hermes reparta suerte!<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm; text-indent: 35.45pt;"><span style="font-size: large;">Cuando se les dio la palabra a los
asistentes, y dada la perentoria necesidad de quien abrió el turno de contarnos
morosamente «su» visión sobre todo lo dicho, juzgué oportuno «tocar el dos» y
volver al «cau», donde otras exigencias de intendencia familiar me reclamaban.
Como en la sala ocupaba primera fila el incombustible y muy ilustrado periodista
Xavier Rius, seguro que él podrá ofrecer una visión más ajustada y coherente
que estas precipitadas impresiones a vuelapluma. Se la leeré con mucho gusto.</span><o:p></o:p></p>Juan Pozhttp://www.blogger.com/profile/09342074638420602637noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8748769248421418249.post-29175868138276110262023-11-10T10:28:00.002-08:002023-11-11T13:00:47.962-08:00Una visión descarnada del periodismo en sus primeros tiempos.<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiNkGYbfd68PryFAaqBxJD_Aogn1LRGMC3rf7MKxTlrcPNsp7FVTV088TyqLPwh7Wi9XZTBMnbBw9cWdAAs_tF5asWl5zf5gUKPdKgosC_AbZ4bcs7_yqbLG_3ANfNe10BKw1uSdVN8uWk6TDHhILLAO_jctjsy9yn1VxwO3fEoe6a9H18GDRlZgWwnpKUc/s600/Andre_Gill_-_Henri_Rochefort_(1831-1913)_French_journalist_writer_and_politician_Cover_in_LE_-_(MeisterDrucke-943078).jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="600" data-original-width="396" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiNkGYbfd68PryFAaqBxJD_Aogn1LRGMC3rf7MKxTlrcPNsp7FVTV088TyqLPwh7Wi9XZTBMnbBw9cWdAAs_tF5asWl5zf5gUKPdKgosC_AbZ4bcs7_yqbLG_3ANfNe10BKw1uSdVN8uWk6TDHhILLAO_jctjsy9yn1VxwO3fEoe6a9H18GDRlZgWwnpKUc/w264-h400/Andre_Gill_-_Henri_Rochefort_(1831-1913)_French_journalist_writer_and_politician_Cover_in_LE_-_(MeisterDrucke-943078).jpg" width="264" /></a></div><p></p><p class="MsoNormal"><span style="color: #002060; font-size: 22pt; line-height: 107%;">La
degradación de la prensa durante la Restauración borbónica en Francia, según
Balzac.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm; text-indent: 35.4pt;"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size: large;">En estos tiempos políticos tan agitados
por obra y gracia de la demagogia, el populismo y el <i>agitprop</i> —que raya
en *<i>shitprop</i> la mayoría de las ocasiones—, pocos son los medios
periodísticos que se libran de esas lacras, y menos aún aquellos que mantengan la
sagrada llama de la independencia, el respeto a los hechos y el amor a la verdad,
si es que aún queda alguno que pueda ser descrito en esos términos, que no lo
creo. Desde mucho antes de la llegada del Gran Divisor a la política española,
quien hizo bandera del odio al adversario y la negación del pan y la sal a
cuantos no pensaran como él, que vale tanto como decir «su» partido, institución
donde primero practicó esta política aberrante del <i>divide et impera</i>, el
periodismo español había cavado ya muchas trincheras ideológicas en las que han
ido sucumbiendo empresas y prestigios individuales que no han soportado
incólumes el paso del ciclón del sectarismo por los medios de comunicación. La
llegada de la generación del 15 M a la política arrasó con los consensos
sociales con los que habíamos vivido hasta ese momento y que fueron el
fundamento y el impulso de la Transición y la Constitución del 78 que la
consagraba. Hoy vivimos en un marasmo guerracivilista en el que ni hay líneas
rojas, ni verdes ni fucsia ni de ningún color, el Todovalismo lo gobierna toda
y nada escapa a sus terribles dictámenes, casi de obligado cumplimiento. A
fuerza de legitimar el Poder por el Poder, todo es «bueno» y «legítimo» si lo
autoriza y avala; y poco menos que «fascismo» lo que se le opone, lo haga del
modo que haga. ¡Qué tiempos aquellos en que el principal analista de la
abeceína, Sánchez Ferlosio, escribía en su famosa Tercera! ¡Qué tiempos estos
en los que El País pone de patitas en la calle a puntales del diario como lo
fue durante cuarenta años Antonio Elorza! La proliferación de diarios
digitales, de ínfimo coste y muy diferente alcance, siempre en función de la
inversión y la propaganda <i>ad hoc</i>, ha añadido al panorama periodístico
una pluralidad de voces que, por la competencia descarnada entre ellas, propia
de pelazgas de patios de vecindad, hace muy difícil, si no imposible,
distinguir entre unos y otros, aunque la decantación ideológica es la que nos
orienta en su clasificación: amarillistas, populistas, de partido, etc. El
ruido mediático que soporta nuestra sociedad es de tal magnitud que resulta un
ejercicio de «motricidad mental fina» distinguir las voces de los ecos, si bien
lo que es innegable es la homogeneidad absoluta en cuanto al mal uso del
lenguaje que hacen todos ellos, con titulares que suelen hacer las delicias de
los mordaces habitantes de iXlandia, la antigua Gorjeolandia (Twitter para los <i>cool</i>).
El panorama que describe Balzac en su monumental obra maestra que es Las
ilusiones perdidas nos sirve para percatarnos de que, aunque haya pasado el tiempo,
la voz pública, la publicada, presenta ciertas características que no parecen
haber cambiado nada a través de los siglos. En fin, no quiero seguir cargando
las tintas ni los bytes sobre una profesión que los no profesionales, pero adictos
a la información, vamos condenando si no a la desaparición, sí a la nueva
modestia en la que tal vez aprendan a elaborar un modelo de periodismo que
orille lo sectario y abrace el procomún, los intereses generales. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size: large;">«El periodismo, en vez de ser una especie
de sacerdocio, se ha convertido en un medio en manos de los partidos; de medio
ha pasado a ser un negocio; y, como todos los negocios, no tiene ni credo ni
ley. Todo periódico es, como dice Blondet, una tienda en la que se venden al
público palabras del color que éste quiere. Si existiera un periódico para
jorobados, probarían mañana y tarde la belleza, la bondad y la necesidad de los
jorobados. Un periódico no está hecho ya para ilustrar, sino para halagar las
opiniones. Por ello, dentro de un tiempo, todos los periódicos serán viles,
hipócritas, infames, mentirosos, asesinos; matarán las ideas, las filosofías y
a los hombres, y florecerán por eso mismo. Disfrutarán dele privilegio de todo
organismo colectivo: se hará el mal sin que nadie sea responsable de ello. […]
Napoleón definió este fenómeno moral, o inmoral, como se prefiera, con una
frase sublime que le dictaron sus análisis acerca de la Convención: «Los
crímenes colectivos no comprometen a nadie». El periódico puede permitirse la
más abyecta conducta y nadie se cree personalmente manchado por ella. […] Si
el periódico inventa una infame calumnia, finge limitarse a reproducirla, y si
alguien se ofende por ello, sale del paso disculpándose por la libertad que se
ha tomado. Si se le lleva ante los tribunales, se quejará de que nadie haya
venido previamente a pedirle una rectificación; pero ¿y si se la pedís? Entonces
os la negará riéndose en vuestras barbas, con la excusa de que no son más que bagatelas.
Si su víctima gana la causa, la escarnece, y si tiene que pagar una
indemnización cuantiosa, llamará al demandante enemigo de las libertades, del
país y del progreso. […] Y en un momento dado puede hacer creer lo que quiera a
quienes lo leen todos los días. Luego, nada que le desagrade podrá ser
patriótico, y pretenderá tener siempre la razón. […] Con tal de emocionar o divertir
a su público, el periódico sería capaz de servir a su padre crudo y
condimentado nada más que con la sal de sus chanzas. […] Veremos los periódicos
dirigidos primero por hombres honorables, y caer más tarde en manos de los más
mediocres dotados de la flexibilidad y bajeza de la goma elástica de la que
carecen los grandes genios, o bien en manos de tenderos con dinero para comprar
a las plumas más prestigiosas. ¡Ya vemos tales cosas! Pero, dentro de diez
años, el primer chaval salido del colegio se creerá un gran hombre, se subirá a
la columna de un periódico para abofetear a los mayores que él, y les derribará
para ocupar su puesto. No le faltaba razón a Napoleón al amordazar a la Prensa.
Apuesto a que, si la oposición llegara al Gobierno, los periódicos que le ha
prestado su apoyo le harían acto seguido la guerra si no obtuvieran todo cuanto
desean, utilizando los mismos artículos con los que ahora atacan al Gobierno
del rey. Y cuantas más concesiones se haga a los periodistas, más exigentes se volverán
estos. Los periodistas de prestigio consolidado serán sustituidos por otros
hambrientos y pobres. La herida es incurable, será cada vez más maligna, cada
vez más enconada, y cuanto mayor sea el mal, más tolerado será hasta el día en
que reine la confusión en la prensa debido a su proliferación, como en
Babilonia. Todos nosotros sabemos muy bien que los periódicos irán más lejos
que los reyes en lo que a ingratitud se refiere, más lejos que el sucio negocio
especulativo y abusiva, y que consumirán nuestras inteligencias vendiendo un
tercio de nuestra materia gris; pero todos nosotros escribiremos en ellos como
esos mineros que explotan una mina de plata, a sabiendas de que morirán en
ella. </span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;"> Todo periódico es, como dice Blondet, una tienda en la que se
venden al público palabras del color que éste quiere. […] Un periódico no está
hecho ya para ilustrar, sino para halagar las opiniones. Por ello, dentro de un
tiempo, todos los periódicos serán viles, hipócritas, infames, mentirosos,
asesinos, matarán las ideas, las filosofías y a los hombres, y florecerán por
eso mismo. Disfrutarán del privilegio de todo organismo colectivo: se hará el
mal sin que nadie sea responsable de ello. […] El periódico puede permitirse la
más abyecta conducta y a nadie se cree personalmente manchado por ella.»</span><o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">[<i>Las ilusiones perdidas</i>, Balzac]</span></p>Juan Pozhttp://www.blogger.com/profile/09342074638420602637noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8748769248421418249.post-3336911592657091552023-10-24T09:07:00.003-07:002023-10-24T09:09:20.037-07:00Crónicas de Robinson desde Torilandia (III)<p> </p><div style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhfNBekM6YSP-7IzoRSbFR5nDEiQYc-7HQugWxEg5xIu-9TXQt1INi1W8S_gCUYuvVgWp4lgw4IIHWJNjQ0WnsxoytLMskwCCLV7LIQz9V3XNKE1JRs7I_VQwP_HJ9YQ-fTr_e2-y3kh_OM7JnnhdXrM1UlgcjpoUdwwsW-i9PvF8i08cA6diQOSsWP1XJc/s999/58.webp"><img border="0" data-original-height="567" data-original-width="999" height="365" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhfNBekM6YSP-7IzoRSbFR5nDEiQYc-7HQugWxEg5xIu-9TXQt1INi1W8S_gCUYuvVgWp4lgw4IIHWJNjQ0WnsxoytLMskwCCLV7LIQz9V3XNKE1JRs7I_VQwP_HJ9YQ-fTr_e2-y3kh_OM7JnnhdXrM1UlgcjpoUdwwsW-i9PvF8i08cA6diQOSsWP1XJc/w640-h365/58.webp" width="640" /></a></div><br /><p></p>
<p class="MsoNormal"><span style="color: #002060; font-size: 22pt; line-height: 107%;">Entre
urnas o delincuencia…<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"> <span style="font-size: large;"> </span><span style="font-size: large;">Ninguna reflexión
sobre el tiempo, tan perfectamente clasificado allá en mi isla, me parece más
adecuada que la suscitada por los acontecimientos que se suceden en esta
extendida piel de toro bravo. ¡En mala hora mi anfitrión perverso y en prosa me
sacó de Laputa y me trajo a esta Torilandia acelerada don no se vive, sino que
se exhala, a juzgar por el vértigo con que se sucede todo, y de cualquier
naturaleza! No me extraña que los antiguos medios de información se hayan reconvertido
en medios de agitación y propaganda, porque los hechos se suceden unos a otros
a tal velocidad que su mera enunciación es perderlo. Sí, está claro que abandonada
aquel celo por conocer las circunstancias totales de cualquier hecho, de modo
que asumiera su nombre total, en vez de convertirse en algo así como «dicen que…»,
«al parecer…», «se tiene por cierto…», «todas las fuentes indican…», nada de
cuanto ocurre tiene ya el sello de la verdad objetiva que antes se alcanzaba
con tan poco esfuerzo. Hoy, hasta un bombardeo de un hospital en Gaza, con 400
o 500 muertos es pieza de discusión durante semanas, incluso aunque se haya «probado»
la intoxicación factual de que los grandes medios de información han sido
cómplices irresponsables.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Me cuesta revelarlo,
porque diríase que un personaje literario como yo, que se ha visto en situaciones
tan rocambolescas, no «casa» con este aserto: soy frecuentador de <span style="mso-no-proof: yes;">X, pero así es, aunque en un móvil prácticamente regalado,
de segunda mano. En Madrir, actualmente, no te puedes mover sin llevar un
chisme de estos en la mano, aunque me haya llevado mis buenos meses hacerme con
los conocimientos imprescindibles para hacer las tareas más elementales. Mi anfitrión
ya ha contactado conmigo y hemos mantenido alguna que otra jugosa charla sobre
esas reflexiones temporales inexistentes y, sobre todo, acerca de la angustia
que implica estar pendiente mañana tarde y noche de este aparatejo infernal que
consume energías, batería y, guste o no, ¡que no!, las mil toneladas de
paciencia con que yo salí de mi bendita isla, a la que ignoro si regresaré,
porque naufragar no es lo mismo que buscar un naufragio…; del mismo modo que
vivir no es buscar el suicidio, por más que se le asemeje.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Me declaro derrotado ante la realidad. Mi indomable
espíritu práctico que no ve objeto inútil ni maña que no pueda gobernarlo
claudica ante la irrealidad política de esta Torilandia que más que cualquier
otra nación de la vieja Europa requiere de un<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>meticuloso estudio para tratar de separar el grano de la paja, ¡si ello
es factible! ¡Menuda algarabía en esta antigua tierra de árabes! ¡Menudo zoco
de mercancías robadas! ¡Qué falta haría en este Templo de Mammón los buenos
azotes de un Cristo indignado ante la profanación constante de las
instituciones, los hábitos democráticos y, <i>last, but not least</i>, el atropello a
la lengua común, más allá de particularidades regionales que, como mucho, solo
lo complican todo aún más! ¡Si esta gente no se entiende en una, por universal
que sea, cómo diantre van a entenderse en cuatro más los bables comarcales que
han aparecido como setas de sequía, porque aquí solo llueve la saliva de la
indignación que se escapa de las fauces, y poco más!, pero ella se basta para
que crezcan las setas de la discordia filológica identitaria. No estaría de más
que la madre naturaleza se convirtiera alguna vez en madrastra despechada y
dejara ir una andanada de meneos suyos que les bajara los humos a los
pedantones al paño, la seda el lino y aun el esparto, a ver si con la calma de
los escombros y el fatalismo de lo irrecuperable se amainaran los ánimos
levantiscos y pudiera, entonces, ser el Congreso la casa de la palabra que
edifica. Mal lo tienen, cierto es.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="mso-no-proof: yes;"><span style="font-size: large;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Por paradojas históricas, quienes trajeron la Segunda
República con unas municipales y han apostado por una vuelta al
guerracivilismo, han perdido en toda España unas elecciones municipales que han
estado a punto de dar al traste con todo, pero el gobierno convocó elecciones
generales para probar suerte «por elevación» en unas elecciones generales al
Congreso y al Senado. Quienes gobiernan las han perdido, pero pretenden
convertirse en ganadores mediante la extrañísima vía del pacto con grupos de la
Cámara que programáticamente son contrarios a la democracia española y solo
aspiran a convertirse en países independientes, ellos dicen que en el seno de Europa;
la realidad, que en el seno del abismo de la irrelevancia universal, siquiera
sea durante un larguísimo periodo de tiempo, más allá del que se sucede en la
pantallita de nuestros artilugios. Y así están las cosas. A la espera de que un
delincuente huido de la Justicia decida si gobierna el actual inquilino de la Moncloa,
un narcisista relamido y bien corto de entendederas o los torilandeseses han de
pasar de nuevo por otra convocatoria electoral, que, visto desde los
tradicionales usos democráticos de mi país de origen, sería lo más «natural»,
¡si es que en Política hay algo de lo que se pueda decir <span style="mso-tab-count: 1;"> </span>que es propiamente «natural», dados
los embelecos, artimañas, embolismos, mixtificaciones, engaños y demás
trapacerías que hacen de ella el arte supremo del engaño, pero sin el ingenio y
la agudeza sobre las que escribió Baltasar Gracián con tanta perspicacia.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="mso-no-proof: yes;"><span style="font-size: large;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>De ciertas zonas de Madrid se suele decir que son «el
hervidero de la Villa», a juzgar por las muchas relaciones clandestinas que
tratan de pasar desapercibidas para los sabuesos chihuahuas del periodismo
actual, y confieso que me hubiera gustado conocer alguno de ellos para «tomarle
el pulso» a la vida conspiradora que hace de la política una mala novela de intriga.
Aquí, para bien o para mal, que es el mal en ambos casos, «está todo el pescado
vendido», que es expresión a la que, por mis largos años en la isla, soy muy
afecto: todos van a perder, ahora o pronto, en un futuro más inmediato del que
todos los que se las prometen felices se piensan, ateniéndonos a las infinitas
posibilidades de crear conflictos políticos que están en manos de quienes
dominan una de las dos Cámaras del sistema político español. Otra cosa es que a
la mayoría impulsada por la delincuencia política se le ocurra alguna ley para
eliminar el Senado, ¡que todo pudiera suceder!, una vez que están a punto de
saltarse todas las previsiones constitucionales para hacer caber una ley de
amnistía que, implícitamente, está prohibida por la Constitución, que sí
prohíbe los indultos generales, de los que la hipotética amnistía es prima
hermana.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="mso-no-proof: yes;"><span style="font-size: large;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Lo que no acabo de entender es cómo en esta ciudad tan
maravillosa, el pálido reflejo de la verdadera vida que es la preocupación por
el poder político, sea capaz de consumir tanta vida y energía de sus
habitantes, aunque es posible, dados los usuales niveles de abstención en las
votaciones, que la mía sea una impresión engañosa. Cuesta creer, ciertamente,
que en esas abarrotadas barras y mesas de los bares todo el mundo hable de
política en vez de acerca de otras cuestiones que tantas pasiones mueven, como
la fenomenología, el idealismo trascendental, los enigmas matemáticos o las
cartas astrales, amén de las últimas novedades editoriales o el estreno de la
última película de Santiago Segura, un joven la mar de simpático a quien conocí
un día en un bar de Malasaña, después de haber rodado él un programa científico
sobre la gastronomía o algo parecido…<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="mso-no-proof: yes;"><span style="font-size: large;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Sigue llamándome la atención, aunque no es raro en la
Historia que no pocos gobernantes conciten el odio popular, que el actual
presidente de Torilandia sea capaz de atraer como un poderoso imán atildadísimo
las iras de las gentes sencillas y aun de las complicadas, porque en eso se
ponen todos de acuerdo. He oído referentes de muy diversa naturaleza, y desde
los que retroceden al gran Felón de felones, Fernando VII, no pocos hay que lo
comparan con el recentísimo Ánsar de las Azores, o algo así, e incluso quienes
lo asimilan al autócrata republicano que ganó una guerra y se instaló en el
poder tres décadas largas. Hay, como se ve, para todos los gustos.Torilandia es
una nación a la que sus gobernantes les duran poco en la estimación —¡pero hay
que ver lo que ganan una vez fallecidos…!—, y no porque sus estándares de pulcritud
democrática, honestidad o moralidad pública sean altísimos, sino porque los me
gusta y no me gusta han democratizado hasta extremos inverosímiles el halago y
el denuesto. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="mso-no-proof: yes;"><span style="font-size: large;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>¡Nos vemos!, que es despedida universal. <i>See you later</i>!</span><o:p></o:p></span></p>Juan Pozhttp://www.blogger.com/profile/09342074638420602637noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8748769248421418249.post-56082853944413565272023-10-15T10:01:00.003-07:002023-10-25T02:43:15.327-07:00¿La realidad? ¿La verdad?<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh_iGhOw7_Y8_ERKjMGlxEYAvCH7LyEDPUtdsbMFzMw5SdCIMt3PvyuIqV-f54lRlaUFGyR3KbVHulZIsqNXH8ymEpyhmR03jhTd-0Ad1cpGxOhm-WMTMBY6hEBLop_-MhLDBVtTyD1snDXeGFDc-nxiG0xmseKx6HhjiEm1B7zxrlGjn5uzCYQACjajPPM/s1024/Ambig%C3%BCedad.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="512" data-original-width="1024" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh_iGhOw7_Y8_ERKjMGlxEYAvCH7LyEDPUtdsbMFzMw5SdCIMt3PvyuIqV-f54lRlaUFGyR3KbVHulZIsqNXH8ymEpyhmR03jhTd-0Ad1cpGxOhm-WMTMBY6hEBLop_-MhLDBVtTyD1snDXeGFDc-nxiG0xmseKx6HhjiEm1B7zxrlGjn5uzCYQACjajPPM/w640-h320/Ambig%C3%BCedad.jpg" width="640" /></a></div><br /><p></p><p class="MsoNormal"><span style="color: #002060; font-size: 22pt;">El
pensamiento y la ficción.</span></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span><span style="font-size: large;">El tópico nos
dice que la realidad supera a la ficción, en efecto; pero para dar por bueno
ese aserto, ha de tenerse una idea muy precisa, contundente e irrefutable de
qué sea eso a lo que llamamos con tanto aplomo «realidad». Los hechos
cotidianos, desde el humilde de desayunar un poco de avena con plátano y frutos
rojos —que son buenos para la próstata— hasta la salvajada de los asesinados
por el grupo terrorista hamás en Israel, levantan un mapa de referencias al que
solemos llamar «realidad», y parece que cuanto más material sea lo que sucede,
que estén involucradas vísceras, excrementos, cuerpos profanados, edificios
bombardeados y víctimas de toda suerte y condición, culpables e inocentes, más
nos parece que estemos hincados hasta el corvejón en la «realidad». Da igual
que de todo ese conglomerado de hechos, a nosotros no nos llegue ni siquiera el
sonido de las sirenas ni el jadeo de quienes corren a un refugio o esperan en la
habitación del pánico una muerte segura, porque le vamos a dar el estatus de «realidad»,
lo sea o no lo sea. Y ello va a condicionar no solo nuestras reacciones o
nuestras emociones, sino también posicionamientos políticos o sociales que nos
van a definir así que pronunciemos esta o aquella condena, escojamos a unas o a
otras víctimas, consideremos terroristas, o no, a estos o a aquellos grupos o
ejércitos. Realidad parece ser, como quería Humpty Dumpty, aquello que, desde
mi poder unipersonal, yo decido que es o no es real; del mismo modo que decido
de qué parte está la razón, qué es lo relevante y qué lo prescindible, qué ha
de ser aceptado a pies juntillas y qué rechazado a las tinieblas exteriores. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Poco a poco,
pues, se va configurando la «realidad» como una suerte de solipsismo del
sujeto, encantado de su poder y de su capacidad de expresarlo para que nadie se
llame a engaño y para, en función de la capacidad de ataque y demolición,
imponerlo como verdad indiscutible. Esa «realidad», por lo general, suele estar
enunciada con unos conceptos que en modo alguno son inequívocos, sino sujetos a
reflexión y debate, de modo que el uso de la razón permita establecer un
consenso universal para aceptarlos o rechazarlos. </span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;"> Lo que sucede, sin embargo,
se recibe con tal grado de adhesión a «lo que ocurre», que nos parece inverosímil
que alguien pueda entender lo ocurrido desde otro enfoque, desde otra perspectiva,
y que descubra en ello un significado que nosotros ni siquiera hemos imaginado
que tales hechos pudieran tener. Ahí es cuando la «realidad» se cuartea y
comenzamos a sostener que la única «verdadera» es la nuestra, lo que nos lleva
a organizar, con todos los medios de persuasión a nuestro alcance, la defensa
numantina de nuestra interpretación. Aparece entonces la absurda multiplicación
de la «verdad» y su proliferación casi partenogenética.Y la lucha entre «verdades»
se cruza con los diferentes conceptos de «realidad» que las sostienen, de donde
emerge una división radical imposible de salvar para unificar un concepto universalmente
aceptado de «realidad». Y de ahí lo de «nos movemos en realidades diferentes»…
y expresiones que vienen a marcar la incompatibilidad absoluta de concepciones
de «lo real», lo cual, paradójicamente, nos va acercando a una peligrosa ficción:
la de que ni la realidad ni la verdad existen, sino como percepciones
exclusivas de cada sujeto, aislado, en consecuencia, en una monada de mónadas desde la que es literalmente imposible no ya solo el contacto con las demás,
sino la mera posibilidad de «compartir» un único concepto de «realidad» y de «verdad».<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Ya Epícteto
aligeraba de responsabilidad a los «hechos», al defender que es la
interpretación de estos lo que nos altera, no su mera existencia. Los tiempos, ¡vaya
por dónde…!, han acabado dándole la razón. Y la experiencia nos dice que ante
cualesquiera hechos supuestamente «reales» siempre vamos a levantar, los
humanos, una red de interpretaciones que acabarán desdibujándolos de tal manera
que lo único legítimo sea dudar de si tales hechos en verdad han sucedido o son
meramente una ficción que hemos tomado por «realidad», siempre en función de nuestros
intereses particulares en el asunto.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>A mí me parece
que lo de que la realidad supera a la ficción es una manera de decir que la primera
acaba convirtiéndose en la paridora de la segunda, y de que no hay dos
realidades iguales, como no hay dos verdades que puedan vivir sin echarse la
una a la otra la exclusividad a la cabeza. Parece que va en los genes de la
especie esta deriva individualizadora, a pesar del esfuerzo inhumano de tantos
gobiernos totalitarios para convertirnos en grupos convenientemente amaestrados
para no mostrar fisuras frente a la demagogia de la propaganda encargada de
velar por los inequívocos conceptos de realidad y de verdad que nos permitan
seguir contribuyendo, mediante nuestra sumisión al enriquecimiento y la
tranquilidad de la casta dirigente.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Pensar por uno
mismo y descubrir que la realidad es una, como una es la verdad, la diga Agamenón
o su porquero, es el único acto revolucionario a nuestro alcance. ¡Y espero no haber
salido de la ficción de Juan Poz…!</span><o:p></o:p></p>Juan Pozhttp://www.blogger.com/profile/09342074638420602637noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8748769248421418249.post-46354978636662621142023-08-02T11:30:00.000-07:002023-08-02T11:30:32.386-07:00El insulto, los remilgos y otras hipocresías. <p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiS76Lq3I7wXOrK0z7r9R-eu_yaEDIk-VeuWTlVbFozfgtaLgXpRABf9VuWW1AguJuXjeWchQdB-XHrOhU7G3fV66Q_h8GRmre7XUeFvEO0vZyx6vusn60feAfMJIc7hrnr2I_qmc1Q_9Ahd7KvXp7pLpUFSDR5A5iEBZ4TVoxaFw2gR_xKvxLvwJpBOMC4/s1248/Insulto.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="770" data-original-width="1248" height="246" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiS76Lq3I7wXOrK0z7r9R-eu_yaEDIk-VeuWTlVbFozfgtaLgXpRABf9VuWW1AguJuXjeWchQdB-XHrOhU7G3fV66Q_h8GRmre7XUeFvEO0vZyx6vusn60feAfMJIc7hrnr2I_qmc1Q_9Ahd7KvXp7pLpUFSDR5A5iEBZ4TVoxaFw2gR_xKvxLvwJpBOMC4/w400-h246/Insulto.jpg" width="400" /></a></div><p class="MsoNormal"><span style="color: #002060; font-size: 22pt;">Del
arte a la chabacanaería: la necesaria higiene moral y verbal del ultraje: <i>La vieja libidinosa</i>, de Teodoro Pródromos.</span></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"> <span style="font-size: large;"> </span><span style="font-size: large;">Plurales son
las funciones del lenguaje y múltiples sus niveles y registros. Desde el
susurro hasta el grito, cada día descubrimos nuevos usos y aplicaciones. Una
voz robusta puede salvar una vida; una voz suave y rasgada conquistar un
corazón; una voz melodiosa dulcificar la compañía; una voz cazallera alejar de
nosotros cualquier conato de sociabilidad… Desde bien pequeños somos instruidos,
antes de tener un conocimiento positivo del vocabulario, en ciertos tonos que
instalan en nosotros el reproche, el aviso, la ternura y la orden imperativa.
