viernes, 1 de marzo de 2019
"Por nuestras calles" de Miquel Escudero: La cultura como polis.
Un acto de resistencia ciudadana y política: Un colega, un libro, una sensibilidad...
De un tiempo a esta parte, las presentaciones de libros se han convertido en motivo de manifestación política y en muchos casos, como el presente, en un acto voluntarioso y meritorio de resistencia al main stream ideológico que, con dineros ajenos, domina el panorama de los media catalanes, avasallando a la sociedad con un discurso de agitprop secesionista cargadito de emocionalidad y con toneladas de irracionalidad airada. Por ello, asistir en la sede de Societat Civil Catalana -en mi caso por primera vez- a la presentación del libro de Miquel Escudero, Por nuestras calles, publicado en la editorial Ediciones Hildy, del diario digital elCatalán.es, resistencia cultural frente a ese emocionalismo primitivo que se ha enseñoreado de buena parte de nuestros conciudadanos, los que, para más INRI, dominan los resortes del poder en la Comunidad. Estábamos en familia, como quien dice, escasa asistencia, sobresaliente para un lunes a las 19'00, sin embargo, y con un selecto y nutrido grupo de presentadores del acto: Sergio Fidalgo, Pau Guix, Enric Millo y Joan Ferran. El acto discurrió en buena medida por el cauce de la política, porque los artículos de Escudero reunidos en el libro, con un título tan contrapolítico como el que levanta la voz contra el grito francofraguista del prusés: els carrers seran sempre nostres, abordan de lleno nuestro presente lleno de incertidumbres, temores y sólidas esperanzas. Como mandan los cánones de este tipo de actos, no hubo interviniente que no hiciera la laudatio de un escritor que suma las dos culturas, como quería Snow, la científica y la humanística, las matemáticas y la filosofía, y cuya acreditada capacidad analítica del día a día de nuestra vida política garantiza al lector de este volumen una oportunidad para el diálogo y la reflexión de primer nivel. Fidalgo y Guix, ambos autores de la misma editorial, fueron breves para facilitar las intervenciones de Ferran y Millo, ambos político en ejercicio, lo cual le daba al acto esa dimensión de resistencia de la que antes hablaba, porque ninguno de los dos ahorró críticas a las políticas incluso de sus propios partidos en lo referente al tema "nacional", que tantas desgracias nos ha traído a los catalanes desde 2012. Ferran destacó la capacidad de "agitador" cultural de Ecudero y fijó las líneas básicas de pensamiento que nutren el volumen: Defensa de los Derechos Humanos, Eclecticismo ideológico, Constitucionalismo y respeto sacrosanto a las opiniones ajenas. Enric Millo se confesó admirador de Ferran y de cómo fue él uno de los primeros en levantar la voz contra la deriva autoritaria del nacionalismo identitario en CAT, para después centrarse en una de las expresiones que le llamaron la atención en el volumen: ¿Cómo se deja de odiar? A partir de ahí nos trasladó su impresión sobre la dificultad de que tal cosa ocurra en un plazo breve de tiempo, y su convicción de que cualquier solución al conflicto evidente no puede pasar sino por el estado de Derecho. Reivindicó la acción del gobierno Rajoy frente a la determinación secesionista y antidialógica de los independentistas, de la cual dedujo la inmensidad del daño y el mal que semejante actitud puede deparar a los ciudadanos. Finalmente, el autor, Miquel Escudero, destacó lo que él considera las condiciones imprescindibles de la acción política desde la no militancia en ningún partido concreto. "La voluntad de concordia sin acuerdo", una expresión de Julián Marías, sería algo así como el frontispicio de su edificio cívico, a la que seguirían el trato cortés y humano a los adversarios, ¡jamás a los "enemigos", que en democracia no existen!, una reivindicación encendida de la tolerancia, del civismo y de la preeminencia de las leyes. Escudero realizó una reivindicación de la ciudadanía y de las obligaciones que como ciudadanos contraemos con el bien común. Entre esas obligaciones, a juicio del autor, está la inexcusable de formarnos cuturalmente, y de potenciar el afán ilustrado por aprender: sapere aude. Escudero puso mucho énfasis en reivindicar lo que él llamó nuestros "activos sociales" como parte de una Historia que es preciso conocer y valorar en sus justos términos. Finalmente, desde el respeto a la Constitución, y por higiene intelectual, Escudero abominó de los nacionalismos, de cualesquiera, situando el patriotismo constitucional de Habermas por encima de esos identitarismos vergonzosos y exaltadores de las más bajas pasiones humanas. En el coloquio posterior, y dado el aire de acto resistente, fue inevitable oír una misma cantinela mil veces repetida , y mil veces cierta, sobre la maldad intrínseca del movimiento independentista, de ahí que, en mi turno, me limitara a preguntar si el libro no debería llevar como subtítulo: "La cultura como polis", porque las calles de la cultura son verdaderamente las únicas que deberían ser nuestras.
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Me congratulo por la publcación de este libro así como de la existencia de la cultura de ls resistencia frente al autoritarios totalitario de los que dicen que las calles son exclusivamente suyas. Nada que añalir sino elogiar tu presenia allí así como tu participación activa en foros intentando entronizar la razón frente a la barbaria pasional de los independentistas. Es bueno que sea así. Yo me he he refugiado en un tiempo fuera del tiempo, sin noticias de ningún tipo, y no sigo nada de lo que está pasando. Sufro demasiado con ello.
ResponderEliminarFue un acto minoritario, ya lo he dicho, pero con el valor testimonial enorme de que hay personas dispuestas a proveer de razones y de argumentos a quienes nos oponemos a la barbarie secesionista. Coincidí con Miquel Escudero en Crónica Global y luego nos vimos en algunos actos de Societat Civil Catalana, y, como vecino que es del barrio, en los Meliès, porque también es cinéfilo. Mi actividad pública es muy pasiva, lo reconozco, pero es todo cuanto puedo concederle a esta indignación que te brota cuando se contempla el actual estado de las cosas. DE todos modos, me pesa, y ando siempre tentado de reducirla a cero. A ver si se aclara de una puñetera vez esto de la inseguridad jurídica en que vivimos y puede uno volver a "lo suyo", es decir, en mic aso "a lo mío": la ficción...
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