jueves, 15 de junio de 2017
La cultura como hecho cotidiano. Presentación de "Regreso a Twin Peaks", de errata naturae.
Las series como fenómeno social y objeto de atención cutural: Enric Ros, Raquel Crisóstomo e Iván Pintor teorizan en La central del Raval con lucidez y entusiasmo sobre Twin Peaks y David Lynch.
Ayer por la tarde, un hombre de barrio como yo, se desplazó no más de quinientos metros y asistió, en La central del Raval, a la presentación de un libro que no va a convertirse en best-seller, aunque lo merezca, y que convocó a un público heterogéneo pero muy interesado en el tema del mismo: el análisis de la nueva entrega de Twin Peaks que ha filmado David Lynch, así como de la trayectoria del director, de su mundo cinematográfico y, por supuesto, de las dos primeras temporadas de la serie que, en su momento, supuso un ante y un después para el mundo de las series, tan antiguo como la existencia de la propia televisión, por supuesto. En aquel tiempo yo la seguí, como todos los aficionados a la televisión de calidad, por supuesto, pero he de reconocer que la deriva paranormal y espiritista de la serie me defraudó no poco, no así, por supuesto, la puesta en escena ni la capacidad de crear imágenes de Lynch, un arte en el que solo es comparable a maestros como Fellini, por ejemplo. Lo primero que ha de decirse de la presentacion es que es un placer inigualable el hecho de oír a quienes saben de qué hablan y tienen no solo una capacidad analítica demostrada, sino un sentido del humor, una naturalidad en la expresión y una sensibilidad que conectaron enseguida con el auditorio, o al menos así me lo pareció a mí. La editorial tiene un fondo magnífico y, repasándolo, compraría no menos de 20 libros para cuya lectura no sé si dispongo de suficiente tiempo, teniendo en cuenta los compromisos previos. Que tengan una colección dedicada al mundo de las series no es tanto una extravagancia cuanto lo contrario: una señal inequívoca de buen olfato editorial, porque pocas personas pueden presumir hoy de no haberse enganchado a alguna de las magníficas series que se están produciendo. Mi estrategia particular al respecto es antifriky, porque hasta que no acaba una temporada y puedo verla "seguida" no me meto en ellas. Mad Men, cuyo libro es el que yo aproveché para comprar, me ha hecho esperar no poco a que salieran los vídeos de la última temporada, por ejemplo, con el consiguiente sufrimiento. Pero Dos metros bajo tierra o Breaking Bad, sin embargo, las vimos mi Conjunta y yo, a razón de tres y a veces cuatro capítulos de un tirón, día tras día. Por eso a Juan Poz se le ocurrió titular su crítica de Breaking Bad: Una película de 46 horas y 30 minutos o la atracción magnética de una obra de arte aristotélica. Los tres presentadores elucubraron un buen rato acerca de los valores de la obra de Lynch y, aun a riesgo de espoilear lo suyo, hicieron jugosas comparaciones entre el carácter hiperabstracto de la nueva Twin Peaks y el valor "local" de las primeras entregas. Fueron muchas y muy curiosas las noticias acerca de la obra y la persona de Lynch, sobre todo esa anécdota sobre la "fase preverbal" del director en su relacion con su primera esposa, con quien, al parecer, se comunicaba con gestos y sonidos inarticulados... Más allá de las anécdotas, a este espectador de la presentación le quedó el riguroso análisis del mundo de Lynch y la constante sensación de ser llevados por él al límite de la representación y de la deconstrucción de los códigos narrativos y fílmicos, una permanente transgresión vanguardista de todo sin tener un nexo directo con aquellas vanguardias, aunque compartiendo con ellas buena parte de su necesidad de evasión de lo que Ros etiquetó como la "lógica aristotélica". Me lo pasé muy bien, lo reconozco, pero ¿a quién no le ocurriría lo mismo si se hallara ante tres "fieras" de lo cinematográfico como ayer me hallé yo? A lo largo de este año he asistido a un curso de Historia del Cine, impartido por uno de los presentadores de ayer, Enric Ros, quien nos invitó a asistir a la presentación, lo que, ahora a posteriori, no puedo sino agradecerle mucho, porque, al margen de haber descubierto esta "biblioteca de las series", tan interesante, me permitió pasar una hora y media que contrató poderosamente con la alienación política que me ha supuesto seguir durante dos días interminables, castrianos, una moción de impostura que ha ido de la nada a la más alta cumbre de la miseria... En fin, pequeños actos como el de ayer marcan el pulso de la cultura viva de una sociedad, bastante más allá de sus estructuras políticas, que tienden a anquilosarlo todo con sus discursos demagógicos del odio, la revancha y la imposición. Aprendí mucho, disfruté más y ahora solo me queda leer el libro que me compré, claro, el de Mad Men.
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