domingo, 11 de diciembre de 2022

De los libros de aventuras a la aventura de un libro…





Un libro «arrestado» en la aduana del aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas por ADTpostales...

          [Nota bene: 11 de enero de 2023 y el libro sigue sin llegar...]

        El comunicado final:

    Tres meses después de haber reclamado la entrega del libro, y sin haberme podido comunicar con ADTPostals de ninguna de las maneras, en una opacidad solo digna del Falcon de Su Excelencia, recibo la comunicación de que solicitan el retorno del libro a origen, así, sin más, sin ninguna explicación y sin ningún número de teléfono o correo donde pueda comunicarme con un ser vivo para que me explique qué pasa con un «peligroso» libro cuyo coste asciende a 8'90€..., para que no lo dejen entrar en el país. ¡Si al menos supiera que el librero ha tenido la humorada de incluir algún explosivo entre las hojas del libro o algo por el estilo...! En fin, no pienso mover ni un dedo más. Este episodio resume para mí a la perfección la calidad de vida que nos ha traído la moción de censura destructiva, aunque ello signifique coger el rábano por las hojas... He aquí la comunicación incomunicada de ADTPostals, empresa subsidiaria contratada por el amigo de Su Excelencia a quien esta puso a dirigir Correos a dedo.

Comunicado de devolución del envío XXXXXXXXXXXX al cliente por control de fechas

Recibidos

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Descripción generada automáticamente

no-reply@adtpostales.com

3 feb 2023, 15:44 (hace 3 días)

para mí

----- CORREO EXTERNOAunque pueda conocer la identidad del remitente, sea precavido con enlaces y archivos adjuntos ------

 Estimado cliente,

Le informamos que se ha solicitado a la Agencia Tributaria, la devolución del envío a origen. Cuando dicho organismo autorice la salida, recibirá una notificación por email. Podrá realizar el seguimiento del envío a través de la web 
www.correos.es


Devuelto por control de fechas

Si tiene algún problema o duda, puede ponerse en contacto con nosotros en 
www.adtpostales.com


Atentamente,

Atención al cliente ADTPostales
Grupo Correos

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 En fin, que  aquí acaba la aventura de comprar un libro en e-bay. ¡Una y no más! Sí, he tenido que mirar el año del calendario para constatar que estamos en 2023, cerca de un tercio del siglo XXI.

        Pude encontrar en e-bay un libro que andaba buscando desde hacía tiempo, Hot Springs, escrito por Stuart Miller, acerca del centro de espiritualidad y nuevas tendencias psicológicas e intelectuales de Esalen que marcó los años finales de la década de los 60 en Usamérica, en el seno de aquella corriente que Roszak bautizó como la era de la «contracultura». Como la gran mayoría de los que nutren mi biblioteca es un ejemplar de segunda mano, usado, pues, e ignoro si subrayado, pero me temo que sí, y que tuve la suerte de adquirir por 8’59€. Hace unos días recibí el *corretrónico de la librería que me lo enviaba y me anunciaba su llegada para estos días del mes de diciembre. Hace tres, sin embargo, lo que me trajo en mano una cartero de Correos fueron tres burofax en los que se me apremiaba a aportar documentación no especificada en cierta página web, www.adtpostales.com, donde debía seguir las instrucciones pertinentes. Así lo hice, pero en cuanto llegaba a la descripción del «contenido», el sistema no me dejaba continuar. En dicha página web había una pestaña de «contacto» que ni consignaba teléfono ni dirección *corretrónica, por lo que hube de buscar un teléfono en Google. Hallado este, llamé, pero solo conseguí hablar con una máquina que me remitía a la página web y ahí se acababa todo.

         Incapaz de dar un siguiente paso, de esa calidad era el bloqueo que sufría —metáfora de la opacidad con que Su Excelencia, pdr snchz, oculta información sobre sus destrozos de (des)gobierno y usos autocráticos de los bienes del Estado—, me dirigí a mi oficina de Correos donde, ¡por fin!, un amable funcionario me soportó la jeremiada de mis desventuras postales y se afanó en tratar de poner una reclamación —el «sistema» se lo impidió— y, posteriormente una queja, todo ello en mi nombre, pero ninguna de las dos prosperó. Mientras él se aplicaba a los formularios internos, yo busqué en el móvil si había algún teléfono de la Aduana del aeropuerto madrileño donde debía de reposar mi libro allí secuestrado —¡insisto, para que se tenga conciencia exacta del absurdo del que hablamos: un libro de segunda mano cuyo valor asciende a 8’59€!—, y sí, lo encontré.

         No se trataba exactamente de Correos de la aduana aeroportuaria, sino de la AEAT en dichas instalaciones. Llamé y muy amablemente una funcionaria volvió a oír lo que yo ya calificaba de situación extremadamente absurda y me confesó que estaban hartos de las reclamaciones que les llegaban a ellos de ese servicio subcontratado de Correos, cuya eficacia era nula, me dijo. De sus palabras deduje —dejo el «deducí» para la ninistra de Educación…— que poco menos que media España tenía alguna reclamación contra ese ineficiente servicio que impide que un administrado entre en relación humana con los administradores, por muy subcontrata que sea. Eso sí, la funcionaria me indicó que de los bienes que entran en España ellos solo suelen retener un 2%, lo cual añadía mayor mortificación a mi situación absolutamente kafkiana.

         ¡De nuevo en un callejón sin salida! Volví a llamar a un número de Correos de mi ciudad, buscando alguna salida, pero la también muy amable funcionaria lamentó no poder ayudarme y me indicó que lo único que salía en el expediente del número de envío que yo le daba era que se habían iniciado los trámites, pero sin especificar ni qué trámites ni cómo yo podía acceder a ese conocimiento.

         Total, que un libro usado de ínfimo valor sigue retenido en la aduana de Correos del aeropuerto de Madrid e ignoro si, además de los tres burofax —cuyo precio multiplica por 8 el valor del libro— esa subcontrata maligna ADTpostales va a ponerse de nuevo en contacto conmigo para cualquiera que sea el trámite que haya de cumplir para recibir un libro que, ¡quién me lo iba a decir cuando lo adquirí!, ha resultado ser un «bien» de importación, casi como si se tratara de un incunable o una copia de la Biblia de Mazarino…

         Queda claro que no intento eludir el pago de las tasas que sean de rigor si la adquisición de un libro usado por 8’59 € lo exige, pero no acabo de entender que, dada la irrelevancia del bien, ¡de inestimable valor para mí, sin embargo!, haya de estar retenido en Barajas, pudriéndose de asco sin la mirada de los amantes ojos que están deseando recorrer sus líneas…

         A veces he de desviar la vista dela pantalla del ordenador y asegurarme del año y el siglo en que estamos, la verdad… y no puedo dejar de pensar en que un paniaguado de Su Excelencia dirige lo que le viene grande, y donde está generando un pufo presupuestario, y aún se atreve a subcontratar con quienes representan la incompetencia total y la falta de percepción real del valor de las cosas.

         Sigo en mi espera desesperada…

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