sábado, 15 de febrero de 2014

El modelo doctrinal del Movimiento Nacional Catalán.

                                 


"La escuela de todos" en la nación de unos pocos o la histeria doctrinal del Movimiento Nacional.

La campaña desatada contra la sentencia que obliga a impartir el 25% del currículo escolar en lengua castellana es una muestra perfecta del fanatismo de masas a que conduce el nacionalismo, y del cual hay suficientes ejemplos en la historia como para tener que ir dando explicaciones de la índole perversa de dicha ideología. "¡Que nos quitan el alma, que nos quitan la vida, que nos desesencian, que no nos dejan ser somos ni ser seremos!", gritan los muecines del secesionismo con gargárico ardor a los cuatro vientos de las cuatro barras con que han cubierto "el territorio", ese ente emergido que habla como la sibila de Cumas en sus libros sibilinos, incapaces de ser descifrados sino por quienes son y serán desde la noche de los tiempos.... Y las masas se hacen eco del rebato y enarbolan la bandera del "modelo de éxito", así llamado con sarcástico barbarismo para indicar que salen de él todos cuantos son incapaces de seguir en el sistema de la lengua única y el pensamiento único, no tanto por poca capacidad, que también, sino por mortal aburrimiento y desconexión total con el ideal monotótico del neofeudalismo catalanista.
Hoy, por suerte, el ecuánime Branchadell, quien, con su independencia de criterio, se ha buscado enemigos a diestra y siniestra, le da la vuelta a la histeria mas IVA de los campañones y les dice que lo racional es, en el fondo, estar agradecidos a la sentencia. Y tiene toda la razón. De hecho, ese esmirriado 25% es toda una claudicación ante el poderío gubernamental del secesionismo gobernante y una bofetada a quienes reclamamos que Cataluña sea lo que es: una sociedad escrupulosamente bilingüe a nivel oficial en todos los ámbitos de los poderes públicos, desde los ayuntamientos hasta la justicia, pasando por la administración autonómica, la enseñanza, etc. Y después que cada cual, desde la iniciativa privada, luche por lo que le mejor le parezca o le convenga. Y que el dinero de todos vaya a las necesidades básicas de todos, en primer lugar.
La propaganda de los sindicatos de la enseñanza en defensa del "modelo feliz" es tan puerilmente patética que explica perfectamente el deterioro del modelo y el auge de la enseñanza concertada y, en el futuro, de la universidad privada: cuando se renuncia a enseñar y se opta por el adoctrinamiento y por la creación de una realidad sin soporte social mayoritario, el riesgo de batacazo es tan grande que resulta de fábula no caer en la cuenta de lo que ese choque entre la realidad y el deseo destrozará..., perdón, está destrozando, que no es lo mismo, y cuyos efectos sociales pagaremos en un futuro no muy lejano.
Muy probablemente esta vía secesionista hubiese sido incluida por Canetti entre las fuentes para su obra de toda una vida, Masa y poder. En nuestro caso, el poder de la masa es directamente proporcional a la alienación de la misma, de lo que se derivará, curiosamente, una escuela de nadie para un país de locos, de locos por el lugar, por el lloc...

2 comentarios:

  1. Según la antropología -entre otras ciencias-, el lenguaje es uno de los rasgos distintivos de la inteligencia, es decir, del estado superior del hombre sobre cualquier otra especie biológica. Nada dicen, empero, de la lengua, pero seguro que con el catalán no tendrían estos investigadores tantos problemas (al fin y al cabo, es una lengua romance bastante conocida) como con sus doctísimos y uberrísimos, si me permites el palabro, defensores. Cosa distinta es el modo en que efectúan esa defensa apologética, porque derribando cualesquiera otras lenguas por el camino parece no ser, a la postre, la mejor manera, ¿no?

    De todas formas, y en este caso, más parece que el lenguaje sea la facultad que el hombre tiene para no comunicarse con sus semejantes...

    Un abrazo

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  2. Aunque catalán y castellano compartimos casi el 80% del léxico, se han llegado a extremos aberrantes para intentar elevar al uso popular y corriente las palabras más alejadas del castellano, porque todo el afán nacionalista es que no se puedan asimilar ambas lenguas, que se vean como dos mundos sin tangencia posible. El ridículo a que llega ese delirio es estremecedor, pero allá cada chalao con sus chaladuras, por supuesto. Hay en el catalán un sistema exótico de pronombres débiles que son el orgullo y la insignia de los nacionalistas, aunque no los usa bien ni dios y acabarán desapareciendo por la famosa ley del mínimo esfuerzo. Mientras, logran que todos los escolares de Cataluña acaben odiando su propia, e inaccesible normativamente, lengua.

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