Hoy tenían los
secesionistas una oportunidad de oro para practicar su agitprop
favorito, la internacionalización del "proceso" kafkiano en que nos
han metido a todos, aprovechando la celebración del maratón de Barcelona,
diseñado para que vengan los turistas a hacerse fotos en los lugares
emblemáticos de la ciudad, pasar un fin de semana rumboso y, aprovechando el
buen tiempo, incluso ir a la playa, todo lo cual ha sucedido como el Ayuntamiento
lo deseaba.
A
lo largo de los 42 kilómetros han sido escasísimos los motivos cubañeros que
han adornado la vestimenta de los corredores. La ciudad ha ofrecido su cara más
internacional y en ese mar de banderas de toda Europa y aun de oriente y del continente
americano, han quedado diluidísimos los recurrentes motivos secesionistas. No
es que no haya afición a la carrera de fondo en Cataluña y en Barcelona, e
incluso el Pujol de las ITV, el de toma el dinero y corre, es —o al menos lo
era hasta hace poco— asiduo practicante de dicha prueba atlética. Pero hoy
estaban como desaparecidos.
Bien es cierto que la prueba es tan dura
que quedan pocas fuerzas para alegrías exhibicionistas, pero el publico, muy
variado, y en buena medida extranjero, ha puesto una nota de color
internacional en el recorrido que nos ha dado no pocas esperanzas a los
participantes de que Barcelona no se convierta, aunque lo pretendan, en esa
capital/aldea de la Cataluña eterna con que sueñan los amantes de la discordia
y la ruptura.
Este año ha habido una novedad: se ha
pasado por la fachada nueva de la Sagrada Familia, lo que habrá decepcionado a
no pocos corredores, y se ha evitado pasar por delante del hospital de San
Pablo, con lo que hemos perdido otra buena oportunidad de promoción turística.
Como han retrasado la prueba tanto, el día ha amanecido excesivamente caluroso
para una prueba de esta naturaleza. Los organizadores deberían repensarse el
adelantarla a la primera semana de marzo, en la que aún hay días de auténtico
frío que la harían más llevadera. La solidaridad atlética y la comunión con las
calles a lo largo del recorrido es siempre una oportunidad para confirmar la
barcelonidad de los vecinos que la corremos y
que hemos hecho de esta maratón una de nuestras fechas importantes del
año.
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