Esa preparación para el «contenido» nos permite familiarizarnos con lo que,
superada la edad de la razón, identificamos inmediatamente con la función agresiva
del lenguaje: el insulto, el ultraje, el vituperio, la diatriba, el agravio, la
ofensa, la afrenta, el desprecio en suma. El lenguaje infantil está plagado de
lo que podríamos definir como el grado cero del insulto: «tonto», «bobo», «soso»,
«memo», «panoli», «baboso», «berzotas», etc. Necesitamos la socialización del
grupo para que los más avezados en la percepción<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>nos revelen, desde el seno de familias algo
más «broncas» que la nuestra, la existencia de grados superiores: «energúmeno»,
«gilipollas», «idiota», «subnormal», «gilipuerta», «huevón», «cretino», «tarado»,
«cabrón», etc. El salto definitivo nos lleva al más popular de los insultos
españoles: «hijo de puta», su contracción, «hijoputa», y sus hipérboles, «hijo
de la grandísima puta», por ejemplo, que se suma al rechazo al antiguo «pecado
nefando» del que «te den por culo», el «pichabrava», «pichafría», «chupacojones»,
«que te folle un pez», «me cago en tus muertos», «comemierda» y otras lindezas
de ese jaez inagotable que es el caudal léxico del improperio en nuestra
lengua, cultivado desde las Coplas de Juan Panadero, pasando por el Arcipreste de
Hita, La Celestina, el Corbacho, la picaresca, Quevedo, Góngora y CJC, entre
tantos notables en los que no conviene olvidar a Moratín y su <i>Arte de las
putas</i>.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Como vemos,
así pues, insultar es una manera de relación social que no oculta la rivalidad,
el enfrentamiento e incluso el odio hacia el objeto de nuestra ira, pero, tenga
la dimensión que tenga el insulto, conviene destacar enseguida que el insulto
es una agresión «en efigie», como aquellos condenados por la Inquisición que
escapaban de su garras torturadoras y eran quemados de ese modo que les
permitía respirar tranquilos, a los profanadores. Insultar es un quedarse a
gusto y apaciguarse, para que la sangre que nos hierve en las venas no se
derrame y vaya el asunto a mayores. Conviene que seamos conscientes de que la ira
es una emoción legítima que no conviene reprimir, sino liberar dentro de un
cauce aceptable para uno mismo y para los demás.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size: large;">Viene todo esto a cuenta de los remilgos
sociales que se han extendido a cuenta del uso del insulto en la vida pública
en general y en la política en particular, un ámbito en el que, de repente,
todos parece que «se la cojan con papel de fumar», que se suele decir de los
remilgados…, y en el que se nos han llenado de Tartufos las redacciones periodísticas,
las tertulias, las televisiones y casi cualquier espacio público en el que uno
manifieste escrúpulos invencibles de malestar moral ante el uso del insulto
como ejercicio popular del lenguaje, tenga el grado de virulencia que tenga. Está
claro que las leyes marcan los límites del respeto a las personas y a su honor
y buen nombre, pero, no sé si afortunadamente…, los jueces se han mostrado muy prudentes
a la hora de castigar excesos verbales cuya represión podría constituir un<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>atentado a la libertad de expresión.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>El insulto,
pues, está instalado en nuestra sociedad, pero todos sabemos que, como se ha
dicho siempre, «no insulta quien quiere, sino quien puede» y que respecto de
los insultos «el mejor desprecio es no hacer aprecio», lo cual permite ponerse
por encima de ciertos desahogos que, manifestados sin gracia ni ingenio, se
aproximan<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>más a los ladridos que a la
discreción. Con todo, no olvidemos que una mención despectiva a «la madre»,
institución sacrosanta para muchos, y no solo para la Legión…, puede acabar en
tragedia, como se ha dado el caso, que nuestras tradiciones son las que son. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size: large;">Viene esto a cuenta del revuelo armado con
el acerado «Que te vote Txapote» con que se ha querido insultar a Su Excelencia
y que, por la intervención de un familiar de una víctima del asesino chapote,
ha acabado volviéndose en contra de los insultadores y del pp en general,
quienes, a su vez, indiscriminadamente, han tenido que cargar con el insulto tan
socorrido en estos tiempos de «fascistas», insulto que, a pesar de su desemantización
evidente, evoca aún una misión heroica en los votantes de unos partidos que,
anacrónicamente, lo agitan como la bandera del «No pasarán» de la Segunda
República cuyos tristes destinos tejieron<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>con extremismos no muy lejanos de los del presente.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size: large;">Yo aprendí a insultar de muy niño, pero no
dejó de chocarme oír de labios de mi madre que, durante la retransmisión de un
partido, ella preguntara si lo que coreaba el público, imagino que al árbitro,
era «hijo de puta». A edad tan temprana como los nueve años oír esa expresión
en boca de la madre fue para mí un pequeño trauma liberador, porque entendí que
me abría la veda para su uso y el de otras expresiones aún peores. Lo que no he
olvidado nunca fue, tras una riña con uno de mis hermanos, lo que se me ocurrió
que era el peor insulto que podía lanzarle con la peor mala leche del mundo: «¡sifilítico!»,
le escupí, sin saber ni propia ni impropiamente qué coño le estaba diciendo. Él
tampoco lo sabía, pero lo chivó a mis padres y ahí fue Troya, la somanta de
palos que me cayeron encima… Eso sí, en ningún caso, dado lo complejo del tema,
se tomaron la preocupación de explicarme qué significaba, claro… En fin, cosas
de tiempos muy lejanos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size: large;">Aprovechando el asunto que me trae a mi <i>Provincia</i>
después de tanto tiempo de no aportar por ella, he querido acercar a los
lectores una muestra del insulto literario. Y también me he alejado en el
tiempo para rescatar este poema de Teodoro Pródromos, <i>La vieja libidinosa</i>,
de la literatura bizantina, traducido y analizado por Pablo Adrián Cavallero
con un excelente aparato crítico que los lectores interesados pueden consultar
en la página original [ <a href="file:///C:/Users/pozju/Documents/Juan%20P%C3%A9rez/Dialnet-ProdromosLaViejaLibidinosaH140UnaSatiraBizantinaEn-8987688%20(2)">Dialnet-ProdromosLaViejaLibidinosaH140UnaSatiraBizantinaEn-8987688
(2)</a>] , dada la aproximación lectora no erudita que yo aquí ofrezco al común
de los lectores. Está claro que las notas enriquecen el texto y permiten
comprenderlo mejor, pero quédense esos pormenores para los eruditos y
diletantes como yo que nos perdemos con deleite en ellas para enriquecer un saber
auténticamente inútil. Adviértase que la temática de la vieja/niña es muy
propia del barroco y es tema que trató con gracia y donaire Góngora en sus
famosas letrillas, por ejemplo. Lean y disfruten con una hermosa colección de
insultos articulados con supremo arte desgarrado…<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><o:p><span style="font-size: large;"> </span></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">¡Oh vieja sucia, gran mal para los hombres!<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">¡Oh vieja sucia, más antigua que Túcrito,<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">arruga fláccida y podredumbre de tiempos de Crono!<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">¡Oh vieja impúdica, oh anciana licenciosa,<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">que te muestras lasciva y cachonda y engreída!<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">¡Oh vieja lúbrica, báquica, salvaje ménade!<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">¡Oh vieja sucia, tres veces el ‘vieja’ y también cuatro,<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">reverenda pentacorneja, podrida anciana!<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">¡Piélago atlántico, profundidad egea,<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">Ponto, Propóntide, boca oceánica,<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">mar totalmente más salado que ésta<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">en la cual volcaron innumerables navíos,<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">en la cual naufragaron barcas con todos sus hombres!<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">¡Oh pantano de barro y profundidad de fango,<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">casa de la anguila y de la rana,<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">mancha de la naturaleza y de lo que está en natura!<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">¡Oh langosta y granizo y gusano y tiniebla<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">y, en resumen, destrucción de la vida de los mortales!<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">¡Oh vieja canosa hasta incluso en las cejas, <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">así también como borracha te conduces contra la infeliz
naturaleza<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">untando los cabellos con tinturas densas!<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">¡Oh vieja privada de todo diente,<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">que mordisqueas de lado con dos molares solos<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">que el tiempo no te quitó, haciendo bien por cierto,<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">para que no seas considerada un bebé recién nacido!<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">¡Oh vejeta pálida, aunque te pases con el albayalde!<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">¡Oh uva seca magra, aunque te creas verde todavía!<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">¡Oh Camarina, aunque te perfumes ricamente!<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">¡Oh piel-de-cuero, aunque aligeres la piel,<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">legañosa, aunque haya bistre alrededor de tus pupilas,<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">arrugada, aunque haya maquillaje alrededor de las mandíbulas,<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">gotosa, aunque disimules la enfermedad,<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">haciendo de la gota un esguince,<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">encorvándote, aunque te creas enderezada!<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">¡Oh vieja, de nuevo vieja y de nuevo vieja y de nuevo!,<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">¡antigua vergüenza, maldad arcaica!<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">¿Por qué haces esto? ¿Otra vez te inclinas a la añoranza,<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">recolectas amores, respiras placeres de Afrodita?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">Y en verdad era necesario que antes tuvieras conciencia de
esto,<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">de que todo es bello en el tiempo adecuado.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">A su tiempo cosechas el racimo del viñedo,<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">a su tiempo llevas la hoz a la espiga;<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">la menta, el lirio, la hierba, a su tiempo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">El vino, siendo joven y jugoso, borbotea<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">y desgarra el tonel por desorden:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">pues siendo joven experimenta lo propio de los jóvenes;<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">pero en la vejez y en el último tiempo<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">se pone, por una parte, templadamente en sí mismo,<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">se ajusta, por otra, y es templado como un viejo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">En cambio tú, tras sobrepasar las edades todas,<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">tras alcanzar el cabello más envejecido,<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">tras llegar cerca del portal de la muerte<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">y oyendo el grito de las Erinies<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">y el ladrido del perro Cérbero,<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">todavía te dedicas a lo que las muchachas jovencitas<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">y untas con maquillaje las mejillas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">¡Ay, ay, desdichada, qué amor-por-lo-voluptuoso!<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">¡Ay, ay, enloquecida, qué recolección de amores!<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">Muriendo, la cigarra habla lo más melodiosamente<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">mas tú, ante los últimos suspiros mismos,<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">te revistes con la vestidura más propia de una hetera:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">adornas los dedos con anillos engarzados en oro,<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">como si tomaras por presa a algunos de los jóvenes<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">que miren el adorno, no el tiempo etario.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">¿Y quién es el joven a tal punto insensatísimo<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">como para soportar acercarse a un escarabajo,<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">incluso si fuese rociada con perfumes toda la carnecita?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">¿O quién comería excremento mezclado con miel <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">o se ayuntaría con un lechón rociado con oro,<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">si no estuviese dañado en la mente y los sesos?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">El artificio no sabe cambiar la naturaleza,<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">incluso si moviera todos los cables, como el dicho,<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">y encontrara todos los tipos de mecanismo:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">ni siquiera un rostro de vieja lleno de tizne<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">compraría alguien, siendo sensato, aun por un trióbolo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">Otrora eras entonces útil, quizás, para el amor,<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">otrora eras entonces para los hombres anzuelo de amor<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">que ocultaba el aguijón del mal gancho.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">Ahora regenta un prostíbulo, ahora hazte proxeneta;<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">pues ninguna otra cosa se adecua a tu tiempo etario<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">o, para decirlo mejor, a tu vida y a tus modos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">Pero ¿no quieres? También hazte comida para los lobos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">Que seas corrompida mal, la más mala de los malos,<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">vete a los cuervos, vete ante el Rico.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">No te retrases, Cloto, corta de una vez el hilo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">Guiador de cadáveres, acoge a la infeliz.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">Barquero de cadáveres, lleva en tu nave a la anciana.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">No te retrases, Radamantie, ni tampoco Minos cretense;<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">¡vamos!, para juzgar a la antigua lasciva<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">no carecéis de testigos acusadores:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">las camas mismas gritan, las lámparas mismas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">No obstante, que esté lejos no sólo la cama sino también la
lámpara:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">las marcas dan fuertes gritos en lugar de Sténtores<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">y testimonian la vida de la decrépita.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">En efecto, ¿qué podría padecer y qué rendición de cuentas le
tocaría?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">Muchas formas de torturas hay entre vosotros;<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">muchos y diferentes modos de castigos;<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">mas uno se adecua sobremanera a este juicio:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">pues que al antiguo y viejo Cérbero<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">sea dada la vieja y que dé su rendición de cuentas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">Sin embargo, ante tan despedazada carnecita,<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">se debilitará incluso la boca de Cérbero.<o:p></o:p></span></p><br /><p></p>Juan Pozhttp://www.blogger.com/profile/09342074638420602637noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-8748769248421418249.post-85230053186321737892023-05-20T10:26:00.003-07:002023-05-21T04:05:22.825-07:00Insomnia… <p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjQSC8HnoRDmMznOiGw4OtwerVZErCTjND6Sj2O4pevx7_ZOQg-Yh1t8ddoF-0PuRS2uA2T69Kl-3aKTMECun5u6p2lAJC6Fq0zZ4DSEbC2N_jkEoJGMRKxSFw7Ox1Y_mEDTNJtcDLdCYrUc9aVHhcE2s5RgTOzXO122JNkyyCpjx4Z0V53bsIlVBqo8A/s800/Gustave_Courbet_-_Le_D%C3%A9sesp%C3%A9r%C3%A9_(1843).jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="655" data-original-width="800" height="328" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjQSC8HnoRDmMznOiGw4OtwerVZErCTjND6Sj2O4pevx7_ZOQg-Yh1t8ddoF-0PuRS2uA2T69Kl-3aKTMECun5u6p2lAJC6Fq0zZ4DSEbC2N_jkEoJGMRKxSFw7Ox1Y_mEDTNJtcDLdCYrUc9aVHhcE2s5RgTOzXO122JNkyyCpjx4Z0V53bsIlVBqo8A/w400-h328/Gustave_Courbet_-_Le_D%C3%A9sesp%C3%A9r%C3%A9_(1843).jpg" width="400" /></a></div><br /><p></p>
<p class="MsoNormal"><span style="color: #002060; font-size: 22pt; line-height: 107%;">Breve
extracto de un *<i>noctario</i><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"> <span style="font-size: large;"> </span><span style="font-size: large;">Primera
experiencia nefasta con media pastilla de Orfidal. Al margen de una urticaria
galopante que me tiene hiperactivo como un perro sarnoso, y cuyo origen ignoro
si está en la patata con judías, en la loncha de jamón de york o en el regaliz
de la infusión digestiva, lo cierto es que he tenido una experiencia
perturbadora a medio camino entre el sueño de la vigilia y la duermevela. Daba
vueltas, luchando, como siempre, contra el exceso de ropa con que se abriga mi
Conjunta, cuando ha comenzado una suerte de rueda infernal de órdenes que me impelían,
como si fuera obediente devoto en una secta, a adoptar tal o cual postura, a
ponerme o quitarme la sábana, a acercarme al borde de la cama, a girar hacia el
centro de la misma… Una instancia indeterminable, pero todopoderosa, me forzaba
a concentrarme, como si me ordenaran contener la respiración, en una
inmovilidad de la que tomaba nota, el tiempo que duraba, aunque yo me afanaba en
desbaratarla como una necesidad rebelde de afirmarme en la resistencia a tales órdenes.
Lo fundamental ha sido la incomodidad y la humillación por las órdenes recibidas,
por la insistencia de las tales y por la amarga sensación de haber entrado en
un psiquiátrico y estar recibiendo órdenes contradictorias que unas veces me
llevaban a abrigarme, otras a desabrigarme; unas a mantenerme quieto, hasta rígido,
otras a girarme hacia el borde exterior de la cama, al tiempo que me veía en la
necesidad de contraer los músculos como una rebelión contra la fugaz
inmovilidad que me ponía de un humor de perros. He salido de esa lucha como de
las mil vueltas que doy siempre antes de ceder al insomnio y levantarme, pero
nunca antes había experimentado la angustia de sanatorio mental de esta primera
noche de medio Orfidal. Vuelvo a la cama a las cinco y media y solo entonces,
no sin dificultad, comienzo a conciliar el sueño. Despierto a las ocho y no
puedo ni abrir los ojos. Después, aún muy dormido, he de echarme en el sofá,
donde continúo dormido hasta las diez, profundamente.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Parece que se
ha convertido en un patrón. Me acuesto, leo, me entra la modorrilla el sueño,
apago y, a partir de ese momento, inicio la tortura de la resistencia, los
picores y la rebelión contra el efecto del Orfidal, en el supuesto de que lo suyo
hubiera de ser tumbarme por K.O. No sé si se debe a la media ración que tomo,
pero lo cierto es que no hay manera humana de conciliar el sueño desde que me
giro para mi lado, si no hay alegría púbica, e inicio el temido ritual de las
vueltas para aquí y para allá, el aliviarse del peso de la colcha, del de la
propia sábana, sobre todo si es la azul «zamorana», que yo le digo, por su
densidad de zamarra de pastor, y el quedarme en pelotas hasta que la brisilla nocturna
me acobarda y vuelvo a refugiarme bajo la sábana. Cuando, pasada la hora, me
doy por certificado lo infructuoso de la conciliación, me levanto, voy al salón
y comienzo a leer o, como ahora, a escribir para dejar constancia de este
patrón que algo tiene de nave infernal de los locos en la que soy el obediente
marinero al que no le queda otra que conformarse con su condición. En fin, me
veo forzado a tomar la decisión de ingerir, mañana, una píldora completa, para
observar la reacción. Lo que más me llama la atención de esta crisis y de la
reacción a las pastillas es que parece acentuarse el temido síndrome de las
piernas inquietas, que he padecido toda mi vida, y al que solo muy recientemente
los médicos le han puesto un nombre con el que dignificar un padecimiento que
puede parecer de risa a quien no lo sufra, pero que nos hace la vida imposible
a sus sufridos pacientes. A ver mañana qué tal. Sigo con la lectura de las <i>Ensoñaciones del paseante solitario</i>, de Rousseau, un título que no escogido
adrede para estas extrañas e insomnes noches de mayo…<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Ahora sí que la
cosa se complica. He pasado de media a una pastilla y aquí estoy… en este tétrico
*<i>noctario</i> de la imposibilidad de conciliar el sueño, con el que parece
que me he enemistado para siempre. Estoy cansado. He corrido, aunque con
dolores, diez quilómetros. Hoy, a diferencia de
ayer y de anteayer, quizás por el entrenamiento, no tengo los síntomas desagradables
del síndrome de las piernas quietas, que tanto contribuyen a generarme un
desasosiego general que, con toda razón, impide el sueño y lo que se le ponga
por delante. El «momento» tiene su atractivo, no lo niego. Ningún
hijo en casa y un benefactor silencio que solo rompe el maullido de alguna gatirriña
en la colonia gatuna que habita en el patio interior de la manzana, lleno de
tejados de comercios y de terrazas protegidas contra sus incursiones; todo ello
es el mundo ideal para librarse al trabajo gratificante de la lectura o de la
ficción, aunque ambos los sustituyo, en este momento, <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>con la torpe crónica de una ruptura del ciclo
circadiano cuyos efectos ignoro qué dimensión orgánica pueden tener, aunque, a
juzgar por cómo la vida me ha enseñado recientemente, mucho me temo que lo acabe
somatizando en forma de lesión en cuanto salga de la del cuádriceps. Para mal
de males, he cenado fruta, queso y yogur, y se me ha revuelto todo en el estómago.
Estoy por hacerme una infusión digestiva Finocarbo, de sabor dulcísimo, al que
le añado un poco de regaliz en rama para subirle el dulzor y el buen sabor. Me
la juego… Lo suyo, lo del ritual es volver a Rousseau y esperar que poco a poco
acabe haciendo algún leve efecto el Orfidal y pueda volver a la comodidad del
colchón, porque en este sofá antianatómico tengo más que serias dificultades
para descansar en una postura que no me dejé en tensión no pocas partes del
cuerpo. Es precioso, como pueden imaginarse; pero, al menos para mi cuerpo
maltrecho, una compra equivocada. Son decisiones que no tomamos a la ligera,
pero a veces no pensamos en un uso prolongado ¡y a deshoras! Vuelvo a Rousseau.
De él volví a la cama, creyendo interpretar adecuadamente los signos del
amodorramiento, y, ¡sorpresa, sorpresa!, de nuevo estoy aquí, tras haber
consumido no poca paciencia, grandes dosis de contorsiones corporales y una
creciente convicción de haber tomado una decisión errónea. En fin, de nuevo a
por el ginebrino…, pero han caído la infusión digestiva y los últimos tres
dátiles que guardaba en un recipiente hermético en la nevera: ¡He hecho
espacio!, una de mis debilidades caseras…</span><o:p></o:p></p>Juan Pozhttp://www.blogger.com/profile/09342074638420602637noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-8748769248421418249.post-32196099514485002262023-04-30T10:54:00.000-07:002023-04-30T10:54:13.209-07:00El tenis.<p> </p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjVhXVl7SL93OynBf1HawF7UxVm-Zph9GAxSa8KO-_NXrkbZjFM7_T7Geib9SDMHBaQh7T40ku6kFTtFbUkZASbwVc6cEqb1kaRRtsaicBhKDioBbSVG0zKUPHAkqFa777Kxm2pYzGNJgtA6-BVVvt-VMQ5Sc2xPJb5vfND0bDA99JsKnvzibRXR7V4Pw/s800/Pista%20antigua.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="560" data-original-width="800" height="224" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjVhXVl7SL93OynBf1HawF7UxVm-Zph9GAxSa8KO-_NXrkbZjFM7_T7Geib9SDMHBaQh7T40ku6kFTtFbUkZASbwVc6cEqb1kaRRtsaicBhKDioBbSVG0zKUPHAkqFa777Kxm2pYzGNJgtA6-BVVvt-VMQ5Sc2xPJb5vfND0bDA99JsKnvzibRXR7V4Pw/s320/Pista%20antigua.jpg" width="320" /></a></div><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiMPPcTyKPHiVyGwXgjTFEk_-zYAxAKZvzzrP5GuMu_xTUCmlT5pxPE_o-1SLiqrsaomt4vbrbHZnPLHUm8HwFSwze51c9mXSlME0BUyh3btmZvHf9UD8eoo-Vy2AmYXb78o1nPgnq56PEuzAbX9SORBb4Pwed6mb6LBbCfWtREZhqLfCmdAgzStc3nNA/s259/pista%20dunlop.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="194" data-original-width="259" height="194" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiMPPcTyKPHiVyGwXgjTFEk_-zYAxAKZvzzrP5GuMu_xTUCmlT5pxPE_o-1SLiqrsaomt4vbrbHZnPLHUm8HwFSwze51c9mXSlME0BUyh3btmZvHf9UD8eoo-Vy2AmYXb78o1nPgnq56PEuzAbX9SORBb4Pwed6mb6LBbCfWtREZhqLfCmdAgzStc3nNA/s1600/pista%20dunlop.jpg" width="259" /></a></div><br /><span style="color: #002060; font-size: 22pt;"><br /></span><p></p><p><span style="color: #002060; font-size: 22pt;">Entre
el deporte, la meditación y el arte.</span> </p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"> <span style="font-size: large;"> </span><span style="font-size: large;">Sí, a su
manera, yo también soy hijo de la pérgola y el tenis, curiosamente en
superficie dura, de abrasado, y algo cuarteado…, cemento sobre el que crecían
las ampollas, como las de la palma de la mano untada con ajo en las tardes alternativas
de frontón. Hijo de cuando a las raquetas de madera había de aplicárseles el protector-corrector
con palometas que impedía que se combasen; también de cuando el <i>fair play</i>
valía mucho más que la victoria y el «buena» o «fuera» del contrario eran casi
ley divina indiscutible. El tenis era inglés. Yo jugaba en Murcia, junto al Mar
Menor, hoy en peligro de extinción, enfrente de una Manga en la que no se alzaba
ni una edificación y era juego de niños atravesar de uno a otro mar, del Mayor
al Menor y viceversa, en esporádicas y largas tardes de asueto y vigilancia
familiar. El tenis era juego de señoritos y de militares. Y llamaba extraordinariamente
la atención el principal requisito que exigía su práctica: el silencio. No creo
haber sido un niño particularmente follonero, pero ver jugar a «los mayores»
con ese amor al ritual, con una seriedad respetuosa y amable, parecía infundírsete
en cuanto apretabas el mango de la raqueta con la euforia de poder pelotear
cuando dejaban las pistas libres y los mocosos nos hacíamos dueños de ellas,
soñando con reveses imposibles, voleas majestuosas y <i>passing shots</i> inverosímiles.
<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Sin tradición
deportiva propia, viví el tiempo en que un humilde recogepelotas simpático,
espabilado y con la muñeca más prodigiosa que se haya visto nunca, Manuel
Santana, siempre «Manolo», empezó a ganarse la simpatía del país casi con las
mismas armas con las que otro Manuel, este Benítez, pero siempre «Manuel», se había
ganado la de los aficionados a otro arte, el de la música callada del toreo,
que revolucionó de la noche a la mañana. Tomó la alternativa triunfante el «beatle»
de los toros, en 1963. Ese mismo años Manolo Santana se hace inmortal al ganar <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Ronald Garros, primer español que lo consiguió.
Entre el arte de ambos no parece haber relación, pero, <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>para el aficionado al tenis y al toreo, el «temple»,
imprescindible en uno y otro, es el mismo. La distancia, respecto de la bola o el
morlaco, también es la misma. El don de la oportunidad y el desvelo por
adivinar las intenciones del rival o del bicho son los mismos. Si el torero
pisa el albero con mimos de geisha o desplantes de atleta, el tenista patina
por la tierra batida como si la fuerza de una motora imaginaria halara de él hacia la red
para recoger una dejada y devolverla a la esquina inalcanzable… No, no hay
mucha distancia entre ambas aficiones, entre ambas artes. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>El tenis tiene
una dimensión fantasmagórica que lo asemeja, hasta cierto punto imaginario, al <i>wuxia</i>
de las artes marciales chinas, porque la coreografía que en tantas películas se
apodera del espacio, en el tenis se celebra a flor de tierra, con idas,
venidas, saltos e incluso genuflexiones o patinazos a los que se ha de ser muy insensible
para no responder con el asombro y la explosión jubilar del punto ganado,
gánelo quien lo gane, porque los verdaderos aficionados al tenis son muy
distintos de los de otros deportes, en los que parece que el único lema posible
sea «triunfa o avergüénzate»; en el tenis el amo y señor es el «punto» y se
celebran con idéntico entusiasmo si lo gana el jugador al que se sigue o su
adversario. Claro que hay partidismos y rivalidades y competencia y todas esas
circunstancias propias de todos los deportes; pero el tenis no admite el
fanatismo, y cuando aparece un brote de él, el resto de los espectadores lo
reprueba hasta que se abochorne el «intruso».<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Se ha de haber
sido jugador con pareja estable durante años para saber de qué estamos hablando
cuando hablamos de «jugar al tenis», que viene a ser, lo he dicho en parte,
practicar la liturgia de una religión atlética inigualable. La pareja de tenis
es tan definitiva en la vida de uno como la amorosa, y perderla es un drama
igual o superior al divorcio. Quienes lo han vivido lo saben. Yo, como
corredor, soy un superviviente maltrecho a aquella pérdida, pero al menos no
puedo flagelarme con el azote de haber sido quien tomara la iniciativa para tan
desastrosa separación. Incluso a pesar de mi iniciación muy temprana en el
tenis, cuando aparecí por Madrid con 12 años y estaba pendiente de una prueba para
los infantiles del Real<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Madrid de fútbol
—era yo un nueve fornido y buen rematador de cabeza…—, se cruzó la natación en
mi camino y le dediqué, a tiempo total, la siguiente década de mi vida… Son
extraños, los caminos deportivos de los humanos, ciertamente.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>El tenis ha
ocupado siempre, desde aquella retransmisión de madrugada de la primera y mítica
final de la Copa Davis en Australia, en aquellos tiempos en que jugaban Roy
Emerson y John Newcombe, dos monstruos que no eclipsaban, sin embargo, al gran campeón
del tenis de todos los tiempos: Rod Laver, el «zurdo de oro», quien, pasado al
profesionalismo, no pudo jugar contra España aquella final [otro zurdo de oro,
este español, Rafael Nadal, habría de continuar las gestas de aquel otro…]; ha
ocupado, digo, un lugar preferente en mi condición de espectador amante de casi
todos los deportes. Los británicos, inventores de tantos deportes, acertaron en
este de lleno, porque la única revolución, en aras de las necesidades de la
vida moderna, tan estresante, ha sido rebajar los torneos, menos los del Grand
Slam, a tres sets, en vez de a cinco, que es lo tradicional del juego.
