domingo, 16 de marzo de 2014

Los secesionistas cansados...



Un maratón urbano sin cantos de sirena cizañera...

Hoy tenían los secesionistas una oportunidad de oro para practicar su agitprop favorito, la internacionalización del "proceso" kafkiano en que nos han metido a todos, aprovechando la celebración del maratón de Barcelona, diseñado para que vengan los turistas a hacerse fotos en los lugares emblemáticos de la ciudad, pasar un fin de semana rumboso y, aprovechando el buen tiempo, incluso ir a la playa, todo lo cual ha sucedido como el Ayuntamiento lo deseaba.

 A lo largo de los 42 kilómetros han sido escasísimos los motivos cubañeros que han adornado la vestimenta de los corredores. La ciudad ha ofrecido su cara más internacional y en ese mar de banderas de toda Europa y aun de oriente y del continente americano, han quedado diluidísimos los recurrentes motivos secesionistas. No es que no haya afición a la carrera de fondo en Cataluña y en Barcelona, e incluso el Pujol de las ITV, el de toma el dinero y corre, es —o al menos lo era hasta hace poco— asiduo practicante de dicha prueba atlética. Pero hoy estaban como desaparecidos.

Bien es cierto que la prueba es tan dura que quedan pocas fuerzas para alegrías exhibicionistas, pero el publico, muy variado, y en buena medida extranjero, ha puesto una nota de color internacional en el recorrido que nos ha dado no pocas esperanzas a los participantes de que Barcelona no se convierta, aunque lo pretendan, en esa capital/aldea de la Cataluña eterna con que sueñan los amantes de la discordia y la ruptura.

Este año ha habido una novedad: se ha pasado por la fachada nueva de la Sagrada Familia, lo que habrá decepcionado a no pocos corredores, y se ha evitado pasar por delante del hospital de San Pablo, con lo que hemos perdido otra buena oportunidad de promoción turística. Como han retrasado la prueba tanto, el día ha amanecido excesivamente caluroso para una prueba de esta naturaleza. Los organizadores deberían repensarse el adelantarla a la primera semana de marzo, en la que aún hay días de auténtico frío que la harían más llevadera. La solidaridad atlética y la comunión con las calles a lo largo del recorrido es siempre una oportunidad para confirmar la barcelonidad de los vecinos que la corremos y  que hemos hecho de esta maratón una de nuestras fechas importantes del año.


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