Oír lo inaudible...
¿Qué venden estos vendedores crisísticos? ¡Nada menos que paraísos! En poco tiempo han desfilado por mi puerta los entrañables y disparatadosTestigos de Jehová, los mormones gemelares norteamericanos, especie que creí desaparecida de nuestro hábitat, los Adventistas del Séptimo día, los no menos entrañables Hare Krisna, tamborcillo y platillos incluidos y un más que antediluviano olor a pachulí, y, recientemente, los misioneros del Movimiento Nacional de la ANCVON, que, con la excusa de una encuesta mirífica, venían a ofrecerme la creación de CatJauja con derecho a casi todo, incluso a tener cuentas opacas en Andorra después de concederme la intermediación en algunas obras públicas... Muy majos. Me ha parecido, por un momento, la eclosión de color de El mago de Oz, y me he sentido una Judy Garland pizpireta recorriendo mis dominios feéricos... He de agradecer una visita que me ha llevado, de la mano, a un paraíso tan a mano, porque me ha parecido, de repente, ¡tal me lo han pintado!, que no solo por ser Joan Pos iba a ser el colmo de la sabiduría, sino que, así mismo, iba a perder los 10 kilos que me sobran, volvería a crecerme en el claro capilar el tupé que tuve, mi potencia sexual iba a crecer geométricamente, me convertiría poco menos que en Petronio árbiter, superando mi acendrada patanería, y que, envuelto en la cubanyera -ellos la llaman la estelada histórica (bueno, ellos a todos lo llaman histórico)- ¡hasta sería capaz de volar! para poder abarcar, a vista de àguila -se les ha escapado que pensaban poner l'ase català a la cubanyera...-, la nostra terra, la millor terra del món... Me recomendaban un tratamiento de manifestaciones constantes, dominio del amarillismo en el vestuario, votar en conciencia (histórica y catalana, claro, la única posible) a solo cuatro formaciones políticas y, finalmente, y lo han dejado caer como si lo hubieran dicho por casualidad indeseada, una donación generosa a ANCVON para mantener el ritmo de vida frenético de su Capitoste Sección Femenina y contribuir, si daba el paso de la adhesión inquebrantable -militante premium, sería considerado- a las inmarcesibles glorias eternas de la patria. De momento, me dejaban un póster firmado de la Forcadell como anticipo... En ese momento, claro está, he alegado las lentejas en el fuego y, sin más, les he dejado en el sombrío vestíbulo de la escalera ante la República independiente de mi casa...
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