Contemplar un partido de tenis es sumergirte en una ceremonia ritual en la que
vas a tomar partido por la belleza, el riesgo, la fantasía y, por qué no, la
fuerza y la decisión. La gama de golpes es finita, pero la pasión y la belleza
infinitas. La emoción es de tal naturaleza, que un partido de tenis no se resuelve
hasta que se juega la última bola, no hay espacio para el cálculo ni para la
especulación: superar al adversario es la única opción, y, para ello, nunca hay
tal cosa como «la última bola inapelable», sino, en todo caso, y es frecuente
que sea así «la última esperanza a la que agarrarse para continuar». ¿Qué otro
deporte puede dar más? <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Después de
Manolo Santana ha sido larga la nómina de fantásticos jugadores que han ido
renovando la pasión de los aficionados, y ahí está, aún en activo, el inmortal
Rafael Nadal, leyenda viva de este deporte, por todo, por sus logros, por su
deportividad y por ser un ejemplo de los mejores valores que atesora la práctica
deportiva. [Mis antiguos alumnos, cuando me encuentro con alguno de ellos
casualmente, no dejan de repetirme lo que les chocaba que, como profesor de
Literatura, les recomendara efusivamente que practicaran deporte cada día y si
era de competición, mejor. Y me recuerdan, al acabar la clases, enfundándome la
ropa deportiva, echarme la mochila a la espalda y volverme (18 kilómetros de
por medio) corriendo a casa…]. Ahora, aún Nadal en activo, digo, emerge un fenómeno
como Carlos Alcaraz, llamado a todo y capaz de él y de más, dadas sus
condiciones.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>¡Qué felicidad
contemplativa, en las postrimerías de mi vida, poder disfrutar de su tenis, un
deporte tan caro a mi corazón (y mis piernas…)!<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><o:p><span style="font-size: large;"> </span></o:p></p>Juan Pozhttp://www.blogger.com/profile/09342074638420602637noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-8748769248421418249.post-45023023262451168792023-04-10T02:54:00.001-07:002023-04-10T02:54:20.863-07:00 La escapada.<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgjjUsF-ugb9VBHSOhCN_7ga-Uv0N-nYGSwhOXZcwh8QDaSTYs3WcXmhi52OyuAu53VFSKxwZfCbZweny8oUkbkqk94tMAETcxL3n26kTOHkupUhGoiwsuCDcavM8c_ZzX7Vj9qcgLMlKW8OYjRjRmB3j28paIKSpdKEKAqQoLlr44r_MiPxcyMMea02Q/s4080/20230406_113636.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3060" data-original-width="4080" height="480" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgjjUsF-ugb9VBHSOhCN_7ga-Uv0N-nYGSwhOXZcwh8QDaSTYs3WcXmhi52OyuAu53VFSKxwZfCbZweny8oUkbkqk94tMAETcxL3n26kTOHkupUhGoiwsuCDcavM8c_ZzX7Vj9qcgLMlKW8OYjRjRmB3j28paIKSpdKEKAqQoLlr44r_MiPxcyMMea02Q/w640-h480/20230406_113636.jpg" width="640" /></a></div><br /><p><span style="color: #351c75; font-size: x-large;">El desplazamiento acomodado</span>.</p><p> <span style="font-size: large;">Salir del entorno habitual, un derredor que, a veces, aprieta casi hasta la asfixia, no es un capricho, sino una necesidad. Darle a los ojos nuevos espacios, interiores y exteriores, es darle al alma una calma que necesita como los pulmones el aire de un espacio desconocido. Viajar está en nuestro ADN. Moverse, llevado por un coche, aunque sea a través de una autopista que sufre el gravoso paso de privada a pública, es una bendición acompañada por las armonías de Radio Clásica. Todo lo mal que duermo antes de un desplazamiento, lo disfruto en cuanto gobierno un coche y devoro kilómetros sin señal alguna de cansancio, hasta que una modorra amenazadora impone la parada pertinente.</span></p><p><span style="font-size: large;"><span> </span><span> </span><span> Jávea es un destino con Parador Nacional, tan bueno como lo hubiera sido la Sierra de Cazorla o cualquier otro de esa lista privilegiada de Paradores que invitan a visitar todas las provincias españolas. No hay que complicarse la vida para desconectar y disfrutar de dos elementos esenciales de la escapada: los paisajes y la gastronomía, ambos a ritmo lento. Dos cabos, el de San Antonio, con escalada de dos horas desde el Puerto de Jávea, y el de La Nao, visitado en coche, más la cercana cala de la Granadella son los tres objetivos de tan corto viaje, antes de regresar con la relajación para el entorno habitual, a veces difícil de gestionar. Dos poblaciones, la propia Jávea y Denia, son los núcleos urbanos visitables. Muy interesante el primero, anodino el segundo.</span><br /></span></p><p><span style="font-size: large;"><span><span> </span><span> </span><span> La mirada atesora cuanto el viaje ha dado de sí, y de ello los aficionados a la fotografía guardamos algunos fragmentos que ya no llegarán a imprimirse en papel, sino que se sumarán a esos ingentes archivos de instantáneas que nos sacarían de quicio si quisiéramos verlas todas para seleccionar algunas. </span><br /></span></span></p><p><span style="font-size: large;"><span><span><span> </span><span> </span><span> Llevo tiempo pensando que, hijo como soy del desarrollismo, la primera generación televisiva de la historia de España, bien pudiera ser que una autobiografía pudiera escribirse con fotos y moderados pies de ellas, no tanto para circunstanciarlas, cuanto para dar rienda libre al poder de la evocación y de la asociación, actividades tan psicoanalíticas.</span><br /></span></span></span></p><p><span style="font-size: large;"><span><span><span><span> </span><span> </span><span> De una escapada puede predicarse lo mismo, por eso hoy, ajeno a la pereza del teclear y al uso de las palabras, ensayo aquí la versión viajera de esa escapada:</span><br /></span></span></span></span></p><p><span style="font-size: large;"><span><span><span></span></span></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: large;"><span><span><span><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiGCPbUf0ymubE3RRLwgb07G5gIn0dtj7Y9TN4lwRWscSn1d42VPBeKGUAAAUkZhgA4WwYmdrUjcH-9nGH0Tw0ZWS8zOnchQyp1ViS69N3onw6S4fc8N-0G1RH_bUG8XrYWuW-IN_PyNyLtZr_-Bsg4vq8afIVj4Y2pk-PVNucO_eDUlUvuUCl8GSLziQ/s4080/20230405_123453.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3060" data-original-width="4080" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiGCPbUf0ymubE3RRLwgb07G5gIn0dtj7Y9TN4lwRWscSn1d42VPBeKGUAAAUkZhgA4WwYmdrUjcH-9nGH0Tw0ZWS8zOnchQyp1ViS69N3onw6S4fc8N-0G1RH_bUG8XrYWuW-IN_PyNyLtZr_-Bsg4vq8afIVj4Y2pk-PVNucO_eDUlUvuUCl8GSLziQ/w320-h240/20230405_123453.jpg" width="320" /></a></span></span></span></span></div><span><span><span><span><span style="font-size: large;">Subida a nuestro particular Monte Ventoso de San Antonio, escarpado y placentero. Con los cayados compraos en Bubión y componiendo la perfecta imagen de los senderistas caprinos. Fresco, sol, soledad y silencio.</span><div class="separator" style="clear: both; font-size: x-large; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; font-size: x-large; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgeuH4-P9WVt1-2OjwsFqMZzq8k8n5doWbLNOqT40-LQ-zf2pXhXm8TDSvUCwt6hKKr4LcDr5Wmw58xS3wVSJEkVdrjDyEAUIyLKQPeiz316wD0L_GbmXqQKcSAEhvOYkbSVM9xzQH2mvLejWEaRIc9rW7DfzO5bmqLNZSaUIlKfdGz0j5kDHKK7jWdbA/s4080/20230406_121218.jpg" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="3060" data-original-width="4080" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgeuH4-P9WVt1-2OjwsFqMZzq8k8n5doWbLNOqT40-LQ-zf2pXhXm8TDSvUCwt6hKKr4LcDr5Wmw58xS3wVSJEkVdrjDyEAUIyLKQPeiz316wD0L_GbmXqQKcSAEhvOYkbSVM9xzQH2mvLejWEaRIc9rW7DfzO5bmqLNZSaUIlKfdGz0j5kDHKK7jWdbA/s320/20230406_121218.jpg" width="320" /></a></div><span style="font-size: large;">El empeño contante y la lógica del caos. Besos como latigazos y espumas como coronas. La gota horada la roca; la roca desafía a las olas y las rompe en gotas salobres y flexibles. Los ojos bucean, afloran las branquias.</span><br /><div class="separator" style="clear: both; font-size: x-large; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEju4NWO6fBPb9olaJ1lKtMhCoCPGaFt1kPGIjxKyeAp_j9f0mRxcb-kyT_4oFljPmSyhQ-V4qbVGSnRVYpuVuid3GdJa7sY7CI6_zBYWG9HEW-RkAmQRTtgeZtLa5Jb6I7ZP_JDf8XGWdL244BnAPFF7zR9g7S3eJf8v-3gCDCMKaP_ykR097Fly-WAJQ/s4080/20230406_120039.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3060" data-original-width="4080" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEju4NWO6fBPb9olaJ1lKtMhCoCPGaFt1kPGIjxKyeAp_j9f0mRxcb-kyT_4oFljPmSyhQ-V4qbVGSnRVYpuVuid3GdJa7sY7CI6_zBYWG9HEW-RkAmQRTtgeZtLa5Jb6I7ZP_JDf8XGWdL244BnAPFF7zR9g7S3eJf8v-3gCDCMKaP_ykR097Fly-WAJQ/s320/20230406_120039.jpg" width="320" /></a></div><span style="font-size: large;">La costa alicantina como espejo de la balear. Una cala insular pegada al continente. El agua calma la ansiedad de la mirada y la herradura se percibe como señal de la suerte: rodeados de sol y ausentes de compañía forzada.</span><br /><div class="separator" style="clear: both; font-size: x-large; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhYgbbqWUI10TUh4VXa256NP_RA622VPVIKYhXfyE1ednI_6XRQj5xAa7J1_q_DXP026yWwRDq_dZGAjvfcbrVZWFDuCy-ynX9x8AuZbe5q4eGFvLKv3hWJWwCJBKn3biL4u96XeEeVNalhKB6aPAm8IpObBcsTvVa8RspG3ZwPonRqg7nH1IJYd2Qpdg/s4080/20230406_113636.jpg" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="3060" data-original-width="4080" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhYgbbqWUI10TUh4VXa256NP_RA622VPVIKYhXfyE1ednI_6XRQj5xAa7J1_q_DXP026yWwRDq_dZGAjvfcbrVZWFDuCy-ynX9x8AuZbe5q4eGFvLKv3hWJWwCJBKn3biL4u96XeEeVNalhKB6aPAm8IpObBcsTvVa8RspG3ZwPonRqg7nH1IJYd2Qpdg/s320/20230406_113636.jpg" width="320" /></a></div><span style="font-size: large;">La mirada sinuosa recorre el frente abrupto que impone su</span><span style="font-family: Garamond, serif;"><span style="font-size: 18.6667px;"> </span></span><span style="font-family: Garamond, serif; line-height: 107%;"><span style="font-size: x-large;">«</span></span><span style="font-size: large;">vade retro»</span><span style="font-size: large;"> con sólita armonía estética. <span style="font-family: Garamond, serif;">Los límites imitan el arbitrio del Poder, pero en su aridez anida la vida elemental.</span></span><br /><div class="separator" style="clear: both; font-size: x-large; text-align: center;"><br /></div><br /><div class="separator" style="clear: both; font-size: x-large; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhRkbr56mvyMo2KqY2R6mqNqJbC-n08MqYdMbBPNHcG7lfQYaRGQyrGXB30D3zj7DlFvbPezil-wDhxgLeXbvNk-2QekfE99fHK1Ln1SbiGoLuQGqtI5awdHTXWq6QPqDWFAPh9LZMdx7NmfiM-a2Y7BvkPIaUvd4ScKDuM3RGuwNxYoTeiDZh9CWCJqA/s4080/20230405_190123.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="4080" data-original-width="3060" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhRkbr56mvyMo2KqY2R6mqNqJbC-n08MqYdMbBPNHcG7lfQYaRGQyrGXB30D3zj7DlFvbPezil-wDhxgLeXbvNk-2QekfE99fHK1Ln1SbiGoLuQGqtI5awdHTXWq6QPqDWFAPh9LZMdx7NmfiM-a2Y7BvkPIaUvd4ScKDuM3RGuwNxYoTeiDZh9CWCJqA/s320/20230405_190123.jpg" width="240" /></a></div><span style="font-size: large;">En la azotea el remedo inmoviliza una savia de fragua. ¿Qué aves se posarán en las ramas recalentadas y sin umbría del verano? La mirada se complace en el molipavo real desplegado en las alturas. Y no echa de menos su sombra imposible ni su tronco sin raíces.</span><br /><br /><div class="separator" style="clear: both; font-size: x-large; text-align: center;"><div class="separator" style="clear: both; font-size: x-large; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgzEDTL7FYqjk7nDgTQOTekCRVWsgvagoWZbn16rnkuGjo2gbUWLPqaMvxRU4E7lISYmM-ZU4wFLBIQq9iPAJ0BXj9XXT2OD44F1KVl5-MbPJ7rls2QYhWwi0p3ydN8nuXVmTwnxa_FAORYxGkwtw95WQEqZpbI0m7oYZZV4nx-ydAG-5eFc_qedmfZWQ/s4080/20230405_131521.jpg" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="4080" data-original-width="3060" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgzEDTL7FYqjk7nDgTQOTekCRVWsgvagoWZbn16rnkuGjo2gbUWLPqaMvxRU4E7lISYmM-ZU4wFLBIQq9iPAJ0BXj9XXT2OD44F1KVl5-MbPJ7rls2QYhWwi0p3ydN8nuXVmTwnxa_FAORYxGkwtw95WQEqZpbI0m7oYZZV4nx-ydAG-5eFc_qedmfZWQ/s320/20230405_131521.jpg" width="240" /></a></div><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh0OtzfmqdTCGcdQz1PPPO6x6FUG-sVX4eIs2K5-djaizzca6xyfaSABtvhZzi_hliu5pZfxpoemugjUlqz4NoWku_9jz5Q45JFYMz8RnYI7T-U88zp-JE7bvMI5FEc8GOUOZ_0GsffPLfriuXklOSN5_3exdtQLfiqC8qM6I4n7KZBmpVwA1RjvoAmtQ/s4080/20230405_130251.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3060" data-original-width="4080" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh0OtzfmqdTCGcdQz1PPPO6x6FUG-sVX4eIs2K5-djaizzca6xyfaSABtvhZzi_hliu5pZfxpoemugjUlqz4NoWku_9jz5Q45JFYMz8RnYI7T-U88zp-JE7bvMI5FEc8GOUOZ_0GsffPLfriuXklOSN5_3exdtQLfiqC8qM6I4n7KZBmpVwA1RjvoAmtQ/s320/20230405_130251.jpg" width="320" /></a></div><span> </span><span> </span><span> </span></span></span></span></span><div><span><span><span><span> <span style="font-size: large;">En tan escasa ciudad y en barrio tan humilde como el de pescadores, una osadía religiosa y arquitectónica le arranca espíritu al hormigón y un goticismo combado y sin pilares. Quien lo habite se sentirá rejuvenecido en el fervor de sus devotos.</span><div class="separator" style="clear: both; font-size: x-large; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; font-size: x-large; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiFdsyLm_b2wGH6P6ZSGvJ1PzTD_npdF0jW_KsdYcaE0PEyoshESDteRhOom5D9a9BF5ck1pUTlRr1DG-FX3T9CAGPiso3FwpbBfnkspy4v3pqDEIRB7OJLu5Fh3io4HBnhi53bAnUKQStcdl_y_mgv8R5pwbUWO-q8RfYCPQWatKfaPYBVYAay2GA9mw/s4080/20230405_115618.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="4080" data-original-width="3060" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiFdsyLm_b2wGH6P6ZSGvJ1PzTD_npdF0jW_KsdYcaE0PEyoshESDteRhOom5D9a9BF5ck1pUTlRr1DG-FX3T9CAGPiso3FwpbBfnkspy4v3pqDEIRB7OJLu5Fh3io4HBnhi53bAnUKQStcdl_y_mgv8R5pwbUWO-q8RfYCPQWatKfaPYBVYAay2GA9mw/s320/20230405_115618.jpg" width="240" /></a></div><span style="font-size: large;">Obra de la naturaleza, la destrucción como la vida. Hay una belleza especial en el árbol seco y tronchado, en su pálida corteza, en sus cuernos agresivos. Alimento del fuego, guarida de insectos: ruinas que mira el ser humano con temor y reverencia. Incrustado en la pendiente, detenido por el viento y los obstáculos, es un alma libre que ha dejado su verdor en los matorrales indiferentes de su entorno.</span><br /><div class="separator" style="clear: both; font-size: x-large; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhF91m9TMztA-pOQyH-YPLE5M7MzwNPu5VGsi_qlD6vdrH8yu_SOfMgJz3O5vLa9p2LEi52RfkimmPB0lrODHBydz3kjTDeRk7uw2j0BaQZDgFcfT099J50OQ_qzEcz77Q3g_OqPQt7uqHENOmz5Dd8-uvmYDjSpEm1Kj3uorsD4zQp05XhUQ-x7niDjg/s4080/20230405_113827.jpg" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="3060" data-original-width="4080" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhF91m9TMztA-pOQyH-YPLE5M7MzwNPu5VGsi_qlD6vdrH8yu_SOfMgJz3O5vLa9p2LEi52RfkimmPB0lrODHBydz3kjTDeRk7uw2j0BaQZDgFcfT099J50OQ_qzEcz77Q3g_OqPQt7uqHENOmz5Dd8-uvmYDjSpEm1Kj3uorsD4zQp05XhUQ-x7niDjg/s320/20230405_113827.jpg" width="320" /></a></div><span style="font-size: large;">Hay en el paisaje una cualidad pictórica que nos han enseñado a ver los artistas. Magritte, por ejemplo. Y el detalle de la sombra de una nube suspendida sobre un macizo cobra una vida que va mucho más allá de las palabras que intentan describirla.</span><br /><div class="separator" style="clear: both; font-size: x-large; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjSoG4ZqjJc8omGYK5KhSSTto2Gl7Up0PU5Y9n04laHzqMIHyEz4_jXybhvQPP3_Z6bhC30Lit7HCxqbnIBjpPG3cltfmCmxTL4L5PvGwuJu-o2S4YvUu1VO0c-MNX8f0UxxTHDyg9BlB9cN7nWxqzmGxx2RH4hDCiXmTgODPocCi-XtELYnsoCgVuoGw/s4080/20230404_193933.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="4080" data-original-width="3060" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjSoG4ZqjJc8omGYK5KhSSTto2Gl7Up0PU5Y9n04laHzqMIHyEz4_jXybhvQPP3_Z6bhC30Lit7HCxqbnIBjpPG3cltfmCmxTL4L5PvGwuJu-o2S4YvUu1VO0c-MNX8f0UxxTHDyg9BlB9cN7nWxqzmGxx2RH4hDCiXmTgODPocCi-XtELYnsoCgVuoGw/s320/20230404_193933.jpg" width="240" /></a></div><span style="font-size: large;">¿Pertenece a la teratología vegetal el tronco de la morera? En chino mencionarla es nombrar la innombrable, y su contemplación me permite evocar el alimento de los gusanos de seda antes de convertirse en tristes y cenicientas mariposas bordes arrastrándose, ¡qué horror!, por la inhóspita caja de zapatos. De este tronco, sin embargo, lleno de tumores que son, si traslaticios, temores, se cuelgan los ojos segundos que son minutos, minutos que son la impaciencia de la compañía.</span><br /><div class="separator" style="clear: both; font-size: x-large; text-align: center;"><br /></div><br /><div class="separator" style="clear: both; font-size: x-large; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhWQphHFT7csQsIoP0B1TpzRghcjg60rMh_GnB3OVqmqTr0w6KuiWhId6BgB1BBW6wnYGUbuBZRMHOCdmUfHqh3jLuuOU_twdDd2RIVEaj6POYsqHwf5E2IUTJzwxqilJKYUN3Md8eaSI9hR7_fSCBlwZDkaqsSHeuhLF-amv97metC_Jq8lBtt3Aj92w/s4080/20230404_181819.jpg" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="4080" data-original-width="3060" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhWQphHFT7csQsIoP0B1TpzRghcjg60rMh_GnB3OVqmqTr0w6KuiWhId6BgB1BBW6wnYGUbuBZRMHOCdmUfHqh3jLuuOU_twdDd2RIVEaj6POYsqHwf5E2IUTJzwxqilJKYUN3Md8eaSI9hR7_fSCBlwZDkaqsSHeuhLF-amv97metC_Jq8lBtt3Aj92w/s320/20230404_181819.jpg" width="240" /></a></div><span style="font-size: large;">¿Qué poder de atracción tienen las puertas que se encuadran solas en el visor de la cámara, a poco que el plomo, como en este caso, dibuje arabescos como nervaduras de piedra o de vegetal? Son defensa y misterio. Ostentación y reto. En Burgos se quejan de cambios innovadores. Hacen bien. La puerta de la fe no se cambia así como así.</span><br /><div class="separator" style="clear: both; font-size: x-large; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjSweugkgxCZXGEIQE0AWFAQ1B9nPp5AGOsYFKECIMBoEKZr29qLZ0nSdySurJxt66D2RFaX7lvQKbIOlNs3Dgmh4K94oKlPEmOHCZxY3WCFdxmMmhGYeDBDlmMYtt0yzq0bBmio82HkTpy-PTW93iLfd5Q-SkjY2NKuABkGvL4BOCwwdJJVgUjH38g1g/s4080/20230404_181326.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3060" data-original-width="4080" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjSweugkgxCZXGEIQE0AWFAQ1B9nPp5AGOsYFKECIMBoEKZr29qLZ0nSdySurJxt66D2RFaX7lvQKbIOlNs3Dgmh4K94oKlPEmOHCZxY3WCFdxmMmhGYeDBDlmMYtt0yzq0bBmio82HkTpy-PTW93iLfd5Q-SkjY2NKuABkGvL4BOCwwdJJVgUjH38g1g/s320/20230404_181326.jpg" width="320" /></a></div><span style="font-size: large;">El mercado estuvo siempre fuera, en la calle, abierto a los cuatro vientos. Si se los cubre, ha de ser con la magnificencia que exige el trueque que nos define como especie. Es otro templo, y a veces no andan lejos el uno del otro.</span><br /><br /><span style="font-size: x-large;"><br /></span></span></span></span></span><p></p><p><span style="font-size: large;"><span><span><span><span><br /></span></span></span></span></span></p><p><span style="font-size: large;"><span><span><span><span><br /></span></span></span></span></span></p></div>Juan Pozhttp://www.blogger.com/profile/09342074638420602637noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8748769248421418249.post-80547408406450319342023-03-30T01:27:00.001-07:002023-03-30T01:27:15.950-07:00Crónicas de Robinson desde Torilandia (II)<p><span style="color: #20124d; font-size: x-large;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="color: #20124d; font-size: x-large;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjSHEoyDxTv8B9Tny47-2t6LkQI_LrwxS6XeZT3go7PeWHjiuj9yWLgZPWoyf5mQszxU_pfd_ERLrHrKR7MNH6-TmshYQCxdqpYestL1dFnsDqMrySZDM_M9mel6BzsKIzJ2slQToSx2VV9Nqxtb8obZ0pNmsCuyBs8qCmx3PITfdqWoKp4KbljfDGquA/s1920/5cd371bb-1b83-4412-89bf-6ced6f61aee1.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1126" data-original-width="1920" height="376" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjSHEoyDxTv8B9Tny47-2t6LkQI_LrwxS6XeZT3go7PeWHjiuj9yWLgZPWoyf5mQszxU_pfd_ERLrHrKR7MNH6-TmshYQCxdqpYestL1dFnsDqMrySZDM_M9mel6BzsKIzJ2slQToSx2VV9Nqxtb8obZ0pNmsCuyBs8qCmx3PITfdqWoKp4KbljfDGquA/w640-h376/5cd371bb-1b83-4412-89bf-6ced6f61aee1.jpg" width="640" /></a></span></div><p></p><p><span style="color: #20124d; font-size: xx-large;">Del incierto sentido de los tiempos políticos y del madrileñismo...</span></p><p><span style="font-size: large;"> </span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-indent: 35.45pt;"><span style="font-size: large;">No, a pesar de
las ubérrimas tentaciones que anidan en urbe tan populosa como la gran villa
manchega que es el Madrid cuyos orígenes se pierden en las mil y una noches,
tomando del denostado Manzanares, aún innominado, su nombre arábigo de «corriente
de agua»; a pesar de las copiosas atracciones que para un ser como yo, curioso
e industrioso, tiene esta capital, no me he perdido. Aquí sigo, por cortesía de
mi anfitrión, con quien cualquier día de estos he de reunirme, si sus innúmeros
afanes le distraen algunas horas de amable conversación en su lengua o en la
mía, en la que se afana con voluntad de escolar y contumacia de veterano en el
«afincamiento de los codos» que, forzosamente, precede a la iluminación de la
sabiduría o de la despabiladura, que tanto monta.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm; text-indent: 35.45pt;"><span style="font-size: large;">A pesar del acicate que para un
observador foráneo tiene el grosero espectáculo político torilandesco, que
alcanza niveles próximos al esperpento, una teoría estética a la que nosotros
hemos llamado desde siempre <i>grotesque</i>, y que está emparentado, vía
verbal, con el <i>nonsense</i> y, muy al fondo, con ese poema no tan
suficientemente alabado como merece, el <i>Hudibras</i>, de Butler, Madrid me
ha deparado algunas sorpresas tan maravillosas como mi propia y reconocida capacidad
de admiración. Por cierto, de la cercanía al <i>nonsense</i>, que apareció en
las letras inglesas bastante después de que mis andanzas literarias hubieran
cesado, baste destacar la afición que tienen los políticos torilandescos a
sostener que, más allá de que las
palabras significan lo que signifiquen, lo importante es siempre quiénes mandan
y «sanseacabó», ese estupendo y espurio santo del santoral de las hermosas
expresiones populares de este pueblo con tan noble historia de ingenios en las
Letras, desde Quevedo hasta el propio creador del esperpento, el galaico, y
algo británico o irlandés… —y yo me entiendo— Valle.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm; text-indent: 35.45pt;"><span style="font-size: large;">Que nadie se siente extranjero en Madrid
es uno de los tópicos más verdaderos que yo haya conocido, y es cierto que los
lugares y las personas se nos aparecen siempre mediatizados por esos «lugares
comunes», y ya, en mis tiempos en la isla, pude comprobar el valor de los
españoles en la lucha y en su sentido de la responsabilidad, fiándome de la
cual, les dejé en posesión de la isla cuando yo la abandoné, a pesar de que
recordé, en parte, esa leyenda negra que a siglo de hoy no me duelen prendas en
reconocer lo injusta e interesada que ha sido. El trato afable, la llaneza en
el mismo y el respeto a mi idiosincrasia son la norma en mi día a día lleno de
descubrimientos, desde los famosísimos «churros y porras» hasta la claridad
diamantina de sus cielos, la pureza sin afectaciones de su agua corriente y, en
el campo del arte organizado, y a pesar de nuestros acreditados museos, la joya
universal que es el Museo del Prado.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm; text-indent: 35.45pt;"><span style="font-size: large;">No puedo con el tráfico, lo reconozco, y
vaya dentro de alguno de esos vehículos infernales o me mueva a pie por tan
populosa corte, sufro esa plaga con poca paciencia, y me acuerdo de la paz de
mi isla con sufrible nostalgia. La vida nos lleva donde los ingenios quieren… Y
en esta Villa y Corte paso mis días de sorpresa en sorpresa y de estupefacción
en sobresalto, no sabiendo nunca cuándo se ha alcanzado el culmen de la
impostura y la trilería, sea en el Congreso, con bella custodia felina; sea en
la forofa prensa de trinchera —ha cuajado en este hermosa lengua «fanático», del
latín, voz que nosotros acortamos a <i>fan</i>, pero veo que no ha prendido <i>hooligan</i>
ni el posible derivado *<i>juliganismo</i> que es lo propio de esa prensa y de
muchas otra actividades—; sea en las barras de los bares, institución universal,
pero tan peculiar de este Madrid del que acaso me esté enamorando demasiado;
sea en las vocingleras radios y televisiones donde toda mezquindad sofística
tiene asiento, tribuna y púlpito.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm; text-indent: 35.45pt;"><span style="font-size: large;">Tan hecho allá en Laputa a los detalles y
las miserias de la política de Torilandia, no deja de sorprender que, contra
viento y marea y contra la propia dignidad de quienes gobiernan, el gobierno en
ejercicio trampee día tras día para evitar una quiebra que habría de conducir a
lo que más temen en el gobierno, después de haber convocado dos en menos de un
mes como prologo disparatado al esperpento que ha venido después: nuevas
elecciones. Parece que han adoptado la opinión, el <i>motto</i>, del *<i>nobelado</i>
escritor tremendista, Camilo José Cela, cuyo retrato debería de presidir los
Consejos de Ministros: «Gana quien resiste»; si bien, para ser justos, lo suyo
es que compartiera tal puesto de honor con otra de las grandes aportaciones
españolas al arte, sutil y grosero al tiempo, de la politiquería: el jesuitismo,
uno de cuyos lemas habría de figurar junto al <i>motto</i> de Cela: «En tiempos
de turbación, no hacer mudanza». El «tremendismo», sin duda, tan castizo, debió
de ser el responsable de convertir la «turbación» en «tribulación», que no es
otra cosa que pasar el trillo, ¡ay!, por el alma.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm; text-indent: 35.45pt;"><span style="font-size: large;">En tiempos muy posteriores a mi aventura
vital, las sufragistas británicas dieron un ejemplo al mundo de sacrificio en
pro de la consecución de sus derechos, y esencialmente al del voto, del que durante
siglos estuvieron excluidas; ahora, aquí en Torilandia, ¡y encumbradas al PODER,
así, lleno de mayúsculas, las neofeministas extraviadas que usan y abusan de él
han cargado la agenda pública de contrasentidos y demencias con las que el
