Un
libro «arrestado» en la aduana del aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas por ADTpostales...
Tres meses después de haber reclamado la entrega del libro, y sin haberme podido comunicar con ADTPostals de ninguna de las maneras, en una opacidad solo digna del Falcon de Su Excelencia, recibo la comunicación de que solicitan el retorno del libro a origen, así, sin más, sin ninguna explicación y sin ningún número de teléfono o correo donde pueda comunicarme con un ser vivo para que me explique qué pasa con un «peligroso» libro cuyo coste asciende a 8'90€..., para que no lo dejen entrar en el país. ¡Si al menos supiera que el librero ha tenido la humorada de incluir algún explosivo entre las hojas del libro o algo por el estilo...! En fin, no pienso mover ni un dedo más. Este episodio resume para mí a la perfección la calidad de vida que nos ha traído la moción de censura destructiva, aunque ello signifique coger el rábano por las hojas... He aquí la comunicación incomunicada de ADTPostals, empresa subsidiaria contratada por el amigo de Su Excelencia a quien esta puso a dirigir Correos a dedo.
Comunicado de devolución del envío XXXXXXXXXXXX al
cliente por control de fechas
Recibidos
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3 feb 2023, 15:44 (hace 3 días) |
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----- CORREO EXTERNO: Aunque pueda conocer
la identidad del remitente, sea precavido con enlaces y archivos adjuntos
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Devuelto por control de fechas
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Pude encontrar en e-bay un libro que andaba buscando desde hacía tiempo, Hot Springs, escrito por Stuart Miller, acerca del centro de espiritualidad y nuevas tendencias psicológicas e intelectuales de Esalen que marcó los años finales de la década de los 60 en Usamérica, en el seno de aquella corriente que Roszak bautizó como la era de la «contracultura». Como la gran mayoría de los que nutren mi biblioteca es un ejemplar de segunda mano, usado, pues, e ignoro si subrayado, pero me temo que sí, y que tuve la suerte de adquirir por 8’59€. Hace unos días recibí el *corretrónico de la librería que me lo enviaba y me anunciaba su llegada para estos días del mes de diciembre. Hace tres, sin embargo, lo que me trajo en mano una cartero de Correos fueron tres burofax en los que se me apremiaba a aportar documentación no especificada en cierta página web, www.adtpostales.com, donde debía seguir las instrucciones pertinentes. Así lo hice, pero en cuanto llegaba a la descripción del «contenido», el sistema no me dejaba continuar. En dicha página web había una pestaña de «contacto» que ni consignaba teléfono ni dirección *corretrónica, por lo que hube de buscar un teléfono en Google. Hallado este, llamé, pero solo conseguí hablar con una máquina que me remitía a la página web y ahí se acababa todo.
Incapaz de dar
un siguiente paso, de esa calidad era el bloqueo que sufría —metáfora de la
opacidad con que Su Excelencia, pdr snchz, oculta información sobre sus destrozos
de (des)gobierno y usos autocráticos de los bienes del Estado—, me dirigí a mi
oficina de Correos donde, ¡por fin!, un amable funcionario me soportó la
jeremiada de mis desventuras postales y se afanó en tratar de poner una
reclamación —el «sistema» se lo impidió— y, posteriormente una queja, todo ello
en mi nombre, pero ninguna de las dos prosperó. Mientras él se aplicaba a los
formularios internos, yo busqué en el móvil si había algún teléfono de la
Aduana del aeropuerto madrileño donde debía de reposar mi libro allí
secuestrado —¡insisto, para que se tenga conciencia exacta del absurdo del que
hablamos: un libro de segunda mano cuyo valor asciende a 8’59€!—, y sí, lo
encontré.
No se trataba
exactamente de Correos de la aduana aeroportuaria, sino de la AEAT en dichas
instalaciones. Llamé y muy amablemente una funcionaria volvió a oír lo que yo
ya calificaba de situación extremadamente absurda y me confesó que estaban
hartos de las reclamaciones que les llegaban a ellos de ese servicio subcontratado
de Correos, cuya eficacia era nula, me dijo. De sus palabras deduje —dejo el «deducí»
para la ninistra de Educación…— que poco menos que media España tenía alguna reclamación
contra ese ineficiente servicio que impide que un administrado entre en relación
humana con los administradores, por muy subcontrata que sea. Eso sí, la
funcionaria me indicó que de los bienes que entran en España ellos solo suelen
retener un 2%, lo cual añadía mayor mortificación a mi situación absolutamente
kafkiana.
¡De nuevo en un
callejón sin salida! Volví a llamar a un número de Correos de mi ciudad,
buscando alguna salida, pero la también muy amable funcionaria lamentó no poder
ayudarme y me indicó que lo único que salía en el expediente del número de
envío que yo le daba era que se habían iniciado los trámites, pero sin
especificar ni qué trámites ni cómo yo podía acceder a ese conocimiento.
Total, que un
libro usado de ínfimo valor sigue retenido en la aduana de Correos del aeropuerto
de Madrid e ignoro si, además de los tres burofax —cuyo precio multiplica por 8
el valor del libro— esa subcontrata maligna ADTpostales va a ponerse de
nuevo en contacto conmigo para cualquiera que sea el trámite que haya de cumplir
para recibir un libro que, ¡quién me lo iba a decir cuando lo adquirí!, ha
resultado ser un «bien» de importación, casi como si se tratara de un incunable
o una copia de la Biblia de Mazarino…
Queda claro que
no intento eludir el pago de las tasas que sean de rigor si la adquisición de
un libro usado por 8’59 € lo exige, pero no acabo de entender que, dada la
irrelevancia del bien, ¡de inestimable valor para mí, sin embargo!, haya de
estar retenido en Barajas, pudriéndose de asco sin la mirada de los amantes
ojos que están deseando recorrer sus líneas…
A veces he de desviar
la vista dela pantalla del ordenador y asegurarme del año y el siglo en que
estamos, la verdad… y no puedo dejar de pensar en que un paniaguado de Su Excelencia
dirige lo que le viene grande, y donde está generando un pufo presupuestario, y aún se atreve a subcontratar con quienes
representan la incompetencia total y la falta de percepción real del valor de
las cosas.
Sigo en mi
espera desesperada…
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