El cagarro daurat... El zurullo
dorado...
He aquí un
asunto que parece haber nacido para alimentar estas humildes páginas, atentas,
por definición programática, a los prodigios de la vida cotidiana. ¡Por fin una
controversia a la altura de un pueblo culto y de un futuro estado
modélico! Que la escatología -acabo de ponerme el tuxedo (Del territorio que lleva el
nombre del jefe algonquino P'
tauk-Seet-though - "El Hogar del Oso", según información al alcance
de todo el mundo) expresivo- forma parte de la cultura popular catalana es algo
tan incuestionable que dudo mucho de que los obispos y mossenes que tan
enérgica y hasta judicialmente han protestado puedan llegar a entender el alto
honor que le han hecho a la religión católica y a la Moreneta en particular: la
han popularizado, humanizado y avecindado, aun más, si cabe, y con el mayor de
los respetos, porque al Olimpo Caganeril no accede cualquiera, y lo extraño es
que haya pasado tanto tiempo sin que haya entrado en él.
Ya la tenemos, y con un zurullo dorado
que me parece muestra de una delicadeza que no se aviene con el impulso
transgresor inicial que supone esta figura tradicional del belén. Lo suyo
hubiera sido, para humanizarla más, haberla significado, realzado es la palabra idónea, con unos moscones verdes posados
sobre el divino excremento y que mientras que con una de sus manos se alzara manto y túnica, con
la otra hubiera tenido la delicadeza de pellizcar la nariz del niño –como hizo
D.Quijote cuando Sancho se convirtió en caganer viviente ante los Batanes–,
todo ello en cuclillas, claro, que es como manda la tradición y con las
sagradas nalgas al aire. Puede entenderse que la hayan dejado en su actitud
sedente porque, como todo el mundo sabe, muchos tronos son también cagaderos.
Los mefíticos aires estatales, acaso
fortalecidos por la ingestión masiva de los Aromas de Montserrat, han
conseguido que en este rincón noreste de la Hispania romana ya no se entienda
nada de nada y que el baile de disfraces político se haya “encomanat” a
cualquier profesión, la religiosa incluida. ¿Cómo es posible, entendible,
comprensible, inteligible, etc. que la iglesia de los pobres no alce la voz
contra la creciente pauperización de la sociedad catalana y toquen a rebato
contra la supuesta blasfemia y quieran poco menos que llevar ante la
Inquisición a los festivos escatólogos populares que han cumplido con una
tradición milenaria –ésta sí que sí, no la defendida por el GH Mas (Nada
Honorable Mas)? Vivimos en el país de las preguntas, aunque algunas sean de
dificíliiiiiiisima formulación.
Sé que no te gusta que te recomienden libros. A mí me pasa algo parecido. Sugerencias tal vez, pero no recomendaciones. En todo caso que sepas que hay un libro delirantemente divertido titulado "El manicomio catalán" de Ramón de España, al que supongo conocerás. Tiene como subtítulo "Reflexiones de un barcelonés hastiado". No sé si estará en las librerías. Yo lo he comprado en versión digital. En todo caso, el caso de la "Verge caganera" tiene su qué. La cultura catalana ha tenido beatos morigerados (muchos) pero también ha tenido a Pitarra. Tal vez de esta línea ha salido esta virgen escatológica.
ResponderEliminarHay, Jose, dos Cataluñas opuestas, la del "seny" y la de la "rauxa", pero en estos tiempos de mixtificaciones, los paletos carlistas del trabuco se han disfrazado de "arrauxats" y, como bien señalas, todo se ha convertido en un sainete pitarresco. Leía los artículos de Ramón de España, y me divertían mucho. Luego intenté leer una novela suya y se me cayó de las manos. Como ese que me indicas debe de ser un ensayo, me atreveré...
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