Presidente del Gobierno transige porque le va en ello, ¡y a sus escogidos secuaces!,
el seguir disfrutando de las prebendas de su cargo. La resistencia, incluso
frente a clamorosos errores legislativos, no es una estrategia, sino un
programa de ¿habríamos de decir «desgobierno», para ser más fieles a la
realidad? Pues dicho queda, de desgobierno. En términos políticos y humanos, la
alianza de dicha presidencia con factores centrifugadores respecto de la
solidez e integridad de un país que está en el fundamento de la propia idea de
Europa, ¿no ha de tener fatales consecuencias? ¿Todo lo tapa y acalla el dinero
europeo solidario que llega con cuentagotas a destinatarios de muy diverso
estado y condición, descontadas las corrupciones habituales del sistema?<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm; text-indent: 35.45pt;"><span style="font-size: large;">Hay un punto de hartazgo en la
inmovilidad política decretada desde arriba que acaso acabe llevando a una
desesperación electoral de la que también la nación se haya de arrepentir
después, porque mientras nuestro bipartidismo casi perfecto ha sido ejemplo
para el mundo, este de Torilandia no es sino la ley del «¡y tú más!». MI
anfitrión pierde su valioso tiempo en pergeñar algo así como una teoría
política a la que él ha bautizado como «Todovalismo», que, por lo poco que sé
al respecto, es incluso una degeneración del tan traído y llevado
maquiavelismo. Ganas tengo ya de verme
con él, pero confieso, también, mi
reticencia a tener que abandonar Madrid para desplazarme a la Cataluña de <i>l’avara
povertà dei catalani</i>, como los inmortalizó el vate en su comedia divina y
humana, muy humana… Ya veremos. Todo llegará. De momento, sigo recorriendo
salas del Prado, abismándome en mundos tan distintos como el del Bosco y el de
Goya y volviendo siempre, para despedir mi visita, al cuadro de Carlos de Haes,
<i>Un barco naufragado</i>, por razones obvias…<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-indent: 35.45pt;">
</p><p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm; text-indent: 35.4pt;"><o:p><span style="font-size: large;"> </span></o:p></p><p><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p><br /></p>Juan Pozhttp://www.blogger.com/profile/09342074638420602637noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8748769248421418249.post-26316142113080899892023-01-08T09:15:00.002-08:002023-01-08T09:15:41.912-08:00La vida accidental…<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjVz816rgobu0tjSjITmKQCSx7AAnD1hZ-A4t0wozT8BiCko8CmLBAJdScL2JeMxPWe8ID6DVS4_nLt3nAFBbPK_waXWsgln9Tv_qx_wlboQ_yNTcwiUU0ptDA1LmOA1Dz3l5tK_09TqLR_SIKE9AdlCuoaqOFf1HJYDxguIuRa8wTMksSscFXdeMU43g/s406/lares_altar.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="387" data-original-width="406" height="381" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjVz816rgobu0tjSjITmKQCSx7AAnD1hZ-A4t0wozT8BiCko8CmLBAJdScL2JeMxPWe8ID6DVS4_nLt3nAFBbPK_waXWsgln9Tv_qx_wlboQ_yNTcwiUU0ptDA1LmOA1Dz3l5tK_09TqLR_SIKE9AdlCuoaqOFf1HJYDxguIuRa8wTMksSscFXdeMU43g/w400-h381/lares_altar.jpg" width="400" /></a></div><p></p><p><span style="color: #002060; font-size: 22pt;">El
insólito repertorio de accidentes domésticos que nos tejen los lares, los
manes, las larvas y los penates...</span></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span><span style="font-size: large;">No tiene nada
que ver con la edad ni con determinadas carencias espaciales o dificultades
para la motricidad fina: los accidentes domésticos, de infinito repertorio, no
dejan ileso a nadie ni nadie escapa a la acción diabólica de los geniecillos
del lugar, sean lares, manes, larvas o penates, pues no son pocos los demonios
que se empeñan en divertirse a nuestra costa, diariamente, en lo que se suele
concebir como un espacio seguro y libre de todo riesgo: nuestro hogar, y lo
llamamos así, y aun le añadimos el garcilasiano «dulce», a pesar de que el
origen de «hogar» está en el fuego, uno de los principales enemigos de la
incolumidad personal, se manifieste con llama o como simple fuente de calor. Y
así, de golpe, acabamos de entrar en la cocina, lugar donde se multiplican
hasta el infinito las posibilidades de sufrir los pequeños accidentes que, en
no pocas ocasiones, se convierten en «serios» desafíos incluso a nuestra vida,
como ocurre si una persona de avanzada edad —eufemismo de «viejo con
dificultades motrices»— se cae en el interior del cuarto de baño, otro de los lugares
endiablados en los que padecer la agresión de esos diablillos que hacen de
nuestro sufrimiento su venenoso placer adictivo: diríase que de nuestros ayes y
gritos desgarradores, amén de las lágrimas que concurren si el accidente es agudo,
se nutren con tanto provecho como complacencia.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>No hay, en todo
hogar, lugar ni rincón donde no anide la posibilidad de una agresión que nos
martirice con una sutileza mandarina. Déjese un manojo de cubiertos en el
receptáculo donde se secan, al lado de la fregadera, y nótese, de repente, en
función de la energía depositada en el acto, cómo el diente de un tenedor entra
en la uña del fregador recordándole los hermosos versos del Cantar de Mío Cid…;
algo que suele ocurrir cuando adentra la mano para coger los mismos del cajón
de los cubiertos y a algún despistado miembro de la familia de dicho hogar se
le ha quedado uno orientado hacia la entrada de dicho cajón, en ve de hacia el
fondo oscuro del mismo… ¡Cuántas veces no nos han recorrido helados escalofríos el cuerpo al observar las puntas
de los cuchillos de cocina en el lavavajillas —por más que los fabricantes
recomiendan que no se laven en esos artilugios que tanto nos facilitan la vida doméstica—
e imaginar un tropiezo, de los habituales en toda casa, y la consiguiente caída
de espaldas sobre ellos, convirtiendo las nalgas en un dolorosísimo acerico…!<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>A veces, nuestra
laminada memoria inmediatísima favorece esos terribles encuentros, como cuando
al abrir la nevera cae un yogur de la inestable torre en que los apilamos para
ensanchar la cabida en las mismas y, con la puerta abierta del refrigerador,
nos agachamos para recoger los restos del desaguisado y subimos en línea reta y
contundente con el occipucio dispuesto a encontrarse en fúnebres nupcias con la
puerta abierta…, lo que, en el peor de los casos, nos hace aterrizar sobre los
restos del yogur extraviado para lamerlo del mismísimo suelo…, un número de
pista de circo que suele amenazar con serio dolor de vientre, del carcajeo que le provoca, a quien siempre da la
casualidad que se le ha olvidado algo, vicioso o no, en el abastecido
territorio de los fogones. No hablemos ya, por supuesto, de funestas manías, de nebuloso
origen desafiante, como la de acercar la palma tersa a la superficie del aceite
que se calienta para comprobar el adecuado grado de temperatura para la freidura…
De las manías dícense hijos, al parecer de los mitólogos, los manes, lares, larvas
y penates, porque, al cabo, juntándose unos con otros, tira más el mal y la
risa que propiamente la armonía y la paz, por lo que se cuadruplican los
riesgos y mengua en justa proporción la seguridad, la tranquilidad.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Si no hay silla
o esquina de un mueble con el que no se tropiece, cómo no va uno, si
trastabilla, a acabar apoyándose en la estantería de los cedés y provocar lo
más parecido a la cabalgata de las valquirias, o, en el caso de los anaqueles
de la librería, a un pandemonio de las nobles Letras que nos ilustran, provocando
la montonera de los autores, pisándose unos a otros los lomos, las cubiertas e
incluso las sagradas galerías interiores. ¡Quién no ha abierto la puerta del
cuarto de baño justo cuando otro inquilino del hogar, lleno de urgencias
evacuadoras, dirige su mano hacia el pomo con la esperanza del inminente asentamiento
liberador… O se ha levantado de la mesa, desplazando la silla hacia atrás, en el
mismísimo momento en que pasaba el servicial de turno con los platos camino de
la fregadera que se quedan, con estrépito de añafiles y panderetas, en el
umbral de la cocina…<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Las diferentes
horas del día influyen lo suyo en el crecimiento o disminución de los riesgos,
aunque nadie está exento del súbito despertar juguetón de esos diosecillos y de
su malévola influencia, por supuesto. Por la noche somos más propensos a los
malos encuentros, a las encrucijadas y a los tropezones; por las mañanas, a las
torpezas de los cuerpos que arrastran aún cierta carencia adormidera, y a la
hora de la siesta, cualquier mal encuentro entra dentro de lo previsible,
incluso el de caernos de la cama en una siesta agitada de pesadillas
facilitadas por los torreznos, la fabada o el cocido…, si no nos levantamos
espantados por el rayo y corremos hacia la puerta de entrada, sudorosos, porque
nos percibimos envueltos en llamas…<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>El uso de los
cuchillos, al filetear los ajos y perfilarte las uñas y el hollejo de la yema
de la falangeta…; el de los enchufes: ¡esa
fraternal conexión electrizante entre el agua del fregadero y la puerta metálica
del lavavajillas, teniéndonos como puente, a imitación de las cutres, o de
culto, películas sobre el monstruo de Frankestein!; la prenda de ropa que se nos
escurre de la mano en los alambres del tendedero cuando corremos en auxilio de
la pinza que se nos ha caído por cerrarla en el aire en vez de en la tela, y
vemos la pieza de esta caer en majestuoso vuelo planeador hacia el fondo
tenebroso del patio de vecindad; el extremo de la sábana con que revestimos la
mano para tensarla bajo el colchón sin advertir que vamos a embestir con la uña
contra los remaches del cabezal; la bandeja del horno que limpiamos con alardes
de malabarista en la fregadera hasta que le damos la vuelta con tan escasa fortuna
que el chorro del grifo se dirige hacia nosotros para empaparnos y enfangar el
suelo… <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>No hay por donde
escaparse de la acción tremenda de los diablillos, que jamás aceptan el soborno
del culto ni la devoción. Vivimos expuestos a sus trapacerías y nos resignamos
con la humildad de quien sabe que ni Securitas Direct ni el seguro de hogar de
Santa Lucía, patrona de la buena vista, son capaces de prometernos la seguridad
en nuestro propio hogar…<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Resignación, ¡y
decoración zen!<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgi6YyQeGAAHEqbbMElXrtuK4jl4am2QNKHP1sDGZQIZ4Y8wfqDJHmM4S892y0C6igpkbUh0W5ev_rSueWcCal3Rvg90qJNrfhMpJO6cm8FTe0sv0M5gA8f9dokJvbOhz60giWdYBw749lEowhAerodkGq2_jBX_roPFBU1T0r5a7xt_mq-4sgV3Mk2FA/s270/peligro%20ca%C3%ADdas.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="187" data-original-width="270" height="277" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgi6YyQeGAAHEqbbMElXrtuK4jl4am2QNKHP1sDGZQIZ4Y8wfqDJHmM4S892y0C6igpkbUh0W5ev_rSueWcCal3Rvg90qJNrfhMpJO6cm8FTe0sv0M5gA8f9dokJvbOhz60giWdYBw749lEowhAerodkGq2_jBX_roPFBU1T0r5a7xt_mq-4sgV3Mk2FA/w400-h277/peligro%20ca%C3%ADdas.jpg" width="400" /></a></div><br /><span style="font-size: large;"><br /></span><p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><o:p><span style="font-size: large;"> </span></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><o:p><span style="font-size: large;"> </span></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><o:p><span style="font-size: large;"> </span></o:p></p>Juan Pozhttp://www.blogger.com/profile/09342074638420602637noreply@blogger.com8tag:blogger.com,1999:blog-8748769248421418249.post-51558493267634099462022-12-11T03:04:00.010-08:002023-02-06T02:22:27.543-08:00De los libros de aventuras a la aventura de un libro…<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjCYux-8ntRp73JsCb-7GSWKuzUphorUkK20HjKjQIkCq9tTzgoWTTKIADNiPsbvhY7agbIF9wHRhbG-M1IvzVgxntnALL1QRLCa8iKDhRvvRAOB25qebENcHaM4lNxcHU3SQM9jMnyWx3k7-BXNl73dd2M5mQBcjGJEUC0z50F1i1EPV48Qhux-SSKDA/s624/Correos.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="385" data-original-width="624" height="246" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjCYux-8ntRp73JsCb-7GSWKuzUphorUkK20HjKjQIkCq9tTzgoWTTKIADNiPsbvhY7agbIF9wHRhbG-M1IvzVgxntnALL1QRLCa8iKDhRvvRAOB25qebENcHaM4lNxcHU3SQM9jMnyWx3k7-BXNl73dd2M5mQBcjGJEUC0z50F1i1EPV48Qhux-SSKDA/w400-h246/Correos.jpg" width="400" /></a></div><br /><p><br /></p>
<p class="MsoNormal"><span style="color: #002060; font-size: 22pt; line-height: 107%;">Un
libro «arrestado» en la aduana del aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas por ADTpostales...<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> [Nota bene: 11 de enero de 2023 y el libro sigue sin llegar...]</o:p></p><p class="MsoNormal"><o:p> <span style="font-size: large;"> El comunicado final:</span><br /></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span> </span>Tres meses después de haber reclamado la entrega del libro, y sin haberme podido comunicar con ADTPostals de ninguna de las maneras, en una opacidad solo digna del Falcon de Su Excelencia, recibo la comunicación de que solicitan el retorno del libro a origen, así, sin más, sin ninguna explicación y sin ningún número de teléfono o correo donde pueda comunicarme con un ser vivo para que me explique qué pasa con un «peligroso» libro cuyo coste asciende a 8'90€..., para que no lo dejen entrar en el país. ¡Si al menos supiera que el librero ha tenido la humorada de incluir algún explosivo entre las hojas del libro o algo por el estilo...! En fin, no pienso mover ni un dedo más. Este episodio resume para mí a la perfección la calidad de vida que nos ha traído la moción de censura destructiva, aunque ello signifique coger el rábano por las hojas... He aquí la comunicación incomunicada de ADTPostals, empresa subsidiaria contratada por el amigo de Su Excelencia a quien esta puso a dirigir Correos a dedo.</p><p class="MsoNormal" style="line-height: 21.0pt; margin-bottom: 0cm; mso-outline-level: 2;"><span style="color: #1f1f1f; font-family: Roboto; font-size: 18.0pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Comunicado de devolución del envío XXXXXXXXXXXX al
cliente por control de fechas<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="background: #DDDDDD; line-height: 13.5pt; margin-bottom: 0cm; vertical-align: bottom;"><span style="color: #666666; font-family: Roboto; font-size: 13.5pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Recibidos<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><a href="https://support.google.com/mail?hl=es&p=email_auth" target="_blank"><span style="color: blue; font-family: Roboto; font-size: 13.5pt; text-decoration-line: none;"><!--[if gte vml 1]><v:shapetype
id="_x0000_t75" coordsize="21600,21600" o:spt="75" o:preferrelative="t"
path="m@4@5l@4@11@9@11@9@5xe" filled="f" stroked="f">
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</v:shapetype><v:shape id="undefined" o:spid="_x0000_i1028" type="#_x0000_t75"
alt="Icono Descripción generada automáticamente"
href="https://support.google.com/mail?hl=es&p=email_auth" target=""_blank""
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o:button="t">
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o:title="Icono Descripción generada automáticamente"/>
</v:shape><![endif]--><!--[if !vml]--><img alt="Icono
Descripción generada automáticamente" border="0" height="52" src="file:///C:/Users/ACER/AppData/Local/Temp/msohtmlclip1/01/clip_image001.png" v:shapes="undefined" width="52" /><!--[endif]--></span></a><span style="color: #222222; font-family: Roboto; font-size: 13.5pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p></o:p></span></p><table border="0" cellpadding="0" cellspacing="0" class="MsoNormalTable" style="border-collapse: collapse; mso-padding-alt: 0cm 0cm 0cm 0cm; mso-yfti-tbllook: 1184; width: 0px;">
<tbody><tr>
<td nowrap="" style="padding: 0cm 0cm 0cm 0cm; width: 498.7pt;" valign="top" width="665">
<table border="0" cellpadding="0" cellspacing="0" class="MsoNormalTable" style="border-collapse: collapse; mso-padding-alt: 0cm 0cm 0cm 0cm; mso-yfti-tbllook: 1184; width: 665px;">
<tbody><tr>
<td style="padding: 0cm 0cm 0cm 0cm;">
<p class="MsoNormal" style="line-height: 15.0pt; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; mso-outline-level: 3;"><b><span style="color: #1f1f1f; font-family: Roboto; font-size: 13.5pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">no-reply@adtpostales.com</span></b><b><span style="color: #5f6368; font-family: Roboto; font-size: 13.5pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p></o:p></span></b></p>
</td>
</tr>
</tbody></table>
</td>
<td nowrap="" style="padding: 0cm 0cm 0cm 0cm;" valign="top">
<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: right;"><span style="color: #5e5e5e; font-family: Roboto; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">3 feb 2023, 15:44 (hace 3 días)</span><span style="color: #222222; font-family: Roboto; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p></o:p></span></p>
</td>
<td nowrap="" style="padding: 0cm 0cm 0cm 0cm;" valign="top"></td>
<td nowrap="" rowspan="2" style="padding: 0cm 0cm 0cm 0cm;" valign="top">
<p align="center" class="MsoNormal" style="line-height: 13.5pt; margin-bottom: 0cm; text-align: center;"><span style="color: #444444; font-family: Roboto; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-no-proof: yes;"><!--[if gte vml 1]><v:shape
id="Imagen_x0020_6" o:spid="_x0000_i1027" type="#_x0000_t75" style='width:.75pt;
height:.75pt;visibility:visible;mso-wrap-style:square'>
<v:imagedata src="file:///C:/Users/ACER/AppData/Local/Temp/msohtmlclip1/01/clip_image002.gif"
o:title=""/>
</v:shape><![endif]--><!--[if !vml]--><img border="0" height="1" src="file:///C:/Users/ACER/AppData/Local/Temp/msohtmlclip1/01/clip_image002.gif" v:shapes="Imagen_x0020_6" width="1" /><!--[endif]--></span><span style="color: #444444; font-family: Roboto; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="line-height: 13.5pt; margin-bottom: 0cm; text-align: center;"><span style="color: #444444; font-family: Roboto; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-no-proof: yes;"><!--[if gte vml 1]><v:shape
id="Imagen_x0020_7" o:spid="_x0000_i1026" type="#_x0000_t75" style='width:.75pt;
height:.75pt;visibility:visible;mso-wrap-style:square'>
<v:imagedata src="file:///C:/Users/ACER/AppData/Local/Temp/msohtmlclip1/01/clip_image002.gif"
o:title=""/>
</v:shape><![endif]--><!--[if !vml]--><img border="0" height="1" src="file:///C:/Users/ACER/AppData/Local/Temp/msohtmlclip1/01/clip_image002.gif" v:shapes="Imagen_x0020_7" width="1" /><!--[endif]--></span><span style="color: #444444; font-family: Roboto; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p></o:p></span></p>
</td>
</tr>
<tr>
<td colspan="3" style="padding: 0cm 0cm 0cm 0cm;">
<table border="0" cellpadding="0" cellspacing="0" class="MsoNormalTable" style="border-collapse: collapse; mso-padding-alt: 0cm 0cm 0cm 0cm; mso-yfti-tbllook: 1184; width: 950px;">
<tbody><tr>
<td nowrap="" style="padding: 0cm 0cm 0cm 0cm;">
<p class="MsoNormal" style="line-height: 15.0pt; margin-bottom: 0cm;"><span style="color: #5e5e5e; font-family: Roboto; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">para mí</span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 15.0pt; margin-bottom: 0cm; vertical-align: top;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-no-proof: yes;"><!--[if gte vml 1]><v:shape id="Imagen_x0020_8" o:spid="_x0000_i1025"
type="#_x0000_t75" style='width:.75pt;height:.75pt;visibility:visible;
mso-wrap-style:square'>
<v:imagedata src="file:///C:/Users/ACER/AppData/Local/Temp/msohtmlclip1/01/clip_image002.gif"
o:title=""/>
</v:shape><![endif]--><!--[if !vml]--><img border="0" height="1" src="file:///C:/Users/ACER/AppData/Local/Temp/msohtmlclip1/01/clip_image002.gif" v:shapes="Imagen_x0020_8" width="1" /><!--[endif]--></span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p></o:p></span></p>
</td>
</tr>
</tbody></table>
</td>
</tr>
</tbody></table><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><b><i><span style="border: none windowtext 1.0pt; color: red; font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 9.5pt; mso-border-alt: none windowtext 0cm; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; padding: 0cm;">----- CORREO EXTERNO</span></i></b><i><span style="border: none windowtext 1.0pt; color: #1f497d; font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 9.5pt; mso-border-alt: none windowtext 0cm; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; padding: 0cm;">: </span></i><i><span style="color: #201f1e; font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 9.5pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Aunque pueda conocer
la identidad del remitente, sea precavido con enlaces y archivos adjuntos
------</span></i><span style="color: #222222; font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><br />
<br />
Estimado cliente,<br />
<br />
Le informamos que se ha solicitado a la Agencia Tributaria, la devolución del
envío a origen. Cuando dicho organismo autorice la salida, recibirá una
notificación por email. Podrá realizar el seguimiento del envío a través de la
web </span><a href="http://www.correos.es/" target="_blank"><span style="color: #1155cc; font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">www.correos.es</span></a><span style="color: #222222; font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><br />
<br />
<br />
Devuelto por control de fechas<br />
<br />
Si tiene algún problema o duda, puede ponerse en contacto con nosotros en </span><a href="http://www.adtpostales.com/" target="_blank"><span style="color: #1155cc; font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">www.adtpostales.com</span></a><span style="color: #222222; font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><br />
<br />
<br />
Atentamente,<br />
<br />
Atención al cliente ADTPostales<br />
Grupo Correos<br />
<br />
ATENCION: Este es un mail automático, por favor, no responda a este mensaje<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><b><span style="color: #222222; font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 7.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">AVISO LEGAL</span></b><span style="color: #222222; font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="color: #222222; font-family: "yui-tmp",serif; font-size: 7.0pt; mso-bidi-font-family: Arial; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">El contenido de este mensaje, así como sus ficheros adjuntos, va dirigido,
de manera exclusiva, a su destinatario y contiene información CONFIDENCIAL y
sujeta al SECRETO PROFESIONAL, cuya divulgación no está permitida por Ley. Si
lo ha recibido por error, le rogamos se lo notifique al emisor del mensaje y
que lo borre de su sistema. El uso sin autorización o la difusión del presente
mensaje o de su contenido en su totalidad o en parte está prohibido.</span><span style="color: #222222; font-family: "yui-tmp",serif; font-size: 8.5pt; mso-bidi-font-family: Arial; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"> </span><span style="color: #222222; font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="color: #222222; font-family: "yui-tmp",serif; font-size: 7.0pt; mso-bidi-font-family: Arial; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Asimismo, los datos de carácter personal que nos facilite quedarán
incorporados en nuestros registros internos de actividades de tratamiento, con
la finalidad de poder llevar a cabo una adecuada gestión de las comunicaciones
(envíos, respuestas y reenvíos), así como para mantenerle informado de sus
novedades comerciales y distintas ofertas promocionales siempre que haya
otorgado previamente su consentimiento expreso para dicha finalidad. Los
datos proporcionados se conservarán mientras se mantenga la relación comercial
o durante los años necesarios para cumplir con las obligaciones legales. Así
mismo, los datos no serán cedidos a terceros salvo en aquellos casos en que
exista una obligación legal.</span><span style="color: #222222; font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="color: #222222; font-family: "yui-tmp",serif; font-size: 7.0pt; mso-bidi-font-family: Arial; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Tiene derecho a acceder a sus datos personales, rectificar los datos
inexactos, solicitar su supresión, limitar alguno de los tratamientos u
oponerse a algún uso (por ej. oponerse posteriormente al envío de
publicidad), vía e-mail a </span><a href="mailto:dpdgrupocorreos@correos.com" target="_blank"><span style="color: #1155cc; font-family: "yui-tmp",serif; font-size: 7.0pt; mso-bidi-font-family: Arial; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">dpdgrupocorreos@correos.com</span></a><span style="color: #222222; font-family: "yui-tmp",serif; font-size: 7.0pt; mso-bidi-font-family: Arial; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">&nbsp</span><span style="color: #222222; font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;">
</p><p class="MsoNormal"><o:p> En fin, que aquí acaba la aventura de comprar un libro en e-bay. ¡Una y no más! Sí, he tenido que mirar el año del calendario para constatar que estamos en 2023, cerca de un tercio del siglo XXI.</o:p></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: x-large;"><span> </span><span> </span>Pude encontrar en
</span><i style="font-size: x-large;">e-bay</i><span style="font-size: x-large;"> un libro que andaba buscando desde hacía tiempo, </span><i style="font-size: x-large;">Hot Springs</i><span style="font-size: x-large;">,
escrito por Stuart Miller, acerca del centro de espiritualidad y nuevas
tendencias psicológicas e intelectuales de Esalen que marcó los años finales de
la década de los 60 en Usamérica, en el seno de aquella corriente que Roszak
bautizó como la era de la «contracultura». Como la gran mayoría de los que
nutren mi biblioteca es un ejemplar de segunda mano, usado, pues, e ignoro si
subrayado, pero me temo que sí, y que tuve la suerte de adquirir por 8’59€.
Hace unos días recibí el *</span><i style="font-size: x-large;">corretrónico</i><span style="font-size: x-large;"> de la librería que me lo enviaba
y me anunciaba su llegada para estos días del mes de diciembre. Hace tres, sin
embargo, lo que me trajo en mano una cartero de Correos fueron tres burofax en
los que se me apremiaba a aportar documentación no especificada en cierta
página web, </span><a href="http://www.adtpostales.com/" style="font-size: x-large;">www.adtpostales.com</a><span style="font-size: x-large;">, donde
debía seguir las instrucciones pertinentes. Así lo hice, pero en cuanto llegaba
a la descripción del «contenido», el sistema no me dejaba continuar. En dicha
página web había una pestaña de «contacto» que ni consignaba teléfono ni dirección
*corretrónica, por lo que hube de buscar un teléfono en Google. Hallado este, llamé,
pero solo conseguí hablar con una máquina que me remitía a la página web y ahí
se acababa todo.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Incapaz de dar
un siguiente paso, de esa calidad era el bloqueo que sufría —metáfora de la
opacidad con que Su Excelencia, pdr snchz, oculta información sobre sus destrozos
de (des)gobierno y usos autocráticos de los bienes del Estado—, me dirigí a mi
oficina de Correos donde, ¡por fin!, un amable funcionario me soportó la
jeremiada de mis desventuras postales y se afanó en tratar de poner una
reclamación —el «sistema» se lo impidió— y, posteriormente una queja, todo ello
en mi nombre, pero ninguna de las dos prosperó. Mientras él se aplicaba a los
formularios internos, yo busqué en el móvil si había algún teléfono de la
Aduana del aeropuerto madrileño donde debía de reposar mi libro allí
secuestrado —¡insisto, para que se tenga conciencia exacta del absurdo del que
hablamos: un libro de segunda mano cuyo valor asciende a 8’59€!—, y sí, lo
encontré. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>No se trataba
exactamente de Correos de la aduana aeroportuaria, sino de la AEAT en dichas
instalaciones. Llamé y muy amablemente una funcionaria volvió a oír lo que yo
ya calificaba de situación extremadamente absurda y me confesó que estaban
hartos de las reclamaciones que les llegaban a ellos de ese servicio subcontratado
de Correos, cuya eficacia era nula, me dijo. De sus palabras deduje —dejo el «deducí»
para la ninistra de Educación…— que poco menos que media España tenía alguna reclamación
contra ese ineficiente servicio que impide que un administrado entre en relación
humana con los administradores, por muy subcontrata que sea. Eso sí, la
funcionaria me indicó que de los bienes que entran en España ellos solo suelen
retener un 2%, lo cual añadía mayor mortificación a mi situación absolutamente
kafkiana.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>¡De nuevo en un
callejón sin salida! Volví a llamar a un número de Correos de mi ciudad,
buscando alguna salida, pero la también muy amable funcionaria lamentó no poder
ayudarme y me indicó que lo único que salía en el expediente del número de
envío que yo le daba era que se habían iniciado los trámites, pero sin
especificar ni qué trámites ni cómo yo podía acceder a ese conocimiento.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Total, que un
libro usado de ínfimo valor sigue retenido en la aduana de Correos del aeropuerto
de Madrid e ignoro si, además de los tres burofax —cuyo precio multiplica por 8
el valor del libro— esa subcontrata maligna <b>ADTpostales</b> va a ponerse de
nuevo en contacto conmigo para cualquiera que sea el trámite que haya de cumplir
para recibir un libro que, ¡quién me lo iba a decir cuando lo adquirí!, ha
resultado ser un «bien» de importación, casi como si se tratara de un incunable
o una copia de la Biblia de Mazarino…<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Queda claro que
no intento eludir el pago de las tasas que sean de rigor si la adquisición de
un libro usado por 8’59 € lo exige, pero no acabo de entender que, dada la
irrelevancia del bien, ¡de inestimable valor para mí, sin embargo!, haya de
estar retenido en Barajas, pudriéndose de asco sin la mirada de los amantes
ojos que están deseando recorrer sus líneas…<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>A veces he de desviar
la vista dela pantalla del ordenador y asegurarme del año y el siglo en que
estamos, la verdad… y no puedo dejar de pensar en que un paniaguado de Su Excelencia
dirige lo que le viene grande, y donde está generando un pufo presupuestario, y aún se atreve a subcontratar con quienes
representan la incompetencia total y la falta de percepción real del valor de
las cosas. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Sigo en mi
espera desesperada…</span><o:p></o:p></p>Juan Pozhttp://www.blogger.com/profile/09342074638420602637noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8748769248421418249.post-37208743426969143182022-11-30T12:24:00.001-08:002022-11-30T12:24:54.900-08:00Tres calas en la vida cotidiana...<p> </p><p><span style="color: #20124d; font-size: x-large;">Un robo, un deceso y un implante...</span></p><p><br /></p><p><span style="font-size: x-large;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: x-large;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiHQ4ePJgfOw5yWF7NYNjy_oJiEVGYGT9P1xLZ9X-G4-m6dRJRUoPvF8l1hXUouowHLUThEdLdHErlhNtfhAAMDfyWzEV_Lu2ogT2-G2fJeIBnZC33So7QmUgUbHoXUZ6ZinacFcKJbOrVVXif_3ttaNXyWO9w_h3PuWxP3qPLAg2apT7YGxxsbREnhEw/s2048/20PICKPOCKET-sub-superJumbo.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1346" data-original-width="2048" height="210" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiHQ4ePJgfOw5yWF7NYNjy_oJiEVGYGT9P1xLZ9X-G4-m6dRJRUoPvF8l1hXUouowHLUThEdLdHErlhNtfhAAMDfyWzEV_Lu2ogT2-G2fJeIBnZC33So7QmUgUbHoXUZ6ZinacFcKJbOrVVXif_3ttaNXyWO9w_h3PuWxP3qPLAg2apT7YGxxsbREnhEw/s320/20PICKPOCKET-sub-superJumbo.jpg" width="320" /></a></span></div><span style="font-size: x-large;"><br /> </span><p></p><p><span style="font-size: x-large;"> </span><span style="font-size: large;"> </span><span style="font-size: x-large;"> El robo</span></p><p><span><span style="font-size: x-large;"> </span><span style="font-size: x-large;"> </span><span><span style="font-size: large;"> </span></span><span style="font-size: large;">Ser robado es una experiencia común, sobre todo en una ciudad sin ley, desorientada, desordenada, sucia y caótica cual es la otrora hermosa Barcelona, es decir, tal y como nos la están dejando los socialistas y los comunes de común acuerdo, aupados por un legionario de la política que ni aiquiera aguanto en su escaño el tiempo suficiente para ver la dimensión de su estropicio y regresó a su país para buscar mejores oportunidades políticas. Lo más frecuente, al parecer, son los robos de relojes caros, pero como el diablo no descansa y todo lo añasca, los amigos de lo ajeno no les hacen ascos a los móviles, que es lo que me robaron a mí en el autobús H12 con una pericia que solo pasado el tiempo está uno en condiciones de reconocer, porque en el momento del robo, orquestado como una coreografía exquisita, y porque andaba yo a ciertos asuntos que me tenían totalmente distraído de mi persona y mis bienes, me <i>volaron</i> un auxiliar dela vida cotidiana en el que ni nos damos cuenta de cuánta información y recuerdos sentimentales somos capaces de introducir y conservar. <br /></span></span><span style="font-size: large;"><span> </span><span> </span><span> Saberse robado es una sensación de humillación absoluta. Se entroniza uno a sí mismo como el mayor pardillo del mundo y maldice, entre lágrimas, rabia, desesperación e indefensión contra su poca cabeza y la inseguridad permitida por un Ayuntamiento que está a otras cosas de más enjundia política y a otras baratas luchas paraideológicas que a facilitar una vida segura a sus vecinos. ¡Qué desnudez, de repente, y qué vacío tan grande en el bolsillo lateral de los pantalones cortos donde guardé ¡ahora veo que en mala hora!, el ordenador de bolsillo. Palpaba con incredulidad una y otra vez el bolsillo como si por arte de magia pudiera volver a aparecer. No lo dudé, me bajé en Plaza de España y, en vez de continuar las compras, me fui a la comisaría a poner la denuncia correspondiente: que al menos figure en la estadística de la vergüenza de la sectaria adalesa incompetente que nos (des)gobierna con la complicidad de un partido-muleta del totalitario nacionalismo catalán, el psC.</span><br /><span> ¡Y anda que no habré visto películas de carteristas (y </span><i>movilistas</i><span>..., habremos de añadir, ¿no?) que bien que me habrían de haber aleccionado!, pero achaco mi descuido a la necesidad de tener que realizar unas compras urgentes, que no me dejaron atenerme a mis rutinas de seguridad. </span><i>Pickpocket</i><span>, de Bresson es la que recordé enseguida, junto con </span><i>Nueve reinas,</i><span> de Fabián Bielinsky, pero también </span><i>Manos peligrosas</i><span>, de Samuel Fuller, que acabo de ver recientemente porque tenía grabada la impecable operación de sustracción realizada por Richard Widmark. Pongo por delante la calidad, para esquivar la verdadera imagen que también se me vino enseguida a la memoria: la del paleto emboinado y sin entrañas al que Tony Leblanc le clava el timo de la estampita en </span><i>Los tramposos</i><span>, de Pedro Lazaga.</span><br /><span> </span><span> </span></span><span><span style="font-size: large;"> Me reprochaba a mí mismo, con deslenguada ferocidad, haber sido tan imbécil de ir con la guardia caída, expuesto, ¡ay!, a las nubes de rateros que sacan provecho de los incautos como yo lo fui en ese viaje en autobús. Que un joven árabe se empecinara en no apartarse del pasillo, hasta que tuve que llamarle la atención, fue suficiente para que se verificara la sustracción, por parte de alguien que debería de estar sentado y a quien no le costó nada extraerlo, de un bolsillo cuyo contenido no presiona el cuerpo, está claro. Usualmente siempre soy precavido, y eso me ha librado de algunos sustos, de ahí me autorecriminación: haber confiado en que Barcelona es una ciudad en la que uno puede ir confiado por la calle y los transportes públicos, cuando no es así. Saberlo, además, desde que la incompetencia llegó al poder municipal, aún me hace más culpable de lesa ingenuidad y tremendo pardillismo. ¡Y luego se preguntarán los demás por qué va creciendo la insociablidad y el malhumor! <br /><span> </span><span> </span><span> </span></span><br /></span><span style="font-size: large;"> </span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: large;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEifHnPITA6qFCoE6UzlZPGiVbgY1wPkBrXWpW8arhdnOpdoSxRi3tE_qfogbO9W3wDP3XvN-4zbZuBWNeQ0Dz8RIYdGR8URcPL-3CSRYoVbYe09-x4A4Q08GN0FvtYYxlUonc4c3mjH4oec3sRPYyWvtfs38IuRw_GxMuRpJKNzLl3KdUJw13JCpjlFsQ/s4624/La%20vida.r%C3%ADo....jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3468" data-original-width="4624" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEifHnPITA6qFCoE6UzlZPGiVbgY1wPkBrXWpW8arhdnOpdoSxRi3tE_qfogbO9W3wDP3XvN-4zbZuBWNeQ0Dz8RIYdGR8URcPL-3CSRYoVbYe09-x4A4Q08GN0FvtYYxlUonc4c3mjH4oec3sRPYyWvtfs38IuRw_GxMuRpJKNzLl3KdUJw13JCpjlFsQ/s320/La%20vida.r%C3%ADo....jpg" width="320" /></a></span></div><span style="font-size: large;"><br /></span><p></p><p><span style="font-size: large;"><span> </span><span> </span><span> </span></span></p><p><span style="font-size: large;"><span> </span><span> </span><span> </span> </span><span style="font-size: x-large;">El deceso</span></p><p><span style="font-size: x-large;"> </span><span style="font-size: large;"><span> Alos 95 años, después de una vida intensamente vivida y una vejez mayúsculamente mal soportada, a causa del deterioro físico, mi madre murió el pasado agosto, para descanso suyo y de sus hijos y allegados. La última de su propia familia, ha vivido hasta que el corazón ha sido incapaz de soportar los mínimos esfuerzos de la vida cotidiana, muy reducida por la osteoporosis, la cardiopatía, los divertículos, la casi ceguera y otras degradaciones propias de la edad. Me ha dado por revisar estos días la crítica que hice de la <i>Carta a mi madre</i>, de Simenon, cuyo comienzo puede helarle la sangre en las venas a quienes tengan la institución maternal como un pilar de sus vidas, porque arranca con el reconocimiento de que nunca se han querido lo más mínimo. Ese solo inicio basta ya para seguir leyendo con devoción hasta el final. Para mi padre, la madre fue un concepto propio de legionarios que se lo tatúan en el brazo, acaso ejecutor de no pocas maldades: Una divinización absoluta y un respeto sacrosanto. La persona más importante de su vida, por encima de su propia mujer y de sus hijos. Para mí, el origen de mis días y un largo camino hacia el desasimiento.<br /> Ser el cuarto hijo de cinco te asegura en el escalafón familiar un lugar irrelevante pero muy cómodo. Copada la *<i>benjaminitura </i>e inaccesible la primogenitura, ser el cuarto te permite gozar de la indiferencia de los padres, para quienes lo normal es que pases desapercibido. Ese lugar solitario es el que te permite no sufrir su acoso normativo y coercitivo, al menos no tan intensamente como en el caso del resto de hermanos. No tardas en saber que eres un desconocido para ellos y viceversa, salvo que seas del gremio de los curiosos. Ya de mayor, apenas tienes recuerdos de haber sido especialmente querido, sino, si acaso, tolerado. Pero has gozado de la oportunidad de ir conformándote a partir de tus experiencias y tus muchas o pocas razón e imaginación.<br /><span> </span><span> </span><span> No ha sido una extraña en mi vida, mi madre, pero tampoco una persona excesivamente importante, ¡y mucho menos decisiva!, por supuesto. Y jamás escriño de confidencia alguna. Es difícil convivir con quien siempre ha vivido aguerridamente a la defensiva y, ¡más difícil aún!, amar a quien nunca se ha dejado querer. No hay hitos que marquen el relato de la distancia. Tuvieron el capricho de tenerte; tú cumples la obligación de respetarlos. No les deja en buen lugar, eso sí, que cuatro seamos la niña que nunca llegó.<br /><span> </span><span> </span><span> Uno entiende que convivir con seis varones te obliga casi a la sobreactuación, y más aún en los tiempos poco dados al feminismo del franquismo, pero me alegra poder decir en su honor que las actuales feministas, por radicales que sean, no le llegan a mi madre ni a la suela de los zapatos; un proceso, sin embargo, tan combativo, que en él se pierden valores tan esenciales como la afabilidad, la ternura, la serenidad y la empatía, entre otros. Nada reprochable, en definitiva, porque en los tiempos de </span></span></span><span>«</span><span>sacar adelante la prole</span><span>», ¿quién puede ponerse exquisito?<br /><span> </span><span> </span><span> No es recuerdo mío, sino suyo, que yo le preguntara, de muy niño, antes de los siete: </span></span><span>«Mamá, ¿cuándo se es mayor para irse de casa?</span><span>» Tuve la suerte de hacerlo, parcialmente, muy pronto, a los quince, por mis propios méritos deportivos, Ahora que la distancia es ya infinita entre nosotros, esta evocación me acerca, paradójicamente, a ella más de lo que lo estuve en vida. Así de extrañas son las relaciones entre madres e hijos.</span></span></p><p><span style="font-size: large;"><span> </span><span> </span><br /></span></p><p class="MsoNormal"><o:p></o:p></p><p class="MsoNormal"><o:p></o:p></p><p><span style="font-size: x-large;"><span><span><span><span><span> </span><span> </span><span> </span></span></span></span></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: x-large;"><span><span><span><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjaEmW2sI0jCg_GEtwYUzcJH3BWVePbcjAlmxnmPCMvigy6e5TsjvtkEPuzP6ubTzVeNKPcZ29rr7dH0SnbY9ukUL01NfTB29YSug_omkDEuVMAhRWCVBpIvmKEFQzSq1VK2RqJWA85lZkCJ2-hJVGnq2-u0_1a4PCPmi7ycmWxWXXPRbUHuMqiaWb1cw/s2576/CATARATA.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1932" data-original-width="2576" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjaEmW2sI0jCg_GEtwYUzcJH3BWVePbcjAlmxnmPCMvigy6e5TsjvtkEPuzP6ubTzVeNKPcZ29rr7dH0SnbY9ukUL01NfTB29YSug_omkDEuVMAhRWCVBpIvmKEFQzSq1VK2RqJWA85lZkCJ2-hJVGnq2-u0_1a4PCPmi7ycmWxWXXPRbUHuMqiaWb1cw/s320/CATARATA.jpg" width="320" /></a></span></span></span></span></div><span style="font-size: x-large;"><span><span><span><br /></span></span></span></span><p></p><p><span style="font-size: x-large;"><span><span><span><span><span><br /></span></span></span></span></span></span></p><p><span style="font-size: x-large;"><span><span><span><span><span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span> </span>Un implante </span><span> </span></span></span></span></span></p><p><span><span style="font-size: xx-large;"> </span><span style="font-size: xx-large;"> </span><span><span style="font-size: x-large;"> </span><span style="font-size: large;">Es equívoco el epígrafe, cierto,</span></span><span style="font-size: large;"> porque, salvo cirugía mayor, (¡de la que ojalá me preserven los años con denuedo...!), bien pudiera pensarse que voy a relatar un proceso, dados mis años, de implante capilar. Amigo tengo que a él se ha sometido, y los políticos nos dicen que esa es una de las principales razones para la tradicional amistad hispanoturca... Pero no. La mediana edad también abona otro implante más modesto pero mucho más importante que el tupé para la calidad de vida del sujeto. Sí, se trata de una operación de cataratas. De repente, un cuerpo extraño, una lente, se instala en tu cuerpo, sustituyendo el material </span></span><span style="font-size: large;"><span> </span><span>«</span><span>de fábrica</span><span>», y, sin ser muy amigo de la ciencia-ficción, adquiere uno un ramalazo de cyborg que se certifica aún más en el momento de descubrir el ojo al día siguiente y asistir, pasmado, al descubrimiento de la realidad con una intensidad lumínica y unos colores, como nunca la habías visto. ¡Y lo que choca al descataratizado la nueva visión bícroma: luz cálida con el intacto, luz fría con el implantado, y saltas de un ojo al otro, alborozado, como un niño con los regalos de Reyes, y escrutas enderredor como un perro olfatea cuanto cae a su alcance... Sales de quirófano como si te hubieran cambiado un ojo en vez de simplemente el cristalino, o como si te hubiera alcanzado una de esas terribles pelotas de goma de la policía, pero la recuperación se inicia ya desde el día siguiente.<br /><span> </span><span> </span><span> Lo peor es el periodo de adaptación a la doble visión, las gafas con una solo vidrio graduado,y vacía la parte del ojo operado: tiende la vista a cruzarse, a converger en un punto que no necesariamente es el punto de fuga. El ojo herido lagrimea, a pesar del colirio que religiosamente me administran cada día, según la prescripción del cirujano, y tiende el paciente a pensar si no le han cambiado una catarata por un manantial...<br /></span><span> </span><span> Nada tan cotidiano como una de estas intervenciones, ni nada tan agradecido, porque quienes abusamos de la vista, lectura y cine, sobre todo, recibimos como una bendición salir de las tinieblas de las películas de terror de Corman o la Hammer y poder ver con esta nueva mirada cyborgiana [¡Y perdóneme Jorge Luis...!] el Aleph en su plenitud.<br /></span><span> </span><span> </span><span> Ahora solo queda el ajuste estético de una graduación que permita diverger los rayos visuales y permitir la visión de media y corta distancia, para poder trabajar en el ordenador sin el parche fordiano. Hay quienes se liberan de las gafas con júbilo, e incluso me consta que hay quienes las han odiado toda su vida, como una suerte de satánica condena. En mi ingenuidad oftalmológica, yo pedía que me quitaran la caratarata y que me dejaran mi miopía, con la que llevo conviviendo,en feliz matrimonio, medio siglo... A mí siempre me ha encantado usar gafas y las he llevado de todos los tipos, si bien casi h sido mi costumbre lucir diseños de gafas para mujer, como unas que compré en Canal Street en Nueva York, de anciana usamericana de los 40 y que, aun desvencijadas, conservo entre mis recuerdos más queridos.</span><br /></span></span></p><p><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p><span style="font-size: x-large;"><br /></span></p>Juan Pozhttp://www.blogger.com/profile/09342074638420602637noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8748769248421418249.post-33103551898392401852022-09-28T10:16:00.004-07:002022-09-28T11:01:32.921-07:00El tardío y gozoso descubrimiento de las Pitiusas.<p></p><p class="MsoNormal"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEix2MnutjgwiO9eP_5ZXCvZrjHr9WR4ZTWtaN7vbHlPIxxE8WLqW6OYffVgGB5MCehY42F_b6j6R3uIfU-29cU7WVNwwHhi97u0Q1prEWsh6Dt9W6QoM388Y1VPvwDqscMdUTzFkBO-UUmcqozLAQ4_fz6UtUoplXa12gMkkyUSm13dU3kZrEdisjE7OA/s1600/IMG-20220909-WA0001.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1200" data-original-width="1600" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEix2MnutjgwiO9eP_5ZXCvZrjHr9WR4ZTWtaN7vbHlPIxxE8WLqW6OYffVgGB5MCehY42F_b6j6R3uIfU-29cU7WVNwwHhi97u0Q1prEWsh6Dt9W6QoM388Y1VPvwDqscMdUTzFkBO-UUmcqozLAQ4_fz6UtUoplXa12gMkkyUSm13dU3kZrEdisjE7OA/w400-h300/IMG-20220909-WA0001.jpg" width="400" /></a></div><p></p><p class="MsoNormal"><span style="color: #002060; font-size: 22pt;">La
calma en la movida; la serenidad en el alboroto; la relajación en el estrés...
De cala en cala por Ibiza y un breve (y oneroso) desembarco en Formentera...</span></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"> <span style="font-size: large;"> </span><span style="font-size: large;">Estaba convencido
de que mi Conjunta y yo éramos de los pocos españoles que aún no habían visitado
Ibiza y Formentera. Mi sorpresa, al volver, es que son no pocos los amigos que
confiesan no haber estado nunca, lo cual me ha permitido convertirme en
propagandista fervoroso de su visita. Imagino que la visión internacional de
Ibiza como el centro de la vida nocturna superficial, la sosa moda <i>Adlib</i>
(lo que imagino que significa Ad libitum, esto es, «a mi capricho»), el recreo
de los famosos y su fama de cara, además de antiguo paraíso de las drogas incitaban
a su visita a ciertas personas deseosas de tener experiencias fuera de lo común.
No hacía mucho que había visto yo <i>More</i>, de Barbet Schroeder, uno de los
puntales de la <i>Nouvelle Vague</i>, y confieso que, más allá de la historia
narrada, un proceso de destrucción personal a través del consumo de drogas, la
belleza de la isla me cautivó completamente. Mi Conjunta —esas divergencias de
pareja tan frecuentes al escoger destino vacacional— quería ir a Formentera; a
mí me tiraban más los espectaculares paisajes de Ibiza que había visto en la
película; al final, como casi siempre, decidieron los operadores y la inviabilidad
de ciertos vuelos y ciertos hoteles.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Total, que nos
presentamos en Ibiza y, atravesándola de noche, algo que, con coche de
alquiler, siempre temo, llegamos sin excesivos tropiezos al hotel donde teníamos
la reserva, en los alrededores de Santa Eulalia,<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>en Es Canar, concretamente, muy cerca de
donde abre sus puertas los miércoles el magnífico mercadillo hippy que tiene
visita obligada.. La habitación con terraza nos sorprendió, así como, a lo
largo de la estancia, la amabilidad de todo el personal del establecimiento.
Pero nuestro objetivo estaba claro: ¡las calas! Pasada la noche, nos
despertamos ya con ese afán ajeno de empezar a conocer las famosas calas
ibicencas, y a fe que, día tras día, tuvimos tiempo para conocer lo mejor y lo
peor, aunque todas las playas tienen una calidad extraordinaria, por
masificadas que estén. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>He de reconocer
que al turismo de playas, calas, etc. suelo ir «arrastrado», y aunque soy
sensible a los paisajes de tantas calas recónditas como hemos visitado, no es
menos cierto que me superan las incomodidades propias de dichas excursiones y
baños: ¡estoy reñido con la fina arena de las playas, con el sol, el calor y,
si se tercia, con las medusas! La incomodidad suprema de la lectura en la playa
me desespera, sobre todo porque no sé leer sin subrayar y el exceso de luz es
tan perjudicial para mi vista como la ausencia de ella, ¡y si le añadimos la catarata
que me atormenta desde hace un tiempo, pues hacemos el pleno! Otra cosa es que
haya de descender hacia el mar por lo más parecido a un acantilado, recordando,
acaso, el descenso por la ladera de la montaña con que se abre <i>Aguirre o la
cólera de Dios</i>, de Herzog, ¡tan impresionante! Menos mal que los amables
dependientes del hotel nos facilitaron una sombrilla que me permitió recorrer
bajo ella los interminables caminos que mi Conjunta abría sobre las playas que
nos acogieron con un agua excesivamente caliente y una temperatura ambiente
abrasadora…<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: large;"><span style="mso-tab-count: 1;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh6RxvjdyIKuc0A9iwrBs6Q2yc0923ddLQ0BPPMpymcRbcgSmLe2X0pSUe9B2P8JlTBJHjOevVk6Ibk8ihsvRcXj7f4E20-x7R6fYHIpP6HQFnpUq9uo-nWPYyExCV3BKkv7ARaHpW2o_7y9PTqEzXCQJ4vvkbn4koZ9W8pkwDZjwHQtfqQM9FdW2BIEg/s2000/Cala.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1500" data-original-width="2000" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh6RxvjdyIKuc0A9iwrBs6Q2yc0923ddLQ0BPPMpymcRbcgSmLe2X0pSUe9B2P8JlTBJHjOevVk6Ibk8ihsvRcXj7f4E20-x7R6fYHIpP6HQFnpUq9uo-nWPYyExCV3BKkv7ARaHpW2o_7y9PTqEzXCQJ4vvkbn4koZ9W8pkwDZjwHQtfqQM9FdW2BIEg/s320/Cala.jpg" width="320" /></a></span></span></div><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;"><span> </span>Ibiza tiene
pocas carreteras cómodas que recorran la isla, pero infinitas de tipo comarcal por
las que conviene perderse a veces para adentrarse, como lo hicimos nosotros en
el norte montañoso y muy arbolado de la isla, cuando recorrimos los alrededores
de Portinatx, Cala San Vicente, San Juan y la renombrada Cala Xarraca. Como le
sugerí a mi Conjunta que viéramos <i>More</i>, yo de nuevo, la película se nos
acabó convirtiendo en una suerte de guía para visitar las localizaciones que en
ella aparecen. Nos despertamos tarde, pero conseguimos identificar y
fotografiar las rocas de la cala de Punta Galera y, ya en Formentera, después
de una larga caminata bajo un sol inclemente, una visión lejana del molino del
XVIII que está desmantelado, sin las aspas, y en una propiedad privada. Cuando,
al cumplirse los 50 años de la película, Schroeder lo visitó, se llevó una
decepción terrible. Él tiene casa en la isla, la que perteneció a su madre,
quien se instaló y vivió en ella después de desertar de la Alemania nazi y de
abandonar, por eso mismo, el idioma alemán. La comparte con su hermana, y la
buscamos, pero nos fue imposible llegar hasta ella. ¡Menos mal que esa misma
jornada la acabamos en Punta Galera! Lo que sí recorrimos fueron las calles de
Ibiza que aparecen en la película, a pesar del tráfico humano que, a la caída
de la tarde, hace imposible visitar con calma la ciudad, y menos aún hacer
alguna fotografía sin tanta densidad humana.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: large;"><span style="mso-tab-count: 1;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEidIteG1xj51LI5qn4xgh3Wmf40DJ6rOh9g6fJrUbcZNRnnMhZE1IKdIP5T914d04Bp4c9UTQe3u0qZMLEKQ-_NANm3ELiJpaFDlx3uJmoDtRnjIKonAzHJ0jiIBdpTgv14q1NlmaLJakdWr11BcQSBtGI7-DTF6L9-eH6VuOCFF7qyuRcKwc-7vsnT-Q/s2000/cala2.jpg" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="1500" data-original-width="2000" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEidIteG1xj51LI5qn4xgh3Wmf40DJ6rOh9g6fJrUbcZNRnnMhZE1IKdIP5T914d04Bp4c9UTQe3u0qZMLEKQ-_NANm3ELiJpaFDlx3uJmoDtRnjIKonAzHJ0jiIBdpTgv14q1NlmaLJakdWr11BcQSBtGI7-DTF6L9-eH6VuOCFF7qyuRcKwc-7vsnT-Q/s320/cala2.jpg" width="320" /></a></span></span></div><span style="font-size: large;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span></span><span style="font-size: x-large;"> </span><span style="font-size: large;"><span> </span><span>Visitamos, ¡y
cómo no!, el segundo centro neurálgico de Ibiza, San Antonio, además de la
capital y el paseo marítimo donde se ubican las grandes atracciones
discotequeras de la isla. Masificado como nos pareció que estaba, </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span>su larguísima playa daba la sensación
contraria, y paseamos por ella con total tranquilidad hasta que descubrimos
unas piscinas en las que se entraba supuestamente para ligar y cuyo chundachún
atronador no nos impidió contemplar el desfile de aspirantes al ligue de honor,
jóvenes y </span><i>jóvanas</i><span>, ataviados con los insólitos hábitos decorosos que se
exigían a la entrada para poder entrar. De más está decir que lo único que
percibe el paseante es la música estridente, porque está cuidadosamente
protegido de las miradas indiscretas o, como las nuestras, discretas y casi
sociológicas.</span></span><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: large;"><span style="mso-tab-count: 1;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiR_a99wHh2MWvlKlCBdXxOhIerYBlMvJMKj0H_lHS6IZu6J23m0KYTqOntIttcWukYLPtfEY9wRZmP8mbwWjtPX2ZFvJVfjq4iFy-JKk1SzT8aC_BymWk_FbhyrxzjqGoMESTXcwrnXlygCEekhxsF3LjJJAs2vOGlyhl-Q3v4Vn-lVmQxDfm9SfbvmQ/s3648/P1190532.JPG" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2736" data-original-width="3648" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiR_a99wHh2MWvlKlCBdXxOhIerYBlMvJMKj0H_lHS6IZu6J23m0KYTqOntIttcWukYLPtfEY9wRZmP8mbwWjtPX2ZFvJVfjq4iFy-JKk1SzT8aC_BymWk_FbhyrxzjqGoMESTXcwrnXlygCEekhxsF3LjJJAs2vOGlyhl-Q3v4Vn-lVmQxDfm9SfbvmQ/w400-h300/P1190532.JPG" width="400" /></a></span></span></div><span style="font-size: large;"><span style="mso-tab-count: 1;"><br /> </span></span><p></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;"><span style="mso-tab-count: 1;"></span><span> </span>La entrada en
Ibiza, sin otra referencia que «el aparcamiento de IKEA» fue todo un baño de
desesperación circulatoria. Una vez encontrado el sitio, el paseo de diez minutos
desde el aparcamiento al centro de la ciudad, es un alivio, aunque después la
inmensa cantidad de visitantes te hace sentirte demasiado acompañado en la
visita. Es todo un arte, el de hacerse el remolón para dejar pasar las oleadas
y hallar intersticios en los que poder hacer las fotografías de rigor y sentir
el pulso antiguo del espacio sin la presión observadora, casi profesional, de
los visitantes, porque no hay otro modo de descubrir esos rincones que suelen
pasar desapercibidos si no se visita la ciudad con la ingenuidad de quien
descubre un posible paraíso. En ese aparcamiento nos sucedió el único percance
desagradable de nuestra estancia en las islas, porque dejamos el coche en el
aparcamiento cuando, con el Ferry, viajamos hasta Formentera, para conocer,
siquiera fuese muy someramente, la isla que había de ser el destino
original<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>de nuestras vacaciones. Visitamos
las playas de <i>Ses Illetes</i>, las más cercanas al puerto, y, por esos
azares de los horarios de los autobuses, acabamos comiendo en el chiringuito
más caro que nadie sea capaz de imaginar. Uno de esos sitios en los que,
repasada la carta, el primer instinto es levantarse; el segundo, «pagar la
inocentada», y así fue, aunque comimos de lujo y pagamos como tal, desde luego.
A la vuelta, sin embargo, agotados tras la maratoniana jornada —ahí ha de
incluirse la caminata para descubrir el molino de la película, doble, en
realidad, una fallida y otra certera…—, descubrimos, acojonaícos, que el coche
había desaparecido, y en el lugar donde estuvo el nuestro, había ahora otro. A
pesar de que el robo fue considerado, mis rápidas investigaciones telefónicas
lograron darme la respuesta más satisfactoria imaginable: se lo había llevado
la grúa a un depósito municipal que estaba a menos de medio quilómetro del aparcamiento.
Insisto, donde estuvo aparcado mi coche, había otro, y allí seguía. Y en la
misma línea del nuestro estaba el aparcamiento lleno, esto es, la grúa
ibicenca, como todas las grúas municipales, no sirve para facilitar la
circulación, ninguno de nosotros la estorbaba, sino exclusivamente para
recaudar, y así hubimos de tomarlo, como un impuesto al sufrido turista que se
identifica por llevar un coche de alquiler. Muy desagradable, porque el sofoco
que nos llevamos fue mayúsculo. Por cierto, el coche de alquiler, un Ford Puma,
aunque estaba configurado en alemán, nos dio un resultado magnífico, y es sumamente
cómodo. Acostumbrado como estoy al automático de Kia, el tránsito a la conducción
del Puma fue comodísima.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Está claro que
la naturaleza es el principal atractivo de Ibiza, y el descubrimiento diario de
sus calas nos ha deparado un placer enorme, pero el propio hecho de viajar con
el coche a través de la isla, por cualesquiera carreteras, relaja y entretiene
a cualquiera, y permite descubrir constantemente espacios dignos de una visita
demorada. Como ocurre siempre con destinos que se revelan más interesantes de
lo que imaginabas antes de ir, Ibiza nos ha dejado tan buen sabor de boca que
no sería extraño que no tardáramos en volver, acaso en Ferry desde Jávea,
después de visitar su Parador Nacional, claro…<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><o:p><span style="font-size: large;"> </span></o:p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: large;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhJI8IZgFMWOSRCDD-NZlmTToEDSAAkYX_F9uOhSzkq3SBuDuy7LHjITUgv_l6p-tmwhi5h5bN7xaaRV8F7UfeMQ_mYy4_Y2-aaxV5qdpQwi0S-ogqc21o6Ah4fpsLELOmTc68hiIOKGMkqDmE8ocI-tJvbgWWOFmODdYaJJxmAOoYgF2hIoBKUPfkSgA/s4032/20220904_103841.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3024" data-original-width="4032" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhJI8IZgFMWOSRCDD-NZlmTToEDSAAkYX_F9uOhSzkq3SBuDuy7LHjITUgv_l6p-tmwhi5h5bN7xaaRV8F7UfeMQ_mYy4_Y2-aaxV5qdpQwi0S-ogqc21o6Ah4fpsLELOmTc68hiIOKGMkqDmE8ocI-tJvbgWWOFmODdYaJJxmAOoYgF2hIoBKUPfkSgA/s320/20220904_103841.jpg" width="320" /></a></span></div><span style="font-size: large;"><br /></span><p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span><o:p></o:p></span></p><br /><p></p>Juan Pozhttp://www.blogger.com/profile/09342074638420602637noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-8748769248421418249.post-23307230142483515022022-09-15T03:26:00.000-07:002022-09-15T03:26:16.424-07:00Elogio [necesario] del deporte.<p> </p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgRFu5XJsWGpf0nu7Pa0_CViA5HCfV1QnwD4WOAZOlPsKrWSP6sDU7Jg4oE-DlVsqERIOCr-thWO2Nfrf6MR67b2xoqHMo7P2c7yDqh0splWAkAIm6YhvVczxjRv6T3N2Rspk5Y321-MHPZ_JyAQfIVaJP9wHj_XKkIX68mry-7WGhWWJ1_xiDAEzb4jA/s4624/Marat%C3%B3n%20Ampurias.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="4624" data-original-width="3468" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgRFu5XJsWGpf0nu7Pa0_CViA5HCfV1QnwD4WOAZOlPsKrWSP6sDU7Jg4oE-DlVsqERIOCr-thWO2Nfrf6MR67b2xoqHMo7P2c7yDqh0splWAkAIm6YhvVczxjRv6T3N2Rspk5Y321-MHPZ_JyAQfIVaJP9wHj_XKkIX68mry-7WGhWWJ1_xiDAEzb4jA/s320/Marat%C3%B3n%20Ampurias.jpg" width="240" /></a></div><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiZfOBEyXI1lKdxK6FDprZ6GB1HjQMPmN0B0JrfkJTJ7hZf-ff4ZasTju-Pw6q11xplWTB1NLm4JxXqh_a1b4pS8SIO0g0tPScT8XTkAQdckv7YdZRwmYokg5XVcYIjf8dgTC6xieuqfAKY5gEh_ExkaOLos3KGmx8uDrZm65HQhuln3yW8TEuwkHNkRQ/s4624/Equipo%20de%20f%C3%BAtbol%20de%20la%20Ciudad%20del%20Aire.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3468" data-original-width="4624" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiZfOBEyXI1lKdxK6FDprZ6GB1HjQMPmN0B0JrfkJTJ7hZf-ff4ZasTju-Pw6q11xplWTB1NLm4JxXqh_a1b4pS8SIO0g0tPScT8XTkAQdckv7YdZRwmYokg5XVcYIjf8dgTC6xieuqfAKY5gEh_ExkaOLos3KGmx8uDrZm65HQhuln3yW8TEuwkHNkRQ/s320/Equipo%20de%20f%C3%BAtbol%20de%20la%20Ciudad%20del%20Aire.jpg" width="320" /></a></div><br /><span style="color: #351c75; font-size: x-large;"><br /></span><p></p><p><br /></p><p><span style="color: #351c75; font-size: x-large;">El deporte como escuela de valores y depósito sin fondo de placeres.</span></p><p><span style="color: #351c75; font-size: x-large;"> <span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span></span><span face="arial, sans-serif" style="background-color: white; color: #202124; font-size: 16px;"><i>Mens sana in corpore sano</i></span><span face="arial, sans-serif" style="color: #202124; font-size: 16px;"><i> </i> </span><span face="arial, sans-serif" style="color: #202124; font-size: 16px;"> </span><span face="arial, sans-serif" style="color: #202124; font-size: 16px;"> </span><span face="arial, sans-serif" style="color: #202124; font-size: 16px;"> </span><span face="arial, sans-serif" style="color: #202124; font-size: 16px;"> </span><span face="arial, sans-serif" style="color: #202124; font-size: 16px;"> </span><span face="arial, sans-serif" style="color: #202124; font-size: 16px;"> </span><span face="arial, sans-serif" style="color: #202124; font-size: 16px;"> </span><span face="arial, sans-serif" style="color: #202124; font-size: 16px;"> </span><span face="arial, sans-serif" style="color: #202124; font-size: 16px;"> </span><span face="arial, sans-serif" style="color: #202124; font-size: 16px;"> </span><span face="arial, sans-serif" style="color: #202124; font-size: 16px;"> </span><span face="arial, sans-serif" style="color: #202124; font-size: 16px;"> </span><span face="arial, sans-serif" style="color: #202124; font-size: 16px;"> </span><span face="arial, sans-serif" style="color: #202124; font-size: 16px;"> </span><span face="arial, sans-serif" style="color: #202124; font-size: 16px;"> </span><span face="arial, sans-serif" style="color: #202124; font-size: 16px;"> </span><span face="arial, sans-serif" style="color: #202124; font-size: 16px;"> </span><span face="arial, sans-serif" style="color: #202124; font-size: 16px;"> </span><span face="arial, sans-serif" style="color: #202124; font-size: 16px;"> </span><span face="arial, sans-serif" style="color: #202124; font-size: 16px;"> </span><span face="arial, sans-serif" style="color: #202124; font-size: 16px;"> </span><span face="arial, sans-serif" style="color: #202124; font-size: 16px;"> </span><span face="arial, sans-serif" style="color: #202124; font-size: 16px;"> </span><span face="arial, sans-serif" style="color: #202124; font-size: 16px;"> </span><span face="arial, sans-serif" style="color: #202124; font-size: 16px;"> </span><span face="arial, sans-serif" style="color: #202124; font-size: 16px;"> </span><span face="arial, sans-serif" style="color: #202124; font-size: 16px;"> </span><span face="arial, sans-serif" style="color: #202124; font-size: 16px;"> Juvenal</span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size: large;">Llevaba tiempo
rondándome la idea de hacer un «elogio del deporte» desde mi vivencia
biográfica del mismo, porque mi cuerpo y el deporte son uno desde la más remota
infancia, mucho antes de que me convirtiera casi en un profesional del mismo y
de que constituyera una rutina a la que he dedicado miles de horas con un
agradecimiento eterno a mi fuerza de voluntad para perseverar en esas distintas
practicas: fútbol, lanzamiento de peso, salto de trampolín, natación, waterpolo,
remo, tenis, atletismo… Ningún deporte me es ajeno, excepto aquellos en los que
la variante mecánica, como el motor, impiden que los resultados dependan, al
cien por cien, del esfuerzo físico: ¡qué diferencia hay entre el motociclismo y
el ciclismo, por ejemplo!, lo que no quiere decir, obviamente, que esos
deportes mecanizados no exijan del deportista un esfuerzo físico considerable.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size: large;">Dos acontecimientos recientes, la
conquista del primer Grand Slam, por parte de Carlos Alzaraz, y el
fallecimiento de Jean-Luc Godard, apasionado de ese deporte elegante, tan
potente como artístico y tan cercano a la coreografía como a los malabarismos
circenses, han acabado por empujarme a la redacción de estas líneas. Y he
escogido el género de la loa, aunque en prosa, guiado por mi agradecimiento a
una práctica del cuerpo de la que, al margen de las lesiones, solo he recibido
plácemes profundos y aun entusiasmos de difícil descripción.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size: large;">Me recuerdo, pasados los siete primeros
años de mi vida, corriendo siempre detrás de un balón, nadando, montando en
bicicleta y, en el colmo de los refinamientos, jugando al tenis, allá por los
doce. Conocí muy pronto, pues, las dos vertientes del deporte: la colectiva y
la individual, y ambas tienen sus poderosos atractivos y sus sombras, por
supuesto, aunque las dos prácticas en las que más h perseverado, la natación y
el atletismo de fondo, han sido individuales. Aún recuerdo el razonamiento
impecable que me ofreció mi hijo, con 7 u ocho años, cuando quiso cambiar el
fútbol por el <i>hockey</i> hierba: «porque toco más la bola». Hoy, a sus
treinta y pico, sigue jugando a ese deporte y es entrenador titulado, aunque
ahora no ejerza. A los nueve o diez años, los partidos del fútbol en el recreo,
con aquellos tanteos de balonmano y de escándalo, 18-10, 22-8…, en los que
metíamos un gol por minuto, siguen tan
frescos en mi memoria, sesenta años después, como si los hubiera acabado de
disputar ayer. No había orden ni estrategia, salvo la magia del clásico que
conocí mucho después: «a mí el pelotón, Sabino, que los arrollo»…, ¡pero
aquella euforia, aquella alegría divina, aquel éxtasis, aquel arrebato, aquella
solidaridad, aquella comunión humana en la victoria o en la derrota…!
Incomparable: la ebriedad pura del placer más intenso.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size: large;">Cuando, en una de mis vidas plurales, fui
profesor de instituto, tanto mis alumnos como sus padres solían quedarse muy
impresionados al oírme, ¡al profesor de literatura!, recomendarles con
entusiasmo la práctica del deporte, con la mayor intensidad, y si podía ser
federado y participar en competiciones, mejor que mejor: La disciplina, la
responsabilidad, el compromiso, la moderación en el triunfo y la plena
aceptación del fracaso, el reconocimiento de las virtudes ajenas, siempre
merecedoras de tanto elogio como de sana envidia, el rigor constante de los
entrenamientos, la cortesía como forma de relación social, la poderosa ambición
de la autosuperación, el equilibrio entre el esfuerzo y el descanso, la
recompensa de la buena forma física… ¡si es que no había más que ventajas para
afrontar en mejores condiciones la durísima tarea del trabajo intelectual, que
a tantos vence por no estar acostumbrados a la dureza del ejercicio y al
vencimiento de las dificultades! Para que se vea mi bonhomía, jamás se me
ocurrió que, a edades tan tempranas, leyeran el <i>Juan de Mairena</i>, de
Machado, cuyo protagonista es, precisamente, un más que peculiar profesor de
educación física, algo a lo que, ya ejerciendo, le di alguna que otra vuelta,
aunque tuviera que pasar por hacer otra carrera, la del INEF…. De lo que estoy
convencido, no obstante, es de que solo aquellos que siguieran mis indicaciones
deportivas disfrutarían con fundamento del libro machadiano.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size: large;">Los verdaderos deportistas somos poco
aficionados, paradójicamente, a la contemplación del deporte, porque nuestro
placer es practicarlo. Y menos aún, a la lectura de esa suerte de deturpación
absoluta del periodismo que es el mal llamado «periodismo deportivo», un
cultivo del sectarismo, la banalidad y la mitomanía, digo de mejores causas.
Con todo, a nadie le amarga el dulce de ver espectáculos de máximo interés, la
decimocuarta del Real Madrid, la Copa del Mundo de la selección nacional de
fútbol, los Tour de Induráin, las hazañas de imposibles adjetivos de Rafael
Nadal o la épica lucha de la selección nacional de baloncesto contra la
selección usamericana, entre tantos ejemplos de tantos deportes en los que
siempre ha destacado algún deportista español, aunque las nacionalidades, para
quien admira la superación de las marcas, poco o nada significan: ¡anda que no
voló durante años y años en mi memoria Bob Beamon en Méjico!, del mismo modo
que Cassius Clay bailó sobre el cuadrilátero su danza deletérea años y años…<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size: large;">Aunque me inicié en la pileta como
saltador de trampolín, dure sobre él lo poco que tardé en destacar como
nadador, para sorpresa de mis sucesivos entrenadores, lo que me llevó a la
Residencia Joaquín Blume de Madrid, porque, por traslado familiar, hube de
fichar por un club murciano. Desde los quince hasta los veinte años, con la
cabeza dentro del agua mañana y tarde, bien puede decirse que desarrollé un
autismo deportivo que me alejó tanto de la sociedad como me acercó a mis
propios pensamientos y emociones. Rumiador profesional es quien entrena para
competiciones tan «suaves» como los 1500 libres, los 400 estilos o los 200
mariposa a lo largo de los más de 10.000 quilómetros, que nadé en mi vida como
nadador, antes de escoger la vía de secano y otros deportes más sociables, como
el tenis, por ejemplo y, después, el atletismo de fondo, en el que aún
persevero, después de 26 maratones sobre las castigadas piernas. De aquella
época gloriosa de mi adolescencia solo un recuerdo se impone al resto, ¡y hubo
algunos que fueron verdaderos motivos de orgullo, como la internacionalidad o
varios subcampeonatos de España!, por la dimensión de la hazaña: haber nadado
en entrenamiento, en el Club Natación Bañolas, a las órdenes de quien fue mi
primer entrenador en el PMM de Madrid, Albert Stauffer, una serie única y cronometrada de 1500 estilo
mariposa, en un tiempo de 21 minutos 30 segundos, a las 7’00h, para tener toda
la tranquilidad ambiental del mundo. ¡Cuánto hubiera deseado, entonces, que
sonara en la radio el <i>Imagine</i>, de John Lennon, que salió por aquellas
fechas y oía, en los entrenamientos de tarde, casi cada día!<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm; text-indent: 35.4pt;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjgWy3_71ZC-o_JoaxzMGVtE1bHAGcbHbsc18cTDe1wYuqSyu6NWopf9kFbg4XJdWNXt7mZvbwvq-z34o5Uj5DrqKkmqjUziHkSHPbAdC7lHzxprXeNLbAmLmBPbJMfH7VEXYXnrAyoQFQKyzJ05vt9JBgRa8vZ6dQzcCluAd0sSNipgIC-TcN2pkcfaA/s4624/Me%20in%20PMM.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="4624" data-original-width="3468" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjgWy3_71ZC-o_JoaxzMGVtE1bHAGcbHbsc18cTDe1wYuqSyu6NWopf9kFbg4XJdWNXt7mZvbwvq-z34o5Uj5DrqKkmqjUziHkSHPbAdC7lHzxprXeNLbAmLmBPbJMfH7VEXYXnrAyoQFQKyzJ05vt9JBgRa8vZ6dQzcCluAd0sSNipgIC-TcN2pkcfaA/s320/Me%20in%20PMM.jpg" width="240" /></a></div><span style="font-size: large;"><br /></span><p></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size: large;">Supongo que un elogio del deporte en estos
tiempos mórbidos de la epidemia de sobrepeso que azota la sociedad enpantallada
y adicta a la comida basura, será una incorrección política de tomo y lomo,
pero nada más terrible que el futuro diseñado por aquella joya de la animación
que fue <i>Wall-E</i>, de Andrew Stanton. En todo caso, nada reprocho a nadie,
sobre todo si, como pasaba en mis años mozos, ciertos profesores de educación física
son incapaces de despertar el entusiasmo por los beneficios descritos antes en
sus alumnos. Cierto, cierto, la excusa de «la vida moderna» y la imposibilidad
de «jugar en la calle» han hecho mucho contra la práctica deportiva, pero, si
se quiere, se puede, que es un dicho tan viejo como lo es el placer inmenso que
se deriva de la práctica deportiva intensa y metódica.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size: large;">Andando el tiempo, tras perder traumapsicológicamente
a mi sempiterna pareja de tenis, orienté mis pasos hacia la conquista del
Everest que fue conseguir acabar un maratón, algo que hice en 1995, recién
nacida mi hija, contando yo, para redondear la coincidencia con los 42 kilómetros,
42 años de edad. Se alinean frente a mí, como un feliz recordatorio, los 28
cuadernos en los que queda constancia de esta vida atlética mía, entreno tras
entreno y en donde también figura mi más precioso recuerdo, al margen de haber
acabado el primer maratón: la semana en que, tras haber llegado a los 100 km de
entrenamiento, corrí el medio maratón de Barcelona y conseguí hacer 1h 27m, un
proeza que nunca se correspondió con la
de bajar de las 3h en el maratón, porque justo el año en que intentaba asaltar
esa proeza, 2004, sufrimos el atentado terrorista del 11M en Madrid. La
angustia por los muertos y heridos, sumada a la ansiedad por saber que toda mi
familia madrileña estaba bien, me llevó a forzar el ritmo de las series, para
bajar de 4m el quilómetro, y bajé, sí, pero me lesioné con tan mala fortuna que hube de
perderme mi gran objetivo… Después ya llegó una severa afección hepática y se
quedó en el limbo de los justos tan exigente aspiración.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size: large;">Las lesiones, sin embargo, y acumulo
experiencia por toneladas sobre ellas, porque mi morfotipo endomorfo es más
propio de velocistas, no de fondistas, los ectomorfos; las lesiones, digo, han
sido una escuela constante de conocimientos fisiológicos y médicos de primera
magnitud. Mi madre, recientemente fallecida, solía admirarse de que le hiciera
la competencia a su hijo doctor, y me daba tanto crédito que, a veces, me
consultaba a mí sus padecimientos por no molestar al doctor oficial… Explorar
el cuerpo, tener conciencia de todo él, sentirlo hasta la más mínima articulación
o hasta el músculo en apariencia más insignificante, a menudo en compañía de
los buenos fisios que he tenido siempre la fortuna de haber encontrado, sigue
siendo motivo de profunda satisfacción. Eso tiene el deporte, si profesado con
profunda vocación: hasta de las adversidades se extraen intensos placeres.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size: large;">En las postrimerías del franquismo, el
deporte estaba anatematizado por los intelectuales de izquierda, que lo
englobaban en el capítulo del <i>panem</i> <i>et</i> <i>circenses</i>, en el de
la alienación de las masas, etc. —aunque llegada la democracia, Canal+ escogiera,
¡mira tú por dónde!, el fútbol y los toros como reclamo para la suscripción a
la primera televisión privada por cable—, de ahí mi marginalidad, yo diría que
incluso «sospechosa», entre mis supuestos pares. El deporte, sin embargo, te
fortalece también ante la marginación, porque te permite desarrollar una
confianza en ti mismo que nunca se acerca al narcisismo, y menos aún a la
misantropía; nunca he conocido a gente más humilde que a los deportistas,
sabedores, ¡siempre!, de que, por altas que sean sus hazañas, vendrán quienes
las dejarán chicas. ¡La cantidad de veces que he repetido y requeteaseverado
que nadie logrará emular jamás a Rafael Nadal! Y hoy, y vuelvo al comienzo que
me animó a escribir este elogio, Carlos Alcaraz me ha metido todas las
legítimas dudas en mi convicción… Aunque fuera con zapatillas no homologadas y espoleado
por liebres únicas, ¡cómo no quedarse pasmado ante la barrera de las 2h en el
maratón que destrozó Eliud Kipchoge con la pasmosa elegancia del esfuerzo
invisible!<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size: large;">Nunca me olvidaré de una anécdota
doméstica que viví en las carretas de los alrededores de Calpe cuando salí a
entrenar al mediodía en agosto y me crucé con un ciclista que, para animarme,
me gritó: «¡Viva el deporte!», y a quien yo, a un paso del golpe de calor, le
balbucí: «Pues yo voy muerto…» Poco después me senté en un bordillo y saqué del
bolsillo las monedas de emergencia que siempre llevo y me compré un agua helada
que me permitió regresar a casa…<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm; text-indent: 35.4pt;"><o:p><span style="font-size: large;"> </span></o:p></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm; text-indent: 35.4pt;"><o:p><span style="font-size: large;"> </span></o:p></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><o:p><span style="font-size: large;"> </span></o:p></p><p><span face="arial, sans-serif" style="color: #202124; font-size: large;">
</span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><o:p><span style="font-size: large;"> </span></o:p></p><p><span face="arial, sans-serif" style="color: #202124; font-size: large;"><span> </span> </span></p>Juan Pozhttp://www.blogger.com/profile/09342074638420602637noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-8748769248421418249.post-74153998795127500852022-08-03T03:52:00.005-07:002022-08-03T03:54:16.205-07:00Crónicas de Robinson desde Torilandia (I)<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiv4PkyWWrrigh2mZBEQyFv_g-4FvbknGzWWOMnxzZD8QpqQyeHqLLJm1kkKSQuEimXh7cPpVi_NayOqCjgSOChBmDFj9xIT5mTYnCOzaT3s3DQfK8L2hrGNEoFuQM85ECr-0wSgqk2AWUb4EB5lCbMoV3WIWChZ4oq2HL9TIPy6SeXDTMaPA6oiLSPQg/s1024/1720.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="645" data-original-width="1024" height="404" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiv4PkyWWrrigh2mZBEQyFv_g-4FvbknGzWWOMnxzZD8QpqQyeHqLLJm1kkKSQuEimXh7cPpVi_NayOqCjgSOChBmDFj9xIT5mTYnCOzaT3s3DQfK8L2hrGNEoFuQM85ECr-0wSgqk2AWUb4EB5lCbMoV3WIWChZ4oq2HL9TIPy6SeXDTMaPA6oiLSPQg/w640-h404/1720.jpg" width="640" /></a></div><br /><p></p><p class="MsoNormal"><span style="color: #351c75; font-size: xx-large;">Un viaje intrépido y una experiencia proindivisa…</span></p><p class="MsoNormal"><span><span><span style="font-size: x-large;"> </span><span style="font-size: large;"> </span></span><span style="font-size: large;">«</span></span><span style="font-size: large;"><span>Aún no me
lo creo ni yo</span><span>»</span><span>, que se suele decir cuando alguien toma una decisión de forma improvisada, aunque haya sido precedida de no pocas reflexiones para sopesar los famosos </span><i>pros and cons</i><span>, que decimos nosotros. No es fácil saber cuándo se ha acabado un ciclo, una estancia o una fidelidad, como la que yo he guardado a Laputa, donde tanto he aprendido, sobre todo de ese arte de recursos inverosímiles que responde al nombre de política y que siempre me había parecido un entretenimiento de niños ociosos en las horas de recreo sin nada mejor que hacer. Aunque la distancia permite una mayor objetividad, porque uno no se deja llevar por sentimientos que tienen una inverosímil capacidad de arrastre, iba notando yo que mis días en Laputa, a pesar de tantas distracciones festivas, intelectuales y galantes, me pesaban con ese algo de empalizada que tenía mi propia defensa en mi isla, y era de esperar que tarde o temprano deseara acercarme más a Torilandia, no solo porque cualquier objeto de estudio es un poderoso polo de atracción, sino porque el contacto directísimo con la realidad añade, a mi modesto entender, un plus de información y verdad que la distancia no puede salvar.</span></span></p><p class="MsoNormal"><span style="font-size: large;"><span> Dicho y hecho, a través de un triple salto vital. Ignoro los recursos fantásticos de los que mi anfitrión, en esta <i>Provincia Mayor</i>, se ha servido para hacerme pasar de Laputa a ¡nada menos que Madrid!, sede del retalgobierno de Torilandia, una suerte de <i>patchwork </i>que, al final, ni cubre a los necesitados ni necesita a los cubiertos, pero que se empeña, es lo primero que he oído en cuanto me ha sido dado desayunar en un café de barrio, en gobernar para deshacer una realidad nacional que tantos países han contemplado con envidia desde cuando en su imperio «no se ponía el sol</span><span>». ¡Qué diferencia tan abismal entre los habitantes de Laputa y los de Torilandia, al menos los de la capital, tan abrasadora, porque el mes de agosto,</span><span>«</span><span>puño en rostro</span><span>»</span><span>, que ya me han dicho, para dar pie a una entretenida conversación de la que he salido con un apelativo, </span><span>«guiri</span><span>», que hubiera hecho las delicias de Gabriel Betteredge, el más fiel lector de mi vida que a nadie que haya visto publicada la suya le ha sido dado tener. No sé por qué me acuerdo de él precisamente ahora, en esta nueva estancia en un país como Torilandia tan poco industrioso, y donde mis habilidades no creo que me hagan ganar la reputación que mi solitaria aventura edificó para satisfacción de Betteredge, el más agudo mayordomo del mundo, hecha salvedad de una discreta versión posterior suya que fue Jeeves. </span></span></p><p class="MsoNormal"><span style="font-size: large;"><span><span> Pero yo no estoy aquí para lucir mis mañas ni para hablar de mayordomos, sino para constatar que desde las pasadas elecciones que colocaron el engaño y la mentira en el gobierno de la nación, con absoluto descaro, la vida de Torilandia ha sido un desvivir continuo solo aliviado por la caridad confederal europea sin nosotros, algo, nuestra ausencia de ese proyecto, que solo es comparable a la famosa peste que viví en mi infancia, y que les debemos a cuantos jubilados siguen creyendo en nuestro desaparecido imperio. </span></span><span>«</span><span>En todas partes cuecen habas</span><span>»</span><span>, es, entre lo que he oído hasta ahora, lo que mejor describe la situación.</span></span></p><p class="MsoNormal"><span style="font-size: large;"><span><span> Tras una pandemia contra la que ha luchado con medidas inconstitucionales el pomposo falso solemne que rige los destinos de una patria en serio peligro de desaparición, dadas las tensiones centrífugas generadas por quienes, ¡paradójicamente!, sostienen al caudillo en su palacete; y después de una crisis que se sobrelleva por dichos fondos europeos, de los que la satanizada extrema derecho les libró de dar cuenta en el Congreso, una diabólica agresión bélica de los rusos a Ucrania ha puesto lo que antes se llamaba, no sé si ahora también, </span></span><span>«</span><span>el tablero internacional</span><span>», patas arriba y con la seria amenaza, no tanto de la conflagración bélica a escala universal, que también, sino de la catástrofe económica basada en la escasez y la carestía de las fuentes energéticas. Eso si, mientras otros países, a despecho de sus esfuerzos por mejorar el clima global, han decidido volver al carbón y a la energía nuclear, el gobierno del caudillo socialista verde, sostenible, resiliente y autoritario se ha inclinado por racionar el uso de la energía. De momento con recomendaciones; pero no se espera que, apelando a no sé qué compromisos confederales, la cosa pase a mayores y se creen las famosas policías de barrio para denunciar los microusos insolidarios... </span></span></p><p class="MsoNormal"><span style="font-size: large;"><span> </span>Sí, sí, no dejo de pensar que deben de pensar ustedes, a su vez, que llevo años en Torilandia, en vez de los escasos meses en los que me he impuesto en esta apasionante disciplina absolutamente fuera de razón que es la política torilandesca ¡a todos los niveles!; pero a lo largo de mi vida creo haber dado sobradas muestras del poderoso ingenio que me anima y de mi indómita capacidad de aprendizaje, ¡algo de lo que se quiere privar, voto a Fénelon, a los estudiantes de Torilandia, a quienes se les hurta acrisolar sus virtudes a través del esfuerzo que lleva al mérito, de cómo se les allana el camino para acabar convertidos en dóciles votantes!; todo ello me permite, así pues, exhibir mis discretos progresos, que confío en superar pronto. Si algo bueno tiene Torilandia es que se improvisan magisterios en cada esquina y púlpitos en cada balcón. Y como yo soy de natural curioso...</span></p><p class="MsoNormal"><span style="font-size: large;"><span><span> Muchos recuerdan que el gran aficionado a las grandes frases propias de los falsos solemnes, un concepto elaborado por un remoto autor guatemalteco de sonoro y altivo nombre, Augusto Monterroso, quizás menos conocido de lo que debiera ser, pero tan notable que quien llega a conocerlo no puede dejar de frecuentarlo, dejó para la posteridad impresa su gran ambición: Ser recordado por </span></span><span>«haber arreglado la economía torilandesca</span><span>», ¡ahí es nada! Si algo caracteriza decididamente a un clásico </span><span>«</span><span>tonto</span><span>», pariente de los bobos, los necios y los ignaros, </span><span> es creer que puede intervenir en lo que de él no depende, porque eso revela la cortedad de sus razonamientos y la escasa lógica con que los formula. ¡Cuánto más discretos suelen ser nuestros gobernantes insulares, a fuer de sincero y sin pizca de chauvinismo execrable! No es mi propósito hacer comparaciones siempre odiosas por definición, sino comprender esta realidad que, vista desde tan cerca, empuja ciertamente a la desazón y la desesperanza: sobra postureo y falta estudio y convicción.</span></span></p><p class="MsoNormal"><span style="font-size: large;"><span> No entiendo por qué el amable anfitrión de <i>Provincia Mayor</i> ha estimado oportuno que mi primer contacto con Torilandia haya sido en Madrid, porque bien podría haber</span><span> </span><span>«</span><span>naufragado</span><span>» en cualquier otra parte de tan hermoso territorio: la sofocante Sevilla, la fructífera Murcia, la, al parecer, semiinexistente Teruel, la </span><span>«</span><span>explosiva</span><span>»</span><span> </span><span> Ceuta o la </span><span>«</span><span>ardida</span><span>» Zamora, por no hablar siquiera de la supremacista Barcelona donde tiene el resguardo de su <i>Provincia Mayor</i>, pero no es algo por lo que me haya de interesar. Bien está lo que bien acaba. Y, como se sabe de antiguo, <i>ubi bene, ubi patria</i>, algo de lo que mi propia vida es ejemplo cimero. No pierdo la esperanza, ahora que aquí me hallo, de ir conociendo cuanto necesite conocer, no para convertirme en un </span><span>«hispanista</span><span>» o algo parecido, ¡líbreme Elliot!, sino, todo lo más, dada mi fe actual, en un ucrónico George Borrow, aunque tengo para mí que, contra cierta creencia vaticanista, ningún país más descreído que Torilandia, a pesar de los irracionales y absurdos esfuerzos proselitistas a favor del islam que hacen las supuestas fuerzas políticas de izquierdas, avergonzadas de la Reconquista, y dispuestas a ver en la represión de la mujer practicada por los islamistas una revolución feminista, pero eso son trastornos mentales que ya encontrarán su diagnóstico y su medicación, aunque ninguna tan efectiva como apartarlos, mediante los votos, de los púlpitos gratuitos que da la pertenencia a la estructura del Poder.</span></span></p><p class="MsoNormal"><span style="font-size: large;"><span> Pues dicho queda, he entrado a saludar y ya me he extendido demasiado. Nos vemos.</span><br /></span></p><p class="MsoNormal"><span style="font-size: large;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><o:p><span style="font-size: large;"> </span></o:p></p>Juan Pozhttp://www.blogger.com/profile/09342074638420602637noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8748769248421418249.post-36745236740390122342022-06-29T04:32:00.001-07:002022-06-29T04:32:10.216-07:00La escapada: La Val d’Aran.<p><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjvBuvN9IfXRU7LoUj1ZqvDjQfZjhIkCAYYbOOJPflDN4SMZvOdtvVaC_n2ee1u3misCJ4dDOAyuB6ZebJvk6SN9JvN_w9duhmD743jClSelRXVEJgafjQ6c_vEdInadLUpkVaVI3eqB-YtDJD3zwyrIM4DgkLWUfcUgvT2Q1e7a_1qqaL8zeHv-jZx-w/s4000/Aran%203.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3000" data-original-width="4000" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjvBuvN9IfXRU7LoUj1ZqvDjQfZjhIkCAYYbOOJPflDN4SMZvOdtvVaC_n2ee1u3misCJ4dDOAyuB6ZebJvk6SN9JvN_w9duhmD743jClSelRXVEJgafjQ6c_vEdInadLUpkVaVI3eqB-YtDJD3zwyrIM4DgkLWUfcUgvT2Q1e7a_1qqaL8zeHv-jZx-w/w400-h300/Aran%203.jpg" width="400" /></a></div><p class="MsoNormal"><span style="color: #002060; font-size: 22pt;">Encumbrados
en la humildad del sendero lacustre; enamorados de un valle único…</span></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"> <span style="font-size: large;"> </span><span style="font-size: large;">Abandonar la
gran ciudad —por mucho que su alcaldesa *populérrima (esto es, lo peor del populismo…)
la haya degradado, Barcelona aún puede ser considerada una gran ciudad— y
dirigirse a la <i>Val d’Aran</i> para hacer alguna excursión en el enclave
protegido del <i>Parc Nacional d’Aigüestoertes</i>, aunque sea en el breve
espacio de dos días, supone un desahogo, una desconexión de las rutinas y una
liberación de las servidumbres habituales que debería estar prescrito por la
Seguridad Social para ahorrarse muchas bajas y mejorar la salud mental y física
de los asegurados.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>No me parecía
que se necesitaran tres horas de viaje para llegar, porque en modo alguno
equiparaba e desplazamiento al de acercarse a Zaragoza, pero las carreteras
nacionales no desdobladas en autovías tienen eso, y más si son frecuentadas por
camiones, que tanto ralentizan la marcha. El verano, además, ¡en este país tan
turístico!, parece ser el momento en que los conservadores de las carreteras
deciden hacer las reparaciones de rigor, con el consiguiente y mayúsculo cabreo
de los sufridos usuarios.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>He de reconocer
que, como buen ermitaño dedicado a la filología y la creación literaria que
soy, me cuesta horrores ser arrancado de mis rutinas; pero cuando ello sucede,
tengo, a veces, la suerte inmensa de acercarme a lugares o parajes que me
arrebatan por su belleza o por su interés histórico, monumental, artístico o antropológico.
En este caso mi objetivo era conocer algo del <i>Parc Nacional d’Aigüestortes</i>,
porque un conocimiento extenso solo lo depara una vacación de, como mínimo, un
mes, <i>pel cap baix</i> y «estar» en <i>La val d’Aran</i>. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Que la experiencia haya sido breve no le ha
restado ni un ápice de interés y belleza al recorrido que hicimos por el <i>Circ
Lacustre de Colomers</i>, solos, en un paraje a unos 2400 metros de altura. </span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;"><span></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: large;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhZ1MIGHZtrWhRjlgz6-qCNx1U8brY-NpFOpBtaV8YGU-vUnZceXBBaqCKBsK3DdEClCtl3WRsXli-zDCat0Fu8TXd-SfKumCQ3uS24Th5I3IIHGOv6CQuFdiq66lulkzTlOYoa1IshZDAs1xi7ds0aO2nc3Vtiv-1ONGnvAaoEDZfOS_C5rSsIR8IUdQ/s4624/Aran%202.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="3468" data-original-width="4624" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhZ1MIGHZtrWhRjlgz6-qCNx1U8brY-NpFOpBtaV8YGU-vUnZceXBBaqCKBsK3DdEClCtl3WRsXli-zDCat0Fu8TXd-SfKumCQ3uS24Th5I3IIHGOv6CQuFdiq66lulkzTlOYoa1IshZDAs1xi7ds0aO2nc3Vtiv-1ONGnvAaoEDZfOS_C5rSsIR8IUdQ/s320/Aran%202.jpg" width="320" /></a></span></div><p></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;"><span> </span>Apenas nos cruzamos con un grupo de turistas, acompañado por un guía local, y
esa fue, aparte de la nuestra, la única presencia humana en ese Circo. El día amaneció
lluvioso y eso supongo que amilanó a los exploradores; no así a nosotros, que
nos encasquetamos los chubasqueros y nos dispusimos a pasar por lo que nos
cayera. Al final, salvo la ascensión hasta la presa, no cayó lo que se esperaba
y apareció un sol potente que nos acompañó casi todo el camino de cabras,
porque, a esas alturas, los senderos no son para pasear, sino para triscar. Miráramos
hacia donde miráramos, no había punto cardinal en el que no se nos quedara
prendada la vista durante un buen rato. Como, a pesar de nuestro destino, no
íbamos bien calzados, aunque sí con el bar a cuestas para el refrigerio
pertinente, no nos detuvimos en exceso en ningún paraje, y fuimos sumando lagos
pequeños y hermosos a nuestro ábaco de maravillas pirenaicas. Cuesta ver un
peligro en esas alturas y entregados a tanta belleza, pero no ignorábamos que
hacia las 16’00 h comenzaría a descargar una tormenta anunciada en los nubarrones
oscuros que viajaban hacia nuestra ubicación. </span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiH6Dg-Fihv2dQcOSPRiSbI9hpBWE1afFbEkJJEra9VRDHzNcpKctmkS-KhjC0yh5LXT5Bfbt8xSWZlVLwyq4iHjL4GHkcZvl7OaWREq7Vej9sPkiLSyQjgkprpKSWC55eFGN3ql2leNkl6YFeW8UfO0SphkjtKs-OiF1La3C0GSx2G9fa5ZBz3jfTUwg/s4624/Aran%2010.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3468" data-original-width="4624" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiH6Dg-Fihv2dQcOSPRiSbI9hpBWE1afFbEkJJEra9VRDHzNcpKctmkS-KhjC0yh5LXT5Bfbt8xSWZlVLwyq4iHjL4GHkcZvl7OaWREq7Vej9sPkiLSyQjgkprpKSWC55eFGN3ql2leNkl6YFeW8UfO0SphkjtKs-OiF1La3C0GSx2G9fa5ZBz3jfTUwg/s320/Aran%2010.jpg" width="320" /></a></div><p></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;"><span> </span>Dada la altura, nos sorprendió la
vegetación y nos divirtió la escasa fauna con que compartimos camino: mariposas
que hubieran hecho las delicias de Nabokov y una hermosa libélula azul que me
acompañó un buen trecho, como heraldo de nuestro victorioso caminar circular.
De los corpulentos moscardones, pocos, mejor no acordarse. Quizás el lago con
una pequeña isla en su interior resuma a la perfección la hermosura del paraje.
En la memoria tenía <i>L’estany de Sant Maurici </i>como referencia, pero las
rutas que nos facilitaron en el Parador de <i>Arties</i>, situado en un pueblo que
merece ser visitado, aunque la incompatibilidad horaria nos privó de contemplar
el interior del templo, algo que sí hicimos, para nuestro placer, en <i>Bossòst</i>,
nos acabó llevando a esa ruta de lagos que intuimos de muy buen ver sin
equivocarnos nada. Incluso el desplazamiento en taxi desde donde se ha de
aparcar obligatoriamente hasta desde donde se inicia la ascensión al Circo, tuvo
su encanto, y nos recordó, por los baches del camino y la excelente suspensión
del vehículo a la travesía por el Coto de Doñana, que hicimos años atrás.<br /><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;"><span style="mso-tab-count: 1;"></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: large;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj6TE4RSstftFmgR1q1G56fquZ0e9Yzda1_-mMCIdTdOo9lT12ulm8No-Sg-Oy1XSOZnubQt1KYX0rIj36YEzFkzIktqhuYSNdxAb83pvN2AbR-8YZUNzkD3e2JMDusboT97-YFOCz9CGduwNtrBgcuiKg0eAQ-uBQs7OAlWCB-7klpcTSFGLD5QBZoTA/s4624/Aran%208.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3468" data-original-width="4624" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj6TE4RSstftFmgR1q1G56fquZ0e9Yzda1_-mMCIdTdOo9lT12ulm8No-Sg-Oy1XSOZnubQt1KYX0rIj36YEzFkzIktqhuYSNdxAb83pvN2AbR-8YZUNzkD3e2JMDusboT97-YFOCz9CGduwNtrBgcuiKg0eAQ-uBQs7OAlWCB-7klpcTSFGLD5QBZoTA/s320/Aran%208.jpg" width="320" /></a></span></div><span style="font-size: large;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjeSI43qRewwM0On58-ZsqYhWjeDEtGX5xjrut5e_4TLCGqkPveUQzqlYqlrjJBTrqz9WZvJmWlSzN6ynAqDeOxutqMByWY9gQqUm838zdKeGyu7gytNZ10qwB0WaLRjgj3K58g7uMNCldh3dqT5UZNmyMIbBVHrDuddSSXuUq_-DnfoxMsyrAFvRjX7g/s4624/Aran%206.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="4624" data-original-width="3468" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjeSI43qRewwM0On58-ZsqYhWjeDEtGX5xjrut5e_4TLCGqkPveUQzqlYqlrjJBTrqz9WZvJmWlSzN6ynAqDeOxutqMByWY9gQqUm838zdKeGyu7gytNZ10qwB0WaLRjgj3K58g7uMNCldh3dqT5UZNmyMIbBVHrDuddSSXuUq_-DnfoxMsyrAFvRjX7g/s320/Aran%206.jpg" width="240" /></a></span></div><span style="font-size: large;"> Caminar con
rodillas de cartílagos deshilachados y meniscos mordidos no es, desde luego, lo
más recomendable, pero he de confesar que no me di cuenta de ello hasta que la
mayor hazaña de la visita me lo pareció subir al taxi para volver… Como la hora
de comer se nos echó encima, lo hicimos en los <i>Banhs de Tredòs</i>, a plena
satisfacción de los tres comensales que nos rehicimos de ciertas penalidades
con la excelente cocina del lugar. La ducha fría y unos buenos estiramientos de
columna en el Parador me devolvieron a la articulación del paso y los
movimientos básicos, de ahí que pudiéramos desplazarnos a <i>Bossóst</i>. El
valle, en pendiente hacia la frontera francesa es una suerte de santuario
natural hiperconectado con el mundo, a juzgar por las construcciones, en su
mayoría respetuosas con el medio, y no hay pueblo en el que no se pueda admirar
una iglesia o unas construcciones de tipo tradicional adaptadas al clima
extremo que allí se vive en invierno. El recepcionista insistió mucho en que la
mejor época para visitar el Parque es en octubre, con el cambio de color de la
hoja, porque en agosto no hay quien viva con el calorazo que se los come. Nuestros
tres días de sol y lluvia nos han acompañado con unas temperaturas sobre los
18º que nos han permitido desquitarnos de la ola de calor que habíamos sufrido
un par de semanas antes en Barcelona.<o:p></o:p></span><p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>La impresión ha
sido tan indeleble que ya nos hemos conjurado para volver y rendir pleitesía a <i>Sant
Maurici</i>, amén de otras rutas por <i>Artiga de Lin</i> o <i>Montgarri</i>, pero
antes habremos de hacer un hueco para ir a conocer el tren cremallera que sube
hasta la <i>Vall de Núria</i>, donde aún no hemos estado, como perfectos ermitaños
que somos… De vuelta quisimos visitar el castillo de Benabarre, pero el lunes
sigue siendo día nefasto para el turismo en este país que tanto depende de él, paradójicamente…
¡Ni comer allí pudimos! En fin, cosas nuestras…</span><o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgbo--JGlUa7B1Sy8BfmAQ9f-f8QU_fyw78Gvy9Xs-cN6zGS4bflfAMEf5b-ENWqEO5HDW_S-eVR6tp0fJ9Hf3zy365JwzDIWauit6KSKa7jW3dAkspPhmnLgEm1nOBKMpmrANjege7Q4pRrwRqEHbaFyTRTOwqe1Isp6eLvQ-a0O0JEGJCY7AM70JRLA/s4624/Aran%201.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3468" data-original-width="4624" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgbo--JGlUa7B1Sy8BfmAQ9f-f8QU_fyw78Gvy9Xs-cN6zGS4bflfAMEf5b-ENWqEO5HDW_S-eVR6tp0fJ9Hf3zy365JwzDIWauit6KSKa7jW3dAkspPhmnLgEm1nOBKMpmrANjege7Q4pRrwRqEHbaFyTRTOwqe1Isp6eLvQ-a0O0JEGJCY7AM70JRLA/s320/Aran%201.jpg" width="320" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgvY7PpxoTOkrhWDJfYlk_CUPjjoaSoBAN8Xa0xIOATJ_agKTzkJVMfDgxI1ejrScwoUjKNZjmV4gUNUOo0mrriMHge9YN2h2oN5Fpwxqy99gXtkM64jERJs_y5m7qBAzS11Pj-GzAVzlQt2GF_v8YS1loaUZb1A97oFRttsWVsYlD5vLvNPynxGSz9EQ/s4624/Aran%207.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3468" data-original-width="4624" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgvY7PpxoTOkrhWDJfYlk_CUPjjoaSoBAN8Xa0xIOATJ_agKTzkJVMfDgxI1ejrScwoUjKNZjmV4gUNUOo0mrriMHge9YN2h2oN5Fpwxqy99gXtkM64jERJs_y5m7qBAzS11Pj-GzAVzlQt2GF_v8YS1loaUZb1A97oFRttsWVsYlD5vLvNPynxGSz9EQ/s320/Aran%207.jpg" width="320" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjfFimqMpR4C4tLI6Xv7mG6MCzZEOkPWcT7zprYegk6V3h0ciRDrKyaLo1vnnTO2tHKgZYUBXBCJt_uUroeKLvejRivXZfIb6tEkGXE9YJNnP2hQyxO0kwqhSIysrzJO1GSVgeSEyAnW7s6unVQSLUOplyq2S2eARV7MSfz0bkTDhQQb1dn_WDWeXcbew/s4624/Aran%204.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="4624" data-original-width="3468" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjfFimqMpR4C4tLI6Xv7mG6MCzZEOkPWcT7zprYegk6V3h0ciRDrKyaLo1vnnTO2tHKgZYUBXBCJt_uUroeKLvejRivXZfIb6tEkGXE9YJNnP2hQyxO0kwqhSIysrzJO1GSVgeSEyAnW7s6unVQSLUOplyq2S2eARV7MSfz0bkTDhQQb1dn_WDWeXcbew/s320/Aran%204.jpg" width="240" /></a></div><br /><br /><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhJUITcV6lAsgkti0nOeLno3lsWWSAfMKTf8AQy-QRYMnAQhIihRLTExwHf7kiN58W4AK-2mson7Xlyib3gluMqP6vIg16TW4ghRYnvRT1_Zrco_RAF7Pomd_qDv6d8tICM4WvYuIyUOCtLr7JjyvPORa7sTv-9BWIbwn2hnykQfPsLGMndgTfM1sUNHQ/s4624/Aran%207.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><br /></a></div><p></p><br /><br />Juan Pozhttp://www.blogger.com/profile/09342074638420602637noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-8748769248421418249.post-27759020744936377772022-06-15T11:49:00.005-07:002022-06-17T08:44:13.432-07:00Presentación de« Popping Corn», la versión inglesa de «Poemitas de maíz», de Mendigo Diego <p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiNac-b_npI3toKiC7EE9Sqf2LovjmQeHIMDmfN-Y4Wj7fJWOTS5WyWnVREPCL_XAbIWP7LcBiKFoVzjYkN73D3L3Vc_b5r1YqxhTAViY0WseIYfVPSmes617GcnhhMu99TxDkV4KzrbDJwPZMeibE91jhKPKnADcKNiLi5A5xmlWw3EpcMA3fLXz6FHw/s4624/Popping%20Corn%201.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3468" data-original-width="4624" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiNac-b_npI3toKiC7EE9Sqf2LovjmQeHIMDmfN-Y4Wj7fJWOTS5WyWnVREPCL_XAbIWP7LcBiKFoVzjYkN73D3L3Vc_b5r1YqxhTAViY0WseIYfVPSmes617GcnhhMu99TxDkV4KzrbDJwPZMeibE91jhKPKnADcKNiLi5A5xmlWw3EpcMA3fLXz6FHw/w400-h300/Popping%20Corn%201.jpg" width="400" /></a></div><p></p><p class="MsoNormal"><span style="color: #002060; font-size: 22.0pt; line-height: 107%;">Un
acto cultural, la revelación de la deslumbrante voz poética de Manolo marcos,
autor de <i>Tácticas de payaso</i> y la celebración amistosa de la palabra en
una librería mítica: Documenta.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">Hace unos días se presentó en la famosa librería Documenta, aún
con su fundador, Josep Cots, y su eterna corbata de lazo, <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>al frente, la traducción al inglés, en edición
bilingüe, <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>del libro de Mendigo Diego, <i>Poemitas
de maíz</i>, traducido como <i>Popping Corn</i> por el autor de la versión
inglesa y al tiempo editor de la obra Rafael Peñas Cruz.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Una tarde
calurosa de esta canícula desorientada que vivimos, nos reunimos alrededor de
un acto cultural tan literalmente esotérico en nuestros días, como es la
presentación no ya de un libro de poemas, lo cual podría considerarse hasta
cierto punto «normal», sino de la traducción al inglés de un libro del
heterónimo, Mendigo Diego, del poeta, artista plástico y músico Manolo Marcos,
autor de un poemario <i>Tácticas de payaso</i>, del que hice una fervorosa <a href="https://diariodeunartistadesencajado.blogspot.com/2015/05/la-eterna-necesidad-de-la-vanguardia.html">crítica</a>,
dada la calidad del mismo y lo novedoso que suponía, en 2016, cuando apareció,
ver un retoño de lo mejor de la tradición surrealista de nuevo en circulación,
por más que sea en capillas ilustradas de la reducida secta de los lectores de
poesía.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: large;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhc6tnlPbNXr3mEOK7eM_y0d1Fbwl33SeKkzTUg2NDY3CSA_daAqphYGNfIAuozuj47aK5rrdkwkQ_Bd7HuWAa9XtuHS2uvt7RD2hwGr_dYLCr_g-xx82hONsaxhXwW5GG35VNT2G-MIK2WkMQswbuiGRRXiS_HWjBxM3H6UE-csR6PRydETmstr1aAOg/s4624/Popping%20Corn%202.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="3468" data-original-width="4624" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhc6tnlPbNXr3mEOK7eM_y0d1Fbwl33SeKkzTUg2NDY3CSA_daAqphYGNfIAuozuj47aK5rrdkwkQ_Bd7HuWAa9XtuHS2uvt7RD2hwGr_dYLCr_g-xx82hONsaxhXwW5GG35VNT2G-MIK2WkMQswbuiGRRXiS_HWjBxM3H6UE-csR6PRydETmstr1aAOg/s320/Popping%20Corn%202.jpg" width="320" /></a></span></div><span style="font-size: large;"> </span><p></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;"><span> </span>El acto,
presidido por el entusiasmado editor y traductor del libro, que nos transmitió
plenamente la pasión que siente por la obra de Mendigo Diego, consistió en la
lectura de algunos poemas en su doble versión, la española, a cargo del autor,
Mendigo Diego; la inglesa, a cargo de Minie Marx, conocida actriz de Els
Joglars y de series populares de TV3, la televisión autonómica de Cataluña,
amén de una sólida carrera internacional. He de reconocer que la seriedad
profunda del estoico andaluz que es Manolo Marcos era el vehículo perfecto para
una poesía que destaca, entre otros valores, por la comicidad inherente a las
imágenes afortunadas que pueblan los poemas, y de la que la traducción nos da
cumplida cuenta, por más que se advierta, a veces, la imposibilidad cierta de captar
resonancias profundas y connotaciones ligadas a los significantes y sus múltiples
juegos expresivos:<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;"><br /></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">Puse nombre a las cosas, por ejemplo:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">Quise llamar hormiga a una lágrima.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><o:p><span style="font-size: large;"> </span></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">Solo porque la vi caer<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">De una mejilla hasta el suelo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><o:p><span style="font-size: large;"> </span></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">Y porque echó a correr<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">por la máquina leve de este verso.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">Si esto es lo que llaman metáfora…<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">Solo digo lo que vi. No digo Diego.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><o:p><span style="font-size: large;"> </span></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span lang="EN-GB" style="mso-ansi-language: EN-GB;"><span style="font-size: large;">I gave
names to things, for example:<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span lang="EN-GB" style="mso-ansi-language: EN-GB;"><span style="font-size: large;">I wished
an ant to be called a tear.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span lang="EN-GB" style="mso-ansi-language: EN-GB;"><o:p><span style="font-size: large;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span lang="EN-GB" style="mso-ansi-language: EN-GB;"><span style="font-size: large;">Just
because I saw her fall<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span lang="EN-GB" style="mso-ansi-language: EN-GB;"><span style="font-size: large;">From one
cheek onto the ground.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span lang="EN-GB" style="mso-ansi-language: EN-GB;"><o:p><span style="font-size: large;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span lang="EN-GB" style="mso-ansi-language: EN-GB;"><span style="font-size: large;">An because
it began to run<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span lang="EN-GB" style="mso-ansi-language: EN-GB;"><span style="font-size: large;">Through the
faint machinery of these lines.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span lang="EN-GB" style="mso-ansi-language: EN-GB;"><span style="font-size: large;">If this is
what is called metaphor…<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span lang="EN-GB" style="mso-ansi-language: EN-GB;"><span style="font-size: large;">I just say
what I saw. I keep to my word.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span lang="EN-GB" style="mso-ansi-language: EN-GB;"><o:p><span style="font-size: large;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm; text-indent: 35.45pt;"><span style="font-size: large;">Más tarde, se abrió un debate sobre el surrealismo
y sobre su significado en el arte contemporáneo, así como la comparación entre
las diferentes corrientes de vanguardia que arrancan con la creación del Dadaísmo
de Tristan Tzara, para lo cual intervino una profesora de universidad que nos
ilustró sobre la materia, aunque sin salirse de las líneas generales de lo de
sobra conocido sobre el tema. A mí, incluso, me dio la impresión, oyendo
recitar los poemas al autor, solemne y cáustico al tiempo, que esos poemas de índole
surrealista estaban más emparentados con nuestra tradición popular, como la de
los romances viejos, que con otra cosa. De hecho, y dada la insistencia con que
el editor echaba de menos que Manolo Marcos no hubiera traído el saxo que
domina con maestría equivalente a la escritura de su poesía, tentado estuve de
arrancarme yo con un romance aflamencado que está en la base de la mejor poesía
española de todos los tiempos: el <a href="file:///C:/Users/ACER/OneDrive/Escritorio/Romance%20del%20prisionero.mp3">Romance
del prisionero</a>, <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>que dejo aquí para
torturar los oídos de los lectores desprevenidos…, porque, a mi atrabiliario
entender, las imágenes de la poesía popular han nutrido aventuras como la del Creacionismo
de Vicente Huidobro, que sería algo así como nuestro surrealismo castizo <i>avant
la lettre</i>.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm; text-indent: 35.45pt;"><span style="font-size: large;">Hay autores que se han forjado en el
cultivo de un don innato para la poesía, enriquecido por lecturas que siempre
son provechosas y, sin duda, muy satisfactorias, pero que no alteran ese
impulso, esa locura por el verbo en movimiento delirante que advertimos en los
poemas de Mendigo Diego y en las <i>Tácticas de payaso</i>, de Manolo Marcos:
¡Habría que oír la voz andaluza y contenida de Manolo al recitar esta joya de <i>Poemitas
de maíz</i>!:<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm; text-indent: 35.45pt;"><span style="font-size: large;"><br /></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size: large;">El ya no más de tu siempre,<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size: large;">Tu cuerpo sediento de maíces.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size: large;">Tu vientre imantado, saturnal,<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size: large;">Esa epidermis de las palabras<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size: large;">Cuando el envés del mundo se nos
muestra.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size: large;">Alma púber<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size: large;">De raíces sentimentalmente urdidas<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size: large;">En estupor pueril; clama por la belleza<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size: large;">Que te robaron,<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size: large;">Deja que entre la luz hasta el hueso.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm; text-indent: 35.4pt;"><o:p><span style="font-size: large;"> </span></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm; text-indent: 35.45pt;"><span style="font-size: large;">El acto tuvo un reducido pero selecto público
que me pareció complacido con el conocimiento, en voces tan cualificadas, la
española y la inglesa, de una obra que, más allá del público propio español de
un poeta cordobés, va a tener la fortuna de viajar a los lectores de habla
inglesa. De hecho, ya hay apalabrada, al parecer, una presentación del libro en
Inglaterra, lo cual no deja de ser un timbre de orgullo para el autor y un
reconocimiento a su voz poética, acostumbrada, como suele suceder en el género
de la poesía, a la «inmensa minoría» a la que se dirigía su conterráneo JRJ.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm; text-indent: 35.45pt;"><span style="font-size: large;">A todos los interesados en la poesía no
pueden pasarles desapercibidas estas dos obras que revelan un talento tan
especial como lo es el talante humano del autor de ambas, a quien me precio de
poder llamar amigo, a fuer de lector devoto de su obra deslumbrante.</span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh5bJfZ1ablqapvrLkd_QNXKELFC8eGJtucxxA8YzQ0anj13h4GU4atP2EcphJjYkWh1jyx599HqEBP2ZoDbsYE9Atrij1V5Rakkylwkzf7TtIaVPaIrBp4nuii2JmDM4H2aENg0p56_PBpeziP_yhykk3TqibErY3wu_VOEvRg_NNy7ii2EQI-797uow/s4624/Popping%20Corn%203.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="4624" data-original-width="3468" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh5bJfZ1ablqapvrLkd_QNXKELFC8eGJtucxxA8YzQ0anj13h4GU4atP2EcphJjYkWh1jyx599HqEBP2ZoDbsYE9Atrij1V5Rakkylwkzf7TtIaVPaIrBp4nuii2JmDM4H2aENg0p56_PBpeziP_yhykk3TqibErY3wu_VOEvRg_NNy7ii2EQI-797uow/s320/Popping%20Corn%203.jpg" width="240" /></a></div><br /><o:p></o:p><p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm; text-indent: 35.4pt;"><o:p> </o:p></p>Juan Pozhttp://www.blogger.com/profile/09342074638420602637noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-8748769248421418249.post-50989986483477652992022-06-05T04:34:00.000-07:002022-06-05T04:34:10.160-07:00La caída…<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEggWpQ43_Z17li3KytkQ21h7luXycrWW8C0W0ElQXiTJb1YsuTY-HH2bvDzK9k4fN58ggo5p6Ud0zWF0W1asr5RCUyrA-c4Pwom3n8ktyrqk9nAnBnUkHZsujd_Z9T9UN_cp0K_8rOy_c3r1RqsrM1L02p9t2qrXL2SKCptPim4H5raALWTY0_5rA95Cg/s600/CaravaggioConversionPaul01.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="600" data-original-width="487" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEggWpQ43_Z17li3KytkQ21h7luXycrWW8C0W0ElQXiTJb1YsuTY-HH2bvDzK9k4fN58ggo5p6Ud0zWF0W1asr5RCUyrA-c4Pwom3n8ktyrqk9nAnBnUkHZsujd_Z9T9UN_cp0K_8rOy_c3r1RqsrM1L02p9t2qrXL2SKCptPim4H5raALWTY0_5rA95Cg/w519-h640/CaravaggioConversionPaul01.jpg" width="519" /></a></div><p></p><p class="MsoNormal"><span style="color: #002060; font-size: 22pt;">Confesión
de una conversión…</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size: large;">Acogiéndome a la pluralidad de opiniones
que caracteriza a la magnífica revista digital que es <i>Ataraxia</i>, me
voy a tomar la libertad de teclear un artículo sobre nuestro bien amado líder
nacional, Don Pedro Sánchez Pérez-Castejón, a quien, con relativa frecuencia, se ha
denostado desde esas mismas páginas, aunque, eso sí, con encomiable sentido
del humor, esa cortesía que abre todas las puertas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size: large;">Imagino que al leer el título de estos
párrafos en loor del prócer algunos habrán imaginado lo que está lejos de ser.
En efecto, esa no es la caída célebre de un dictador, sino la de un fustigador
de quien cuenta la leyenda que cayó del corcel, herido por la revelación divina
y oyó su nombre en las altas esferas de la música celestial que lo reconvertía
en defensor de aquellos a quienes combatía: tal es el referente que ha de ser
tenido en cuenta para lo que sigue.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size: large;">Quiero disculparme, en primer lugar, por
haber propalado, desde Gorjeolandia, alguna que otra indignación contra a quien
ahora veo como la encarnación de todas las bondades políticas que han llegado
al Poder, aunque por los habituales renglones torcidos del Señor, para hacernos
más libres, más felices, más, sanos, más seguros, más amables, más correcto,
más feministas, más ecológicos, más resilientes y más sumisos a sus logros
políticos, prestos a inscribirse con letras de oro en los anales de la Historia
Oficial de nuestro país, en el negociado pertinente del ministerio
correspondiente.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size: large;">Me ha costado un tiempo, ¡cuatro años,
exactamente!, apearme de la inquina que, ¡incomprensiblemente!, me suscitaba un
político que con tanta finura psicológica como amor propio se ha descrito a sí
mismo, por mano ajena, en un volumen que no tengo empacho en declarar que puede
significar para nuestra juventud lo que significó el <i>Libro Rojo</i> de Mao
para la China o <i>El hombre unidimensional</i>,<i> </i>de Marcuse, para la
generación hippie. Bien lo señaló en sus páginas: que él era «algo más» que un
rostro guapo, y que teníamos que descubrir todas sus virtudes para darnos
cuenta del alcance histórico de su misión, actualmente en curso: desterrar el
fascismo de la ultraderecha de España y «arreglar» nuestra Economía, la macro y
la micro. Solo los declarados enemigos de la justicia social ponen, con esas
metáforas sólidamente avaladas por la mejor tradición de la oratoria hispana
que ÉL usa, «palos en las ruedas» a un proyecto que, insisto, solo los «resentidos»
por el éxito de sus decisiones discuten y combaten.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size: large;">A Don Pedro Sánchez Pérez-Castejón, insigne
doctor en Economía por la universidad privada Camilo José Cela, una elección
con la que ha querido manifestar su respaldo a la pluralidad educativa española
—las malas lenguas defienden que en cualquier universidad pública no hubiera
pasado el riguroso filtro que se exige a tales trabajos—se le ha querido
desprestigiar por cualquier vía, y ello cuando, como auténtico Faro de
Occidente, ha tenido que gobernar con una pandemia, la erupción de un volcán,
una crisis económica y una guerra que amenaza con traernos lo peor, algo que
sus actuales socios de mayoría parlamentaria intentaron por otras vías en
tiempos tan lejanos que traerlos al presente no es sino un acto insano de
insidia política que se descalifica a sí misma. Sus indultos nos han traído a
Cataluña la «pax castellonensis», aunque aún no ha sido reconocida como se
merece. Supongo que dentro de veinticinco años habrá fastos que la conmemoren
como a ello se ha hecho acreedora. ¿Quién puede negar que en Cataluña vivimos en el mejor de los
mundos posibles? Bueno, sí, los agoreros y los insatisfechos, aquellos que van
perdiendo todo apoyo electoral y a quienes solo les queda el grito de la
agitación para dar señal de vida.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size: large;">Confieso paladinamente que me costó, al
principio, empatizar con una persona tan dedicada en cuerpo y alma al bien de
los demás, porque la abnegación y el desvelo que ha manifestado para con los
males de sus compatriotas merecen no tanto una biografía política como una
hagiografía, a tenor de la santidad laica que trasminan sus decisiones, ¡y ahí
están los palmeros, que no me dejarán mentir! Pero el nuestro es un país de
envidiosos y rencorosos donde los haya, como nadie ignora. ¡Cómo no fui capaz
de congeniar con su finísimo sentido del humor!, por ejemplo. ¡Cómo me
arrepiento de mi obcecación contra un político que ha venido a devolverle a esa
dedicación las mayúsculas con que se escribirá eternamente su nombre! Sus dotes
de «seductor» están harto más que acreditadas, ¡y cómo duele eso en este país
en el que tanto se envidia el palmito ajeno! No es lo mismo pasearse con un
ritmo musical al caminar casi <i>obamaniano</i>, que hacerlo con los sincopados
ochenta quilos de un metro setenta, que debe de ser, imagino, la media nacional.
Fotografías hay, inequívocas, en las que mujeres de todos los colores políticos
y de todas las clases sociales, muestran su rendida admiración a quien casi
estoy seguro que podemos calificar ya como «el mejor presidente de nuestra
democracia», un título, hasta ahora, poco disputado, pero que, desde ahora,
tendrá un ocupante indiscutible. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size: large;">Desprestigiar es una ocupación nacional
que alimenta a quienes respiran por la herida de su insignificancia, a quienes
son incapaces de ver las virtudes ajenas, reconocerlas y, como ahora mismo hago
yo, ensalzarlas. Solo hay que pensar en las auténticas campañas de desprestigio
que sufre continuamente Don Pedro Sánchez Pérez-Castejón, por cualquier motivo, sea
por un traspié geográfico, «Ahora voy a Huesca, luego iré a Aragón»; sea por un
neologismo en inglés, «<i>amortiguate</i>», perfectamente inteligible para el
hablante de cualquier lengua, por otro lado; sea por un lapsus que quien está
acostumbrado a trabajar con innúmeros datos cada día puede, ¡y aun debe…!,
cometer: «19 de cada 10 jóvenes no se han emancipado»…<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size: large;">La tesis que defiendo, así pues, en esta retractación de mi enemiga hacia un
personaje político que, bien reflexionado, ¡no nos merecemos!, es que, a pesar
de haberme explayado en sentido contrario con mi parcialmente errónea teoría del
Todovalismo, bien se echa de ver que no todo vale para criticar a alguien como
Don Pedro Sánchez Pérez-Castejón, un gobernante providencial como pocos y más eficaz
que todos sus predecesores en la lucha por conseguir la igualdad, la fraternidad
y la libertad de todos los españoles. ¿A quién no ha beneficiado? ¿Por quién no
se ha desvelado? ¡Cómo no vamos a loar a un político que, literalmente, se ha
convertido en un nefelibata con el único objetivo de estar en el acto allá
donde se le necesita, sea un volcán, una inundación, una plaga de topillos o
una defensa del sano ocio que atrae inversiones? Insisto: no-nos-lo-merecemos… Y
con mayor razón lo sabremos cuando, como pronostican sesgadas encuestas sin
apenas medios, frente a las amplísimas del ilustre señor Tezanos, director del
CIS, para nuestra desgracia, haya de desalojar la Moncloa «<i>De los sos ojos
tan fuertemientre llorando</i>…», porque la tarea de redención de España es
infinita y una legislatura es un lapso que solo a sus detractores se les hace
eterno y a sus admiradores, entre los que a partir de este artículo me cuento,
un nanosegundo. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><o:p><span style="font-size: large;"> </span></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><span style="font-size: large;">P.S. Me hago cargo de la perplejidad de mis compañeros de
redacción, pero Ataraxia es reconocida, frente a los <i>media</i>
tradicionales, por la auténtica libertad de expresión de quienes participamos
en ella. Imagino que más de uno pensará que he rizado el rizo de la ironía.
Allá cada cual con sus pensamientos. El mío, expresado queda, es consagrar mi
vida a la defensa del débil frente a los poderosos, y ahora intuyo que los
vientos electorales van en esta dirección…, lo cual me aleja del oportunismo y
me acerca a la verdad y a la memoria histórica: esto no es un panfleto
adulador, sino un ejercicio de hiperdulía, como políticamente se merece quien
ha hecho del feminismo la necesidad básica de nuestra vida diaria. Amén.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm; text-indent: 35.4pt;"><o:p><span style="font-size: large;"> </span></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm; text-indent: 35.4pt;"><o:p><span style="font-size: large;"> </span></o:p></p>Juan Pozhttp://www.blogger.com/profile/09342074638420602637noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-8748769248421418249.post-18088899776192779962022-05-24T04:40:00.009-07:002022-05-27T11:52:05.829-07:00Las compañías de seguros y la indefensión del asegurado: un caso de abuso psicológico por parte del RACC.<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgWSHztMXnbTAfkByM-CrApg_Lczi8Y-_01yFmzN8Xk9Ev6At1ewP8ehTGMjG72cNygDt12pEC1fh50Kc6q2xgVEMfFZ-APWPbOMLGkH1qWgnQ_ELvAzhKnWEwaNXGyfzSyRL7tzqU_wm1c1WEoMo1AAXbwit6F7cQTi4Pt26uwWHlFKwWW51xOos7-ig/s4624/Fuga%20racc%202.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="4624" data-original-width="3468" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgWSHztMXnbTAfkByM-CrApg_Lczi8Y-_01yFmzN8Xk9Ev6At1ewP8ehTGMjG72cNygDt12pEC1fh50Kc6q2xgVEMfFZ-APWPbOMLGkH1qWgnQ_ELvAzhKnWEwaNXGyfzSyRL7tzqU_wm1c1WEoMo1AAXbwit6F7cQTi4Pt26uwWHlFKwWW51xOos7-ig/s320/Fuga%20racc%202.jpg" width="240" /></a></div><p></p><p><span style="color: #351c75; font-size: xx-large;">La lucha individual de un abonado para que la compañía de seguros haga frente a sus evidentes responsabilidades o cómo los desalmados te pueden poner al borde del infarto...</span></p><p><span style="font-size: large;"> Hace ya algun tiempo, en esta misma <i>Provincia</i>..., escribí un artículo significativamente titulado <i>Endesa no tiene clientes, sino siervos</i>. ¡Quién me iba a decir que casi habría de calcar idéntica o mayor indignación en este caso contra el RACC y su seguro del hogar, tan pésimamente gestionado! Como la historia es larga, lo mejor es empezar por los antecedentes. Hace seis años, el seguro del RACC me reparó un escape de agua, pero, en vez de cambiar el trozo de tubo de cobre que tenía el poro que causó tan gran destrozo en el piso inferior, deshabitado en aquel momento, y en la pared del patio de luces, se limitó a, en palabras de uno de los lampistas que nos han venido, a hacer una chapuza, esto es, una soldadura que ha durado, antes de volver a perder agua por ella, estos seis años.<br /></span></p><p><span style="font-size: large;"> Dada noticia de la fuga a 29 de marzo, he de decir que ayer, ¡23 de mayo!, vino finalmente el carpintero a colgar el armario de la cocina que había sido descolgado para reparar una avería, algo que fue hecho hace ya más de un mes... El 31 de marzo vino un operario para "explorar" la avería. Puesto en comunicación con la responsable de la empresa, y a la vista de lo que el operario le enseñaba por las fotos y una videollamada, la encargada aseveró, con una contundencia que incluyó la amenaza de que yo había de hacerme cargo de los daños a la vecina, que allí no había ningún escape y que esa avería <i>no era suya</i>, que allí <i>no se les había perdido nada</i>. Llegué a hablar con esa señora, quien de unos malos modos rayanos en la agresión verbal, reiteró que allí no había ninguna avería, a pesar de que el operario tardó nada en ver que por la juntura de las baldosas llegaba agua al mármol. El operario medio disculpó a la señora y llegaron al acuerdo de pedir un peritaje con videollamada. Hecha la cual, quedó claro que se había reproducido la misma avería de hacía seis años. Vinieron y picaron la pared para descubrir exactamente eso. Ante las fotos con verdín de la tubería, la empresa reparadora se agarró a un concepto que me repitieron hasta la saciedad: ¡"corrosión"!, que allí había <i>corrosión </i>y que eso caía del lado del <i>descuido </i>del propietario. A todo esto, háganse a una idea de que llevábamos tres semanas con el agua cerrada en un piso con cuatro personas para no causar más daños a la vecina del piso de abajo. Cuando, finalmente, el perito autorizó el arreglo y vino el lampista, este empezó a limpiar la tubería de cobre para hacer el empalme del tubo que nos permitiera volver a tener agua corriente. Apareció, entonces, al margen de donde estaba la chapuza que hicieron en su día, una tubería de cobre brillante, inmaculada, a la que le hice las fotos que adjunto, porque ¡ni se quiera saber la cantidad de veces que me repitieron, quienes no querían hacerse cargo del siniestro, que teníamos la p.... corrosión, concepto que usaban como un talismán, como un escudo e incluso como un mazo para martirizarme y ponerme al borde del infarto, lo confieso, dada la estresante excitabilidad que me producía hablar con personas que incluso negaban que hubiera un escape de agua en mi domicilio. ¡Y yo, además, que no dejaba de recordar el aforismo de Unamuno en el que habla de que las palabras son monumentos más duraderos que el bronce...!</span></p><p><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhvme6aBI5HRnLtIpA0mbEx8irrSZKpFQ2-ROZFMloWgCk0U6Wk7jbbYqi1lOT9V3ccxGO1XUBSHA7ef9tWpIn8WWQgQW3ZVZOAEDCG5Ntz1owDNsiUxOfMGt55juD_7u3yPtWz7W0QJCeMQf2VNya5RR42Ga4p6qfHWkloAwYjZE0fp9vdwQvYOx9cJA/s4624/Fuga%20racc%201.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="4624" data-original-width="3468" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhvme6aBI5HRnLtIpA0mbEx8irrSZKpFQ2-ROZFMloWgCk0U6Wk7jbbYqi1lOT9V3ccxGO1XUBSHA7ef9tWpIn8WWQgQW3ZVZOAEDCG5Ntz1owDNsiUxOfMGt55juD_7u3yPtWz7W0QJCeMQf2VNya5RR42Ga4p6qfHWkloAwYjZE0fp9vdwQvYOx9cJA/s320/Fuga%20racc%201.jpg" width="240" /></a><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgHbLS2lcg3TvQLgM4iYnXqjiKaHH9cfxdzCs6asjEpqSRWQiDtWjbDBL-botLfU_sQc1hekTKA_lUehUall7iXaAhEYe5G43paHrI0szPg1miGxNmLoza2fqLkzqDDKQ2DpZ-6O-tLIKpV7S8elZ57bkLIxNvN5SV2yMZZ7P98gjxbg02kWLOGyukuSQ/s4624/tubo1.jpg" style="clear: left; display: inline; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em; text-align: center;"><img border="0" data-original-height="4624" data-original-width="3468" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgHbLS2lcg3TvQLgM4iYnXqjiKaHH9cfxdzCs6asjEpqSRWQiDtWjbDBL-botLfU_sQc1hekTKA_lUehUall7iXaAhEYe5G43paHrI0szPg1miGxNmLoza2fqLkzqDDKQ2DpZ-6O-tLIKpV7S8elZ57bkLIxNvN5SV2yMZZ7P98gjxbg02kWLOGyukuSQ/s320/tubo1.jpg" width="240" /></a></p><p><span style="font-size: large;"><span><br /><span><br /></span></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi9b6ebHmAMyeie38HNLXnYTS1H0kCXs0uhLUyJ27nL8HY9BB0tJtdNAZ6z8jiN4W0JQyHHvBABEmyeOGTVkC0UPEfoF9T3J6UUdT42Aqc_Fz3_6qnOouMHK9RZsD7xPQ8S_ek1LeGHV82kouRafClMwAu6ksSBM5vyAF3vauJZ2F21IQbQiC2_eQ3slg/s4624/tubo%202.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="4624" data-original-width="3468" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi9b6ebHmAMyeie38HNLXnYTS1H0kCXs0uhLUyJ27nL8HY9BB0tJtdNAZ6z8jiN4W0JQyHHvBABEmyeOGTVkC0UPEfoF9T3J6UUdT42Aqc_Fz3_6qnOouMHK9RZsD7xPQ8S_ek1LeGHV82kouRafClMwAu6ksSBM5vyAF3vauJZ2F21IQbQiC2_eQ3slg/s320/tubo%202.jpg" width="240" /></a></div><p></p><p><span style="font-size: large;">Fue tal mi indignación que no tardé en escribir una carta de queja al RACC para informarles de lo sucedido, carta a la que me respondieron con buenas palabras y nulos actos, porque lo que he tenido que luchar contra esa empresa reparadora que cambiaba de opinión cada dos por tres solo puede escribirse en el libro blanco de las infamias o de cómo las empresas de seguros se recochinean de sus asegurados. Cada vez que reclamaba la presencia del operario que tocase en esa fase del siniestro, parecían complacerse en alargar una semana o dos su comparecencia... Insisto, una fuga de agua se ha resuelto en un plazo de ¡54 días! No sé si es un récord de recochineo del cliente, pero no debe de andar muy lejos. Mi indignación, decía, me impulsó a escribir esta carta al RACC: </span></p><p class="MsoNormal">Barcelona a 8 de abril de 2022</p><p class="MsoNormal">Muy señores míos:<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal"> Me
dirijo a Vd.s en calidad de socio del RACC desde hace muchísimos años, y de su
Seguro de Hogar desde 2011, porque, desgraciadamente, se ha vuelto a reproducir
la fuga de agua que se nos produjo en la tubería del agua de la cocina en 2016.
En aquel momento, los operarios «parchearon» la avería —el detector de fugas
que vino el jueves, día 7, habló directamente de «chapuza»—y, tras casi un par de meses en
observación, volvieron a cerrar la pared y montar el armario correspondiente.
De lo que el Seguro no se hizo cargo en su momento fue de la reparación de la
pared comunitaria que había sido afectada, como verán por la fotografía, razón
por la cual, al avisarme una vecina de que «parecía» que tenía un escape, le
dije que eso eran «restos» de la antigua avería. <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;">Finalmente, al descubrir que se
filtraba agua por el zócalo de mármol de la cocina y que nuestra ventana estaba
húmeda, llamé al RACC para que se hicieran cargo de la fuga. Me asignaron este
número de siniestro: xxxxxxxxx. Y aquí
ha empezado mi «odisea», porque el encargado habló con una señora a quien había
de reportar lo que veía y esta se empeñó en que allí ella, ¡a través de una
foto!, no veía que eso fuera «nuestro», del RACC. El operario se llama AO, y
estuvo amable y correctísimo en todo momento; la señora del teléfono, ignoro
cuál es su nombre, pero de muy malas maneras, vino a decirme que eso era una
avería antigua y que si la vecina tenía algún daño había de ser yo quien se los
abonase. Ahí, una vez que acabé de hablar con ella, andaba yo ya casi montado
en cólera, pero, afortunadamente, programaron una inspección del perito a
través de una videollamada. De ella el perito sacó en claro que había de venir
un detector de fugas. Finalmente, vino este y descubrió, en efecto, que la fuga
de agua existía y que se producía justo en el trozo de tubería que «parchearon»
en 2016 los operarios del RACC. Diciéndome que había de venir un carpintero
para desmontar el armario y proceder él a la reparación, les escribo la
presente sin que, desde el jueves, día 7 de abril, hayan venido ni el carpintero ni el fontanero,
teniendo nosotros el agua cerrada para
no causar daños, y hoy, sábado, en que les escribo, con la presencia inexcusable
de mi suegra para el fin de semana, siendo, nosotros, cuatro residentes en el
domicilio.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal"> Ayer, viernes,
reclamé la presencia del carpintero y el fontanero para acelerar una situación
en la que llevamos ya desde el lunes, 28 de marzo, porque el primer operario
que vino, ÁO, lo hizo el día 1 de abril. Cuando llamé para «agilizar» la
reparación, al número XXXXXXXXX, me atendió una señora que me comunicó que
estaba pendiente la autorización del perito para enviar a ambos operarios. Esa
señora, sin embargo, comenzó a referirme que la tubería estaba «en mal estado»
y que el RACC no iba a concederme sino lo que ella llamó la «puntual»,
ignorando que la fuga se ha producido no en cualquier otro lado de la tubería,
lo que sería congruente con su calificación, sino única y exclusivamente, como
pueden apreciar por la fotografía, en el punto exacto donde hicieron el
«parche». Añadió a continuación que los trabajos de cerramiento de la avería y
los daños a la zona común del edificio habrían de correr por mi cuenta, dada la
supuesta condición de la tubería. <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;">Lo único cierto, y se lo pongo
por escrito por si hubiera de necesitar acudir a los tribunales, es que el
RACC, cuando parcheó la avería en 2016 JAMÁS me comunicó ni de palabra ni por
escrito que la tubería estuviera en mal estado y hubiera de ser cambiada —algo
que hubiera procedido a hacer, aunque hubiera sido a mi costa, una vez que la
pared estaba abierta— ni que, si se producía una nueva fuga en la misma
tubería, lo que ha sucedido, el RACC no
se haría cargo de la misma. Prueba de lo que les digo es que, sin advertir de
que nos hacían un «parche» y que lo suyo hubiera sido cambiar la tubería,
parcial o totalmente, procedieron a tapar lo picado, a poner las baldosas y
colgar el armario. <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal"> Como Vds.
comprenderán, ¡y aún seguimos con el agua cortada en aras de la buena vecindad
y para evitarles a Vds. que aumente el coste de los daños a terceros que ha
producido la avería!, mi sorpresa ha rayado en la estupefacción, primero, y
luego, ya me excusarán, en la indignación. Años y años pagando religiosamente
la cuota de socios del RACC, nuestra y de mis hijos, y diez años el seguro de
hogar, todo ello religiosamente, ¿y vengo a encontrarme ahora con esto? Yo
estoy dispuesto a entender cualquier razonamiento que sea consistente y lógico,
pero lo que las dos señoras que me han atendido hasta ahora me han mostrado ha
sido un <a name="_Hlk100404560">«pilatismo» </a>—porque ellas tendrán el agua
de la que nosotros apenas podemos disponer— impropio del espíritu del RACC que
nos llevó a hacernos socios de la entidad, , un «pilatismo» basado en razones tan peregrinas como el buen
o el mal estado de una tubería oculta a los ojos de cualquiera, porque todas
van empotradas y sin haber mediado aviso ni advertencia sobre posibles averías
futuras una vez que arreglaron la de 2016. Les pediría, pues, que atiendan la
presente reclamación para evitar que, en el futuro, otros afectados, según cómo
se resuelva el siniestro que me afecta, puedan pensar en la posibilidad, como
yo lo estoy haciendo, de darme de baja de su Seguro de Hogar, dadas las circunstancias
que les he reseñado. Con la confianza de que actuarán para que así no sea,
quedo a la espera de sus noticias.<br />Cordialmente,<br />Socio XXXXXXXXXXX</p><p class="MsoNormal"><o:p></o:p></p><p><span style="color: #351c75; font-size: x-large;"> </span><span style="font-size: large;">Tras una séptica respuesta del RACC ¡el 9 de mayo!, aún hube de enviarles dos correos del tenor de los siguientes: </span><br /></p><p></p><p class="MsoNormal"><span> </span>Buenas tardes, lamento comunicarles que seguimos como
estábamos. Se ha presentado un operario de<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>otra compañía de reparación y tras anunciarnos que nos llegaría el
albañil para tapar la pared y alicatarla, este no se ha presentado. Hecha la
pertinente reclamación, me dicen que resulta que están a la espera de que el
perito autorice los trabajos, es decir, que regresamos al punto de partida,
porque en la anterior compañía esa autorización ya estaba concedida... En fin,
padeciendo como jamás se me hubiera ocurrido que pudiera sucederme,<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>la espantosa ley de Murphy, quedo a la espera
de que se acabe este penso calvario para un jubilado. Las reclamaciones
judiciales solo están, lamentablemente, al alcance de gentes con posibles, por
eso apelo a su compasión para que actúen de una vez, en vez de acudir a un
juzgado, que sería lo suyo.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Quedo, pues, a la espera de que tengan a bien acabar de
arregarnos la avería.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal"><span> </span>Muy señores míos. Me dirijo a Vds. para ver si,
arrastrándolo desde el 31 de marzo, cuando avisamos del escape de agua, pueden,
por favor, concluir los arreglos de este siniestro en el que parecen haberse
conjurado todas las dilaciones y los males, aunque, por lo menos, se arregló el
escape y ni molestamos a la vecina de abajo ni estamos privados de agua. A más
de mes y medio de la apertura del siniestro, aún nos falta que nos vuelvan a
colocar el armario de la cocina, ¡el de la vajilla!, y arreglen los desperfectos
causados en la pared del patio de luces. He llamado mil veces a su servicio de
reparaciones y tengo la impresión de que cuanto más reclamo esos arreglos, más
se empecinan en dilatarlos. Estando como estamos en sus manos, les ruego tengan
a bien agilizar esos arreglos. Por los correos anteriores pueden comprobar el
grado de desaliento y de indignación que nos anima. <o:p></o:p></p><span style="font-size: large;"></span><p></p><p class="MsoNormal">
</p><p class="MsoNormal">Quedo a la espera de sus noticias.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal"> <span style="font-size: large;">Como toda respuesta, entre ambos correos hallé una carta del RACC en el buzón. Se me derretía el cerumen de los oídos pensando en las disculpas hiperbólicas que habría de leer ¡y hasta pensé , si seré ingenuo..., que, para compensarnos por las penalidades sufridas hasta nos invitarían a pasar un fin de semana en algún hotelito con encanto...! Abrí el sobre y, con el siniestro aún sin concluir, me encuentro con la comunicación de que me van a pasar el próximo mes de junio el recibo del seguro al cobro... Ahí sí que ya no pude más y cogí el teléfono para llamar a otra compañía e interesarme por el precio de un seguro del hogar. Entonces descubro que, coon las mismas prestaciones, los 460 eurazos que me ha costad el RACC se convierte en 260 razonables euros en la otra compañía. ¡Con qué inmensa delectación he ordenado en el banco devolver cualquier recibo del RACC del seguro de hogar! Ahora lo que toca es abrir un periodo de reflexión para, dada mi indignacion, seguir siendo socios, mis hijos y yo, de una entidad que no ha estado de ninguna de las maneras a la altura de su supuesta fama. </span><br /></p><p class="MsoNormal"><span style="font-size: large;"><span> Después de la ingrata y hasta humillante experiencia que he tenido con esta empresa de seguros, creo que, dadas las evidencias, ¡el agua como, el algodón, no engaña!, he sido objeto de un encarnizamiento para ahorrarse una reparación a todas luces casi delictivo. El modo como todos estos peritos y empresas reparadoras han jugado con nosotros y nos han alargado durante casi dos meses una simple avería producida por un deficiente arreglo de la misma casa de seguros debería de poder tener una vía de reparación que contemplara los gravosos daños psicológicos que causan dilaciones en el arreglo de un simple escape de agua como el nuestro, que provocaba daños a terceros.</span><br /></span></p><p class="MsoNormal"><span style="font-size: large;"><span><span> No sé cómo me irá con la nueva compañía, pero ya estoy pensando si la mejor inversión de mis ahorros no será la contratación de una buena defensa jurídica...</span><br /></span></span></p><p class="MsoNormal"><br /></p>Juan Pozhttp://www.blogger.com/profile/09342074638420602637noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8748769248421418249.post-30896727073698639052022-04-01T06:30:00.000-07:002022-04-01T06:30:10.077-07:00Celebración de Rosamerón, una nueva realidad de tomo y lomo (y enjundia).<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhilIe4YjSTgHCigjpFSvh-mvAEMAcJHlFf_n024FPryQslfW_I07HhbdzIzPnDPz6BM_IAg1eeju0NnyEwUxIDENHCvrdcLd6vMj0l1K0JTWHSLEVU8CCmvz-JOiErjLx49vqOuYFBojS9P7-aW9JpBivdO9xNqGVti4bz24oFWZIbelTAXGT5d7LTfg/s4624/Presentaci%C3%B3n%20de%20Rosameron.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3468" data-original-width="4624" height="480" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhilIe4YjSTgHCigjpFSvh-mvAEMAcJHlFf_n024FPryQslfW_I07HhbdzIzPnDPz6BM_IAg1eeju0NnyEwUxIDENHCvrdcLd6vMj0l1K0JTWHSLEVU8CCmvz-JOiErjLx49vqOuYFBojS9P7-aW9JpBivdO9xNqGVti4bz24oFWZIbelTAXGT5d7LTfg/w640-h480/Presentaci%C3%B3n%20de%20Rosameron.jpg" width="640" /></a></div><br /><p></p><p class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><span style="color: #002060; font-size: 22pt; text-indent: 35.4pt;">Los amigos se reúnen; los amigos se convierten
en editores; los amigos lo celebran con sus amigos: Bienhadada Rosamerón.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size: large;">El día 30 de marzo, recién entrada la
primavera, tres amigos que decidieron crear la editorial Rosamerón, quisieron,
una vez aparecidos ya los cuatro primeros volúmenes de la misma, reunirse con
sus amistades para celebrar el éxito de la empresa, haber salido a las aguas turbulentas
del «mercado» bajo la admirable bandera de la lectura lenta y brindar por un
futuro halagüeño. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size: large;">Invitado por el paradigma de la
cordialidad, Gregorio Luri, allá que fui, pensando que, conociendo solo a
Gregorio, quien tenía comprensibles labores de anfitrión a las que atender,
solo iba a disfrutar con los discursos de rigor, especialmente con el suyo. El inusual
lugar de reunión, la Gran Bodega Salto, en el corazón del popular barrio de Poble
Sec, la calle Blesa, y al que así se llama porque la industrialización temprana
de Barcelona le robó el agua abundante que bajaba de Montjuïc, ya daba a
entender que no se trataría de lo que popularmente se conoce como una «puesta
de largo», un «estreno solemne» o un «acto académico». <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size: large;">Y así fue. Desde mi irrelevante condición
de pulpo abstemio en el consabido <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>garaje
(¡Qué sería de los de minoritaria condición si no se hubiera inventado el agua
tónica, con su pertinente luquete de limón y los siempre <i>cool</i> cubitos de
hielo!), nadaba, encantado, en el plácido oleaje de buenas vibraciones que se
respiraba en el abarrotado local. Tímido, demi natural, ni siquiera me atreví a elogiarle personalmente al diseñador que tenía al lado el magnífico logo de la editorial. Quede en estas líneas, donde me muevo con mayor soltura, la felicitación. Y llegaron los discursos, con los que me
defiendo mejor que en imposibles conversaciones con, eso sí, amables y
sonrientes desconocidos, todos ellos ataviados, como yo mismo, con el invisible
y reconocible mandil del supremo interés por la cultura. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm; text-indent: 35.4pt;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjJulKNmcRsEz_sReILcJ9WN91W2JGppJr9AB8yVidIXQwklJb6tx43vdVxZPlImHo01cb8wLvahPZeYyJ-meWU2Eyjc36ZV7m3_rEYTUn92Sd67VVlaQUBx44pjagdWSwR5dHyG2PRW5PealkVoASLzeeln_2AMHfEFIrDGx7oAaYB4SL1IuK2OrXbeg/s768/Logo%20in%20situ%20de%20Rosameron.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="576" data-original-width="768" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjJulKNmcRsEz_sReILcJ9WN91W2JGppJr9AB8yVidIXQwklJb6tx43vdVxZPlImHo01cb8wLvahPZeYyJ-meWU2Eyjc36ZV7m3_rEYTUn92Sd67VVlaQUBx44pjagdWSwR5dHyG2PRW5PealkVoASLzeeln_2AMHfEFIrDGx7oAaYB4SL1IuK2OrXbeg/s320/Logo%20in%20situ%20de%20Rosameron.jpg" width="320" /></a></div><br /><span style="font-size: large;"><br /></span><p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size: large;">Francisco Martínez Soria, antiguo editor
de Ariel, llamémosle, a lo Luc Besson, <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>«el
profesional», entre los tres socios, nos adelantó el fundamento de <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>la nueva realidad editorial: ir al encuentro
de nuestro presente, para, desde la inequívoca pluralidad del pensamiento, <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>poder, en estos tiempos de confusión y de
devaluación de los conceptos, pasar acaso de la opinión a la convicción o al
auténtico conocimiento, que no es poco… Gregorio, en su turno, explicando el poderoso
aliento poético que hay en una empresa como la creación de una editorial,
auténtica salida quijotesca donde las haya, nos recordó el sustrato homérico
que intuíamos: «salimos de casa —dijo— para encontrar el camino de regreso a
casa», y ni a mí, ni a todos los presentes, ni a quienes ya han comprado alguno
de los volúmenes aparecidos, nos ha cabido ninguna duda de que, con Rosameron,
volveremos más sabios, esto es, reconociéndonos, sin trampa ni cartón, en la
mejor versión de nosotros mismos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size: large;">A continuación, ¡no se fuera a perder de
vista que, al fin y al cabo, promocionar los libros de la editorial es un deber
sacratísimo!, Francisco nos presentó al autor del último libro publicado por la
editorial, <i>Contra el diagnóstico</i>, de Marcos Obregón, un análisis
vivencial de la enfermedad mental y de sus repercusiones a partir del caso del
propio autor. La valentía con la que Obregón, desde su evidente fragilidad
emocional, nos habló del proceso de escritura y edición de su libro<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>me bastó, entre otras razones que no vienen
al caso, <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>para decidir que no pasará de
este fin de semana que «obre» en mis manos.<br /> <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size: large;">El contraste, ¡y que es la vida sin
ellos!, con la intervención del poeta Josep Pedrals, devolvió el ánimo festivo
a la reunión. La representación de Pedrals, porque la teatralidad de su actuación
es un factor decisivo, en el ámbito de la poesía burlesca —¡cuánto de viejo
juglar de plazas y ferias había en ella!— llenó el espacio de ilustraciones
divertidísimas de la teoría gracianesca generosamente vertida en su <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><i>Agudeza y arte de ingenio</i>. Ya en catalán,
ya en castellano, Pedrals derrochó ingenio, sutileza y socarronería como para
haber estado más de una hora larga escuchándolo, pero como hasta actos así
tienen el tiempo tasado, un comprensiblemente acongojado cantante, Verdú —«¡Muy
alto han dejado el listón…!»—, sumó sus acordes a la parlanchina cordialidad de
los presentes, y antes de que él acabará de complacer a la audiencia hube yo de
arrojar algo de la tinta que me sustenta y escabullirme hacia la salida para
llegar al Consum antes de que cerraran y comprar esas pequeñas cosas que caen
bajo el dominio de quien es jefe de intendencia de su casa.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size: large;">Ante el frigorífico de los yogures, el pasillo
del papel higiénico y y los viciosos anaqueles del chocolate, me seguía
extrañando que a lo largo de la cordial reunión en ningún momento hubiera sido
recordado mi venerado Juan Ramón, algo incomprensible, dado el nombre de la
editorial, Rosamerón, cuando suya es la más breve y recordada poesía: <i>¡No le
toques ya más, que así es la rosa!</i> <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size: large;">Dedicada principalmente al ensayo, el tan
amplio cajón de <i>non-fiction</i><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>en
inglés, esperemos que, en un futuro no muy lejano, consolidado ya el proyecto, <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>se abra a otros géneros como el aforismo o la
novela: <i>audere est facere</i>…<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm; text-indent: 35.4pt;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiCBpeoDD18yZafO1yZwpJunmjIhj4JrFNDWwzRxb3O5jIBA2Pcqc1cW-Qqu3K9DBjJ-olxebWlNN5zjwXJ1SB1LXjJdL565A4bwBrub2s9A7NKIrPEn2OXn0KDgkP775CHNVcV43I6clcw1OfzLjHr32M0Y5m-Ico23uHKLqXwPDzhWnEOtttpSUy0ng/s769/Rosameron.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="577" data-original-width="769" height="480" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiCBpeoDD18yZafO1yZwpJunmjIhj4JrFNDWwzRxb3O5jIBA2Pcqc1cW-Qqu3K9DBjJ-olxebWlNN5zjwXJ1SB1LXjJdL565A4bwBrub2s9A7NKIrPEn2OXn0KDgkP775CHNVcV43I6clcw1OfzLjHr32M0Y5m-Ico23uHKLqXwPDzhWnEOtttpSUy0ng/w640-h480/Rosameron.jpg" width="640" /></a></div><br /><span style="font-size: large;"><br /></span><p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm; text-indent: 35.4pt;"><o:p><span style="font-size: large;"> </span></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-bottom: 0cm; margin-top: 0cm; mso-add-space: auto; mso-margin-bottom-alt: 8.0pt; mso-margin-top-alt: 0cm;"><o:p><span style="font-size: large;"> </span></o:p></p>Juan Pozhttp://www.blogger.com/profile/09342074638420602637noreply@blogger.com0