martes, 16 de junio de 2015

El pavimento de la caína...



                     

Los pulimentados adoquines de las buenas intenciones...

          El alborozo, la emoción, la agresividad y ese "tocar el cielo del poder" (con su mucho del de Argensola...) que tantos votantes han vivido en las tomas de posesión de las varas con las que medir los costales de los contribuyentes, tras las recientes elecciones municipales, han despertado ecos de aquellas lejanas del 31 de las que incluso se derivó un cambio de forma de Estado, y pasamos de la Monarquía a la República, en horas veinticuatro, muy a lo Lope; porque era de él, era "de Lope" una victoria política de esa naturaleza; del mismo modo que también era de Lope, pero sin comillas, lo de "hablarle en necio para darle gusto", al vulgo. 
               Por la retina de este observador de la vida cotidiana se han sucedido las imágenes y los pronunciamientos (no decimonónicos, pero casi...) en un festivo carrusel de buenos propósitos, no siempre bien expresados, sobre cuyo futuro hay tantas incógnitas sembradas como sobre el del prusés sainetero catalán, que poco a poco, por sus disparates contados, se va acercando al desenlace de traca i mocador, aunque buena parte de las estaciones recorridas estén inscritas por derecho propio (el único que les asiste) en la antología del disparate político universal, y ello hasta el punto de haber oído, con toda naturalidad, que pocos hablan ya de Cataluña y sí de Friquiluña, que nada tiene que ver con una Coruña que se haya vuelto loca, desde luego, y sí con la culminación de una epidemia de auténtica "plaga" política tal y como la definiera el visionario Wilhelm Reich (y no doy más explicaciones para favorecer el espíritu investigador de que andamos tan necesitados en este país de todos los demonios que saben más por viejos que por haber estudiado...).
       A pesar de los intentos "ensordecedores" de Alò3, la TV del Régimen, para que la sensibilidad de sus alienados espectadores no sufriera excesivamente con el abucheo y la pitada monumentales que recibieron las palabras del Nada Honorable Presidente de la Particularidad, cuando este recibió a la nueva corporación barcelonesa para bienvenidarla a la plaza que comparten, y animarla a que colaboren en su sainete con un papel destacado, dado el aire de Tieta de la Grossa de la nueva alcaldesa, lo cierto es que esa sonoridad indignada ha dado la vuelta al mundo, deshaciendo la mercadotécnica imagen de nuestro Gran Timonel al frente de la barca de "todos los catalanes", ansiosos por oír la voz del Gaviero anunciando la Tierra Prometida del nuevo Estado catalán, justa recompensa por "habérsela jugado" frente a las poderosas fuerzas invasoras de la madre patria catalana, porque, conseguida la independencia, ¿quién duda de que las catalanidades sometidas, allende las fronteras del nuevo Estado, harán cola para sumarse a él, al Imperio que ordena, con sueño preclaro, la rejilla del Ensanche barcelonés...?
       El primer golpe de efecto respecto del conservadurismo costumbrista de las anteriores corporaciones no se ha hecho esperar. Vienen aires nuevos y comportamientos revueltos. Con todo, quizás lo más destacado de este asalto de las fuerzas "antisistema" al poder haya sido el nombramiento y cese, en menos de 48 horas de un individuo llamado Zapata (ni de lejos se le ocurra a nadie acordarse del ilustre revolucionario don Emiliano...) que fue capaz de escribir públicamente dos aberraciones inhumanas contra los judíos y contra Irene Villa,  víctima de ETA , pretendiendo estar haciendo "humor", del que él escribe activando los hornos de gas y detonando bombas con absoluta y jocosa naturalidad, desde su punto de ceguera. Zapata no es un "caso", desgraciadamente, sino un "síntoma", y como tal habría de tomarse para saber "exactamente" quiénes han sido aupados al poder por una vasta masa de votantes heterogéneos entre quienes hay distancias abismales tanto en formación como en objetivos últimos. Hay una extendida sensación de "revanchismo" que, en el choque con la realidad de los límites que imponen las leyes a los deseos de los gobernantes, por bien intencionados que sean, se irá amortiguando. La vida cotidiana es lo que tiene: echa por tierra el brillo dorado de las flores de las acacias con la primera ventolera. Sublimar en una victoria política -aunque sea tan escasa como la de muchas plataformas, que han necesitado de amplios pactos para llegar al poder, luego lo usufructúan con cierta debilidad de partida- un aciago destino personal sobre el que se ha renunciado a intervenir, con la esperanza de que el nuevo maternalismo político -a tenor de las muchas alcadesas que han tomado posesión- se encargue de "resarcirlos", tiene los días de la decepción contados. Porque, a juzgar por ciertas manifestaciones populares, bien se podría decir que lo que ha llegado es poco menos que la Revolución Francesa... De momento, el señor Zapata, ya se ha tenido que ir con el terror a otra parte... Esperemos no tener que acogernos a la equívoca observación de Goethe: "prefiero cometer una injusticia antes que soportar el desorden". 
           Este observador quiere recordar que después del apogeo de los derechos de Zapatero, con cargo a la deuda de futuros gobiernos, tuvimos una mayoría absoluta del PP que no ha hecho sino hundir aún más en la miseria a los que ni siquiera los gobiernos de ZP rescataron; y, por otro lado, oídos y vistos los primeros excesos de las nuevas mayorías, la última encuesta general ya arroja un repunte de los "viejos" partidos...
           El "adanismo" es un vicio político tan antiguo como la horda primitiva, pero eso solo lo cura el estudio, la sindéresis, la humildad y el respeto a las leyes democráticas, que prevén, como no podría ser de otro manera, el modo como cambiarlas democráticamente